Se considera que la tecnología es un instrumento indispensable para potenciar los procesos de enseñanza-aprendizaje, puesto que su correcta integración en los ambientes de aprendizaje en general, permite atender necesidades educativas puntuales de cada estudiante y favorecer el aprendizaje significativo de todos ellos. De la integración curricular de las tecnologías a los ambientes de aprendizaje surge el concepto de Aprendizaje Combinado o Blended Learning (B-Learning), definido por Bartolomé (2004, citado por Gómez-Zermeño y Alemán, 2011) como un modelo donde se combinan situaciones y recursos de aprendizaje basado en la tecnología, con recursos y actividades presenciales. De esta manera, el uso del b-learning no solo permite dinamizar los procesos de enseñanza-aprendizaje presenciales, sino que además, coadyuva al desarrollo de los objetivos planteados en el diseño instruccional.
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He preferido referirme al b-learning porque debemos adelantarnos a los efectos que esta situación actual traerá a la educación como proceso formal en nuestro país, en nuestra ciudad.
Somos una comunidad Educativa que tarde o temprano recibirá sus estudiantes, pero la educación como la conocimos nunca será igual.
La tecnología actual vino para quedarse y a nosotros nos toca alfabetizarnos en esa realidad. Nos toca dejar de lado nuestros esquemas mentales y adaptarnos o desaparecer. Lo lamentable es que no será de contado sino que será lentamente. Aprender o lo que es mejor desaprender.
Los niños y niñas que nos vienen llegan con todo el bagaje cultural del aprendizaje con los medios. No importa el estrato, así llegan. La escuela no puede ser túnel del tiempo al impedir que sigan aprendiendo conforme a sus ritmos y estilos. Nos toca entender ese ecosistema si queremos seguir siendo docentes en una escuela que o renace o muere.