Capítulo 30: Una sangrienta noche de emociones frenéticas

El carruaje acababa de doblar en una calle, con el cochero conduciéndolo muy despacio. De repente, este sintió un escalofrío en el cuello y se estremeció… Una daga que destellaba de luz fría se había presionado contra él. —Para el carruaje —murmuró alguien a sus espaldas.

Demasiado temeroso para no detenerlo, el cochero estacionó el carruaje al lado de la carretera mientras tiritaba de miedo. La daga colocada en su piel le cortó un círculo alrededor del cuello. El cochero logró presenciar que el joven lautamente vestido, que acababa de estar tan borracho que no podía distinguir entre hombres y mujeres, no tenía nada de embriaguez en ninguna parte de su cara. Dicho joven lo pateó del carruaje con una radiante sonrisa, pero antes de que tuviera tiempo de forcejear, varias figuras se lanzaron inmediatamente sobre él, restringiéndolo y amordazándolo.

Jing Qi jugó con la daga que sostenía, le echó un vistazo y le dijo al par de guardias imperiales:

—El hermano Zishu ya había descubierto la ruta por la que nos iba a llevar hoy. No tiene sentido dejarlo vivo. Mátenlo para ahorrarnos el problema.

Uno de ellos dio un paso al frente ante la orden, desenvainando el sable en su cintura. El cochero rápidamente hizo todo lo posible por liberarse. Fuera adrede o por suerte, lo que le bloqueaba la boca se descorrió por el impacto. —¡Perdóneme la vida, príncipe! —gimió—. Este humilde solo fue contratado por esa mujer, no sé nada... ¡Perdóneme!

El guardia se detuvo en seco y miró Jing Qi, como si estuviera esperando órdenes.

Jing Qi se sacudió las mangas con impaciencia. —¿A quién estás tratando de engañar? ¿Realmente pensaste que este príncipe bebió demasiado? Esa Su Qingluan es empleada del segundo Helian. Ahora reveló que quiere que nos silencien, así que ¿cómo podría hacer algo tan poco sofisticado como gastar dinero para contratar a alguien? Continúa, no dejen que siga lloriqueando. Escucharlo es fastidioso.

—Lo mal entendió, príncipe —dijo apresuradamente—. En verdad, este humilde no es empleado del segundo duque. Este humilde solía ser un taoísta del monasterio Huaxiu y fue el líder de los chamanes negros el que me hizo hacer esto...

—¿No acabas de decir que era una mujer? No has dicho media frase de palabras verdaderas. ¿Qué diablos están mirando? ¿Las palabras de este príncipe son solo pedos en el viento? ¡Córtenlo!

Las palabras del cochero se apilaron con extrema velocidad. —El líder de los chamanes negros también es una mujer, ah... Aaaahhh, Señor, ¡perdóneme la vida, por favor, por favor!

Wuxi se sorprendió un poco. Tampoco había visto nunca a esta misteriosa líder, así que agitó la mano. —Escucha lo que tiene que decir primero. ¿Dijiste que el líder es una mujer?

El sable del guardia estaba suspendido a ni siquiera una palma de su coronilla, lo que rápidamente provocó que el cochero se orinara en los pantalones del susto. —S-sí... la mujer sospechaba de Su Segunda Alteza. Este humilde los escuchó discutirlo en secreto y decían que sospechaban que los había confinado en el monasterio porque temía que causaran problemas y lo implicaran. También... también dijeron que Su Segunda Alteza definitivamente los silenciaría en el futuro. Después de eso, la líder elaboró un plan, y camuflándolo como de parte de Su Segunda Alteza, hizo que este humilde engañara a la señorita Qingluan para que monitoreara de cerca el paradero del príncipe y el joven chamán. Podrían entonces matarlos a ustedes dos sin una palabra de despedida y él nunca lo descubriría...

Los ojos de Wuxi se entornaron. —¿Matarnos… a nosotros dos?

Jing Qi resopló suavemente. "Elaboró un plan". Estos chamanes negros realmente eran asesinos vulgares oriundos del campo. Si no causaban estragos, ¿cómo el segundo Helian, que día y noche soñaba con una larga vida inmortal y también estaba obsesionado con las cosas paganas, podría estar reacio a realmente ponerlos en acción? Lo más probable es que esta vez se enfurezca de humillación.

Además, esa Su Qingluan... realmente se pasaba de lista.

—Sí, sí, ah, la señora chamana negra le ordenó a la señorita Qingluan hacer que ambos tomaran el carruaje que yo conducía. Los llevaría al pequeño camino fuera de la puerta Chengwu, usaría tres latigazos sucesivos como señal secreta y entonces se abalanzarían todos a la vez. Dijeron que... esta vez participarían todos, ni siquiera el más venerable podría esquivarlos. Una vez que terminaran la masacrare, usarían la noche para huir.

Jing Qi y Wuxi intercambiaron una mirada. El primero respiró hondo y se frotó las sienes. —En serio... Ayy, el hombre propone, pero cielo dispone —dijo con una sonrisa—. De haber sabido que este era el caso, no te habría hecho doblarte y ceder con lo de Helian Zhao...

El cochero tiritaba mientras los miraba. —P-p-prín... príncipe, yo...

Jing Qi inclinó la cabeza para mirarlo. —¿Tú qué? En el instante en que este príncipe te asustó, lo dijiste todo. Por supuesto que te tengo que silenciar ahora.

Le dirigió un vistazo al guardia. Alguien volvió a bloquear rápidamente la boca del hombre y el sable cayó...

Jing Qi ni siquiera miró la carne muerta y podrida en el suelo mientras le sonreía a Wuxi. —Joven chamán, ¿estás listo para ir a la primera línea?

Wuxi ya había sacado su garfio, sonriendo fríamente sin decir nada.

No mucho después, Ashinlae trajo a la cita a los guerreros de la residencia del joven chamán. Jing Qi les dejó a algunos de sus propios guardias imperiales a Wuxi, se llevó a Ping'an y regresó por un camino diferente.

Después de todo, este era un problema para los de Nanjiang. Con el orgullo de Wuxi, intervenir hasta este punto era más que suficiente.

Los chamanes negros habían estado al acecho durante un buen tiempo. El rocío de la noche otoñal se había congelado en el aire y amenazaba con caer. Aunque el frío era penetrante, no parecían sentirlo: esperaban allí inmóviles.

No se sabía cuánto tiempo pasó antes de que un carruaje emergiera temblorosamente de la niebla capitalina. Aun así, no actuaron a ciegas sin pensar. Esperaron pacientemente a que el galope del carruaje se acercara hasta que pudieran ver claramente la cara familiar del cochero.

En ese momento, el cochero levantó el látigo que sostenía y lo agitó nítidamente tres veces en el aire...

Había llegado la hora de la cacería.

Veintitrés chamanes negros saltaron al mismo tiempo. El cochero, temblando de miedo, salió rodando del carruaje y se escondió en una esquina. Nadie le prestó nada de atención. Las flechas envenenadas pronto llenaron el compartimiento y lo convirtieron en un erizo. Los que estaban dentro prácticamente ni siquiera tuvieron tiempo de gritar, ya se habían ido a ver a Iama.

En ese segundo, una vigésimo cuarta persona salió de la oscuridad. Pese a que su cuerpo estaba envuelto de ropa negra, por su figura todavía se podía notar que era una mujer. Se acercó personalmente, y con un levantamiento de la cortina del carruaje, el hedor de la sangre le atacó las fosas nasales. Solo había un muerto dentro.

El corazón de la mujer se contrajo y sintió vagamente que algo andaba mal. Agarró el cabello del muerto y lo arrastró hacia afuera... ¡Los asesinos casi gritaron del susto, pues el muerto era precisamente el cochero que acababa de bajar!

Si el verdadero cochero ya estaba muerto, entonces esa cara y ese tipo... ¡¿Quién fue ese de recién?!

La mujer soltó rápidamente el cadáver. ¡Pero quién diría que el cadáver de repente se incorporaría de manera extraña y una mano azul cubierta de sangre le agarraría la muñeca!

—¡Cadáver de sangre parasitario! —gritó alguien.

Tan veloz como un rayo, su propia mano se tornó púrpura. Tomó la pronta decisión de cortarla inmediatamente con una espada, con la sangre salpicando unos cuantos chi. —¡Vámonos! —chilló.

Los pasos resonaron por toda la bifurcación y los guerreros de Nanjiang salieron de todas direcciones. Ese extraño "cochero" se mezclaba entre la multitud, con el atisbo de una sonrisa indescriptiblemente extraña y grotesca en su rostro, como si su piel no fuera más que un dibujo delgadísimo.

La puerta Chengwu. El Gran Fundador había decapitado al ultimo emperador de la dinastía anterior aquí. El Fundador II libró un golpe de estado y mató a su propio hermano mayor aquí. El generalísimo Si −de la época del difunto emperador− había tramado una rebelión y reunido las tropas, rehusándose a comportarse con dignidad. Lo trajeron aquí con engaños, donde él y el ejército rebelde fueron asesinados a tiros por un desorden de flechas. Con el cuerpo repleto de incontables flechas, aun así caminó más de diez pasos al frente, gritando que "el cielo y la tierra eran desalmados por haber permitido que un gobernante incompetente le hiciera daño".

Bajo los pies había innumerables losas de basalto de tres zhang de largo y tres zhang de ancho, con sangre dentro de sus grietas que nunca se había podido limpiar.

Un vencedor venerado, un perdedor muerto. Esta era la escena de una contienda mortal.

Toda la capital se encontraba durmiendo o en medio del carnaval.

Con la sangre fluyendo por todo el suelo, la mujer sabía que ahora no tenía una vía de escape. Todos estaban muertos y solo ella restaba. Ambas manos habían sido cortadas, una por ella misma, la otra por la contraparte durante la lucha. Pronto vio al joven caminar pasó a paso, con la mitad de su cuerpo empapado de sangre, mirándola condescendientemente desde las alturas. Dicho joven estiró suavemente la mano y le quitó el velo.

—No esperaba tener la suerte de ver la verdadera cara de la líder de los chamanes negros —dijo.

La mujer se rio miserablemente. Abrió la boca para hablar, pero pillándola desprevenida, Wuxi le agarró el cuello. Su penetrante carcajada se detuvo en vano. Sus ojos comenzaron a protuberar poco a poco de sus cuencas y su hermoso rostro se tornó violeta. Mientras sus piernas se torcían y forcejeaban sin cesar, un sonido de gorgoteo salía de su garganta.

—Sé que todos los líderes de los chamanes negros tienen un insecto parasitario conocido como Grillo de la Venganza dentro de sus cuerpos —dijo fríamente Wuxi—. Cuando su anfitrión está a punto de morir, se escurre de la garganta tan rápido como un rayo. Los que infecta se convierten inmediatamente en cadáveres líquidos y mueren. El único método para lidiar con él es estrangular el cuello del anfitrión y sofocar al insecto dentro, de este modo...

Los ojos de la mujer se abrieron de par en par y dejó de moverse. Un hedor repugnante se extendió. Se pecho se derritió repentinamente tanto en ropa como en carne hasta que sus huesos quedaron a la intemperie. Incluso ellos se estaban derritiendo a un ritmo visible a simple vista. Wuxi la soltó suavemente y dejó que su cadáver cayera al suelo.

—De este modo, el insecto perecerá junto con el huésped, licuándose juntos.

Limpió la sangre de su garfio en su ropa y les hizo señas a Nuahar y Ashinlae.

—Ocúpense de la limpieza aquí. No dejen rastros.

Alguien se acercó en otro carruaje. Wuxi se subió y de repente recordó algo. Miró hacia el cochero que se hacía pasar Lú Yu. El hombre aún no se había recuperado de haber estado dentro de la sangre y la crueldad de la lucha de Nanjiang, con el asombro patente en sus ojos.

Wuxi le asintió. —Dale las gracias al señorito Zhou en mi nombre. Independientemente de lo que haya discutido con el príncipe, siempre le deberé un favor. Si puedo ser útil de alguna manera en el futuro, que no dude en decirlo —manifestó con cierto agotamiento.

Lú Yu se inclinó profundamente en su dirección. Solo ahora entendió genuinamente al joven chamán y qué tipo de persona era el futuro gobernante de Nanjiang... O sea, era objeto de reverencia casi divina en los corazones de cientos de miles de personas allá. A pesar de que se encontraba en una tierra extranjera y no era más que un joven que aún no había extendido las alas, definitivamente no lo podían despreciar.

Las personas que vivían en las omnipresentes montañas y bosques, si eran amigos, eran los amigos más leales. Si eran enemigos, eran los enemigos más feroces.

Cuando Wuxi regresó a su residencia, era casi de madrugada. Se lavó apresuradamente el hedor de la sangre, el alcohol y los cosméticos empalagosos y se fue a la cama a descansar. La pequeña serpiente salió de debajo de la almohada y se enrolló familiarmente a su lado para parasitar su calor. Quizás fue porque estaba exhausto o porque el vago temor en su corazón se había ido, pero se quedó profundamente dormido casi tan pronto como su cabeza tocó la almohada.

De alguna manera, dentro de la neblina, apareció de repente fuera de una puerta de madera tallada. Pensó que era familiar, pero en estos momentos no podía recordar la razón. Al abrirla y entrar, había una enorme cama dentro de la habitación, con la cortina suelta y una vaga figura sentada en ella.

Su garganta de repente se apretó un poco. A medida que caminaba lentamente hacia la cortina, sus latidos se volvían cada vez más rápidos.

Usó la mano para levantarla poco a poco, viendo a una persona solitaria sentada allí. Sus rasgos eran indistintos, pero sentía inherentemente que eran muy atractivos. Lo extraño era que tenía la cabeza repleta de cabello blanco similar a un montón de nieve, la cama estaba saturada de él. Después de inclinarse, tomó delicadamente un mechón de ese cabello y lo sostuvo en la mano. La otra persona de repente le rodeó el cuello. Unos labios algo fríos cayeron en la punta de su nariz y la comisura de su boca, junto al ataque de un aroma agradable en su nariz.

También sentía que esto era un poco familiar, pero aun así no podía recordar la razón. Sus sesos se habían molido en una olla de puré, e incapaz de controlar sus emociones, extendió la mano para abrazar su cuerpo y empujarlo hacia abajo...