三生罪,风铃泪 por 紫芯玉

Tres vidas de tribulación; una campana de viento trae lágrimas

Maté innumerables personas en el transcurso de mi vida y terminé muriendo con miles de flechas atravesadas en mi corazón.

Mi alma aterrizó en el infierno. Sus dieciocho niveles parecían hechos para mí.

Sonreí débilmente. —Si tengo que ir al infierno, entonces que así sea. Como una general de la nación, era mi deber defender a mi país. Morí por mi país y fue una muerte noble. Estoy bien, incluso si tengo que entrar a los dieciocho niveles.

Solo para ver a Iama suspirar y decir:

—Han Lingling, has acumulado graves pecados y matado a muchas personas. Deberías haber sido arrojada a los dieciocho niveles para que nunca te volvieras a reencarnar como humana. Sin embargo, ahora tienes la oportunidad de elegir un castigo alternativo: "tres vidas de tribulación".

—¿Qué clase de tribulación?

Tenía dudas, ¿cómo podría haber otra oportunidad para mí?

Con una expresión seria, Iama suspiró una vez más.

—El castigo de las "tres vidas de tribulación" es ser arrojado de regreso al mundo mortal para sufrir tribulaciones por tres reencarnaciones. Puede que seas completamente abandonada por tu familia y amigos o que tu familia sea completamente arruinada y asesinada. Después de atravesar estas tres vidas y comprender el sufrimiento del mundo, obtendrás la oportunidad de reencarnarte en una nueva vida. ¿Estás dispuesta a asumir este castigo?

Al escuchar eso, me arrodillé apresuradamente y me postré tres veces ante Iama, con la alegría levantándose en mi corazón.

—¡Gracias, Su Señoría!

Así, me reencarné en una familia normal. Una pareja honrada con un niño pequeño.

Los primeros años fueron corrientes, pero llenos de los dolores de la pobreza. Cada día, aunque apenas había suficientes gachas para llenar nuestros estómagos, también tenía un hermano pequeño que alimentar. Los cuatro vendíamos verduras para ganarnos la vida.

Llamaba a la mujer amable y gentil mi madre, mientras que el adorable niño era mi hermanito.

Pero los años pasaron rápido y un día los bandidos invadieron el pueblo. En un abrir y cerrar de ojos, yo era la única que quedaba de mi familia.

Pensando que este debía ser mi castigo y estaba destinada a sufrir y todo era falso, pensé que simplemente no podía importarme.

Pero cuando el jefe de los bandidos levantó a mi hermanito de tres años y lo atravesó con una espada, no pude evitar forcejear y luchar contra ellos.

En ese entonces tenía solo diez años más o menos y mi pequeño cuerpo salió volando con una patada.

Vi que la cara del jefe bandido era extremadamente melancólica, parecía joven también. Aun así, su guapo rostro se retorcía en una mueca cruel.

Me llevó de regreso a su fuerte para ser su sirvienta. Mató a toda mi familia, pero aún quería que le sirviera día y noche.

Después de que evitara mis innumerables intentos de asesinarlo, me enojé y maté a su esposa en su lugar.

En esa vida.

Mi cuerpo fue gravemente mutilado, me encontraba en mi último aliento. Me arrancó los brazos para alimentar a los perros y las piernas también.

No podía morir, pero no vivía. Mi rabia continuó durante toda una vida y no pude reconciliarme con mi destino.

No podía vengarme, no podía liberar mi odio, no podía soportar el dolor.

Sabía que este era el sufrimiento que tenía que soportar, pero el dolor que sentía era real. Mi familia se había ido y se sentía tan real. Fue una vida tan larga.

Tenía un miedo mortal de tener que volver a enfrentar ese tipo de sufrimiento, así que a la edad de dos años, me escapé de casa.

Tenía miedo de que mi familia se viera envuelta en mi castigo, pues esta era una vida real. Estaba cerca de los cien años de edad, todo se sentía demasiado real.

Temerosa de las multitudes, me quedé junto a mi solitario ser.

Todavía era joven cuando me fui de casa, así que solo podía sobrevivir pidiendo al borde de la calle.

En aquel entonces, conocí a una niña que pedía conmigo. Yo era una huraña solitaria, mientras que ella era vivaz y alegre. Siguió pegándose a mi lado, diciendo que era mejor tener un compañero cerca.

Sabía que la desgracia me seguiría a donde quiera que fuera, así que seguí intentando distanciarme de ella, escapar de ella. No quería que saliera lastimada por mi culpa.

Sin embargo, seguía diciendo:

—Incluso si somos mendigas, no podemos prescindir de un compañero.

Le dije que estaba destinada a traer desgracia a cualquiera a mi alrededor.

Entonces, dijo:

—Si fuera suertuda, no estaría pidiendo por aquí. De hecho, yo también tengo mala suerte.

Se acercó a mí con una gran sonrisa en su rostro. La luz del sol que atravesaba las nubes de arriba le iluminó la cara, lo que me permitió sentir calidez una vez más.

Así, las dos terminamos como compañeras al final. Pasamos nuestros días bastante felices.

Lo que no esperé fue que mi fuga no alejara a mi familia del desastre. Todos y cada uno de ellos terminó muerto.

Aturdida, vi el gran incendio quemar todo en aquella mansión. Yo me escondía en un rincón lejano y las lágrimas fluían por mis mejillas.

Ese día, la abandoné apresuradamente, temerosa de que se viera atrapada en mi tribulación.

Pero me volví a encontrar con ese hombre. Ese hombre cruel de mi vida anterior que me había desmembrado todas las extremidades.

Como si tuviera algún tipo de rencor conmigo y me odiara hasta el extremo, tanto que tuvo que empujarme a sufrir en mis dos vidas.

Cuando lo vi, me dijo que yo era la pequeña señorita en fuga de esa mansión y que él le guardaba un profundo rencor a mi familia.

Tenía mucho miedo y estaba llena de aversión, pero no podía suicidarme, eso iba en contra de las reglas.

Pensando que simplemente me quitaría la vida, me arrodillé y le supliqué que me matara para terminar esta tribulación antes de tiempo.

No obstante, dijo:

—He luchado en la puerta de la muerte durante tanto tiempo, ¿cómo podría dejarte morir así como así? Como eres la última y afortunada sobreviviente, entonces deberías probar mi sufrimiento de ese entonces.

—¿Q-qué quieres hacer? —temblé ligeramente en tanto hablaba.

Sonrió dulcemente. —Escuché que siempre te has estado escondiendo en ese montón de mendigos y hay una niña ahí de quien eres cercana. ¿Por qué no miras cómo sufre?

Quedé estupefacta y horrorizada. Pedí piedad sin cesar, muerte, pero aun así la capturó y la trajo.

Vi cómo había sido torturada hasta el punto de que su carne quedó mutilada, cómo su lindo rostro quedaba cubierto de lágrimas. Cuando me vio, esa niña tonta aun así logró sonreír y preguntar:

—¿Por qué estás aquí?

Quería decirle que lo sentía, que yo la había arrastrado a este desastre, pero siguió hablando. —Fui a robar dos bollos hace un momento y me atraparon. Debo haberte metido en problemas también, lo siento...

Dicho eso, sacó dos bollos. Mordió uno y tiró el otro a mi lado.

Vi que ni siquiera había terminado de tragar esa mordida antes de dejar de moverse.

En un instante, mis lágrimas cayeron. Arremetí contra ese hombre malvado, con las emociones despiertas.

Tal vez al ver que yo sería difícil de tratar mientras mi espíritu estuviera alrededor, un solo golpe de su espada me atravesó la cabeza.

Al fin llegué a la tercera vida, pero todavía no se me permitía continuar con la próxima.

Llena de recelo, caminé de un lado a otro cerca de la Rueda de la Reencarnación y los cuestioné sin parar. Nadie me dio pistas y solo me dijeron que esperara a alguien.

Miré hacia atrás sin querer y vi una cara familiar. Mientras lo veía caminar lentamente hacia mí, el odio burbujeó desde las profundidades de mi corazón. ¡Era él!

¡Ese extraño que me había torturado durante dos vidas!

Me precipité e intenté golpearlo, pero esquivó mis golpes con rapidez. —No soy humano, soy simplemente un extraño aquí para ayudarte con tus tribulaciones.

—¿Qué quieres decir con ayudarme? En mis dos vidas, mataste a toda mi familia. En una vida, me arrancaste las extremidades y mataste a mi hermano de tres años. ¡En la otra, quemaste a toda mi familia y torturaste a mi mejor amiga! ¿Cómo se considera esto ayuda?

Lo fulminé con la mirada, enojada, con las lágrimas cayendo mientras hablaba.

Pero dijo:

—Han Lingling, te estoy ayudando con tus tribulaciones, soy Ling...

—¡A la mierda tu ayuda! ¿Qué tratas de decir aquí? Tengo otra vida de tribulación que sufrir, ¡no me estorbes!

Mostró una expresión lastimada. —Tus dos primeras vidas fueron solo un bocado de sufrimiento. En tu última vida, finalmente experimentarás un dolor real —dijo.

Retrocedí abruptamente un paso hacia atrás, impaciente y perturbada. —¿Cómo vas a torturarme ahora?

Entonces, me sonrió vagamente. —Estoy aquí para darte una oportunidad. Puedes intentar aceptar este desafío. Si lo intentas, puedes saltarte esta última tribulación, beber un cuenco de sopa de Meng Po y volver a ingresar a la Rueda de la Reencarnación. Si no estás dispuesta a intentarlo, entonces tendrás que continuar con tu última tribulación. Sin embargo, tengo que decirte que en tu última tribulación, serás vendida a un burdel y tendrás que experimentar a miles de hombres...

Entré en completo pánico en una fracción de segundo. Me reí con amargura. —¿Siquiera tengo opción? ¿Cómo intento este desafío?

—Mátame y puedes saltarte tu última tribulación. Si no logras matarme, entonces tendrás que continuar con esta última.

Habló lentamente y arrojó una daga a mis pies mientras lo hacía. Esa leve sonrisa suya era como una burla para mí.

¡Lo odiaba demasiado! ¡Quería cortarlo en pedazos y arrancarle todas las extremidades!

No obstante, cuando recogí la daga, una explosión de familiaridad borboteó de mi corazón. ¿Este hombre era realmente solo un extraño para mí?

Al recordar a mi hermano de tres años, mi familia ordinaria y a esa niña sencilla y amable, apreté la daga con fuerza. En ese instante, todo mi odio surgió y lo apuñalé.

No se defendió. Su rostro sonriente brillaba como una flor floreciente. Como si la daga en mis manos estuviera hecha para matar fantasmas y almas, esa puñalada hizo que su alma se desvaneciera de toda existencia con un rastro de amarga agonía.

Una campana de viento de repente cayó al suelo donde había estado de pie. Me agaché para recogerla.

¿Por qué esta campana parecía tan familiar?

Después de sufrir mis tres vidas de tribulación, Iama me dijo que al fin podía reencarnar en una nueva vida.

Aferrándome a esa campana de viento en mis manos, llena de dudas, quise preguntar sobre ese joven, pero no pude hablar.

Olvídalo, al fin sufrí mis tribulaciones y mi corazón quedó lleno de dolor. Bien podría ir con Meng Po por ese cuenco de sopa y olvidar todo lo que sucedió.

Entré al Puente de la Impotencia, pero vi una cara familiar. Esa persona que los mensajeros fantasma retenían, ¿no se parecía a ese joven que amaba cuando aún era una general?

Eché un vistazo al cuenco de sopa de Meng Po en mis manos y luego le pregunté:

—Meng Po, ¿por qué ese joven no viene a tomar esta sopa?

Meng Po lo miró y suspiró. —¿Ese joven? Fue el emperador de una nación. Murió un poco temprano con demasiada sangre en sus manos, por lo que probablemente entrará a los dieciocho niveles.

Con un golpe seco, el cuenco en mis manos cayó al suelo. Lo perseguí apresuradamente sin siquiera mirar a dónde me dirigía, presa del pánico. ¡Esa debe ser su reencarnación!

Debió haber reencarnado una o dos veces mientras yo me sometía a mis tres tribulaciones. Se convirtió en un emperador en esta vida, por lo que ya no era "él", pero en esa vida pasada, ¡era mi prometido!

En aquel entonces, yo era una general de la nación, mientras que él era el hijo mayor del primer ministro. Estábamos comprometidos y nos llevábamos bien.

Había pensado casarme con él una vez que volviera victoriosa, pero ¿quién diría que terminaría muriendo en el campo de batalla y me separaría de él, así como así?

Lo amaba mucho y era como mi savia. ¿Cómo podría ver cómo su alma entraba a los dieciocho niveles para nunca volver a reencarnar como humano?

¡No! ¡Simplemente no puedo!

Fui a ver a Iama otra vez y le pregunté si podía exonerar a ese joven del castigo de entrar a los dieciocho niveles.

Negó con la cabeza, diciendo que no.

Luego le pregunté a Iama cómo yo pude ser exonerada, mientras que él no. Probablemente habíamos matado a la misma cantidad de personas, ¿verdad?

Suspiró. —Tu caso es diferente.

—Dado que es diferente, ¿puedo tomar su lugar en los dieciocho niveles? —volví a preguntar.

Iama negó con la cabeza una vez más. —No puedes tomar su lugar, pero puedes ayudarlo.

—¿Cómo lo ayudo? —pregunté con recelo.

—Borra todo recuerdo de tu existencia en todas sus vidas. De ahora en adelante, no te recordará ni te reconocerá. Usa los hermosos recuerdos de tus vidas anteriores y cambia su castigo de someterse a los dieciocho niveles a tres vidas de tribulación. En estas tres vidas, no te recordará ni te reconocerá. Tendrás que convertirte en su mayor enemigo y usar los métodos más crueles para ayudarlo a superar esas tres tribulaciones.

Después de una breve pausa, Iama entonces dijo:

—Cuando llegue la tercera tribulación, puedes darle una oportunidad. Si no te mata, experimentará una tribulación más. Después de tres vidas, tanto tú como él saldrán ilesos. Si te mata, podrá saltarse su última tribulación y sufrir una vida menos. Si eso sucede, el precio de ayudarlo a disminuir el castigo de sus pecados será la desaparición total de tu alma.

Cuando terminó de hablar, como un chorro de agua fría, un dolor punzante me despertó abruptamente.

Las últimas palabras que ese joven extrañó, pero familiar dejó resonaron de repente en mis oídos.

"Han Lingling, te estoy ayudando, soy Ling..."

¿Ling?

Levanté apresuradamente la campana de viento en mis manos, solo para escuchar a Iama hablar lentamente:

—¿Y? ¿Todavía quieres ayudarlo?

En conflicto, sonreí con amargura y mis labios se separaron un poco. De repente me dolió el corazón, pero me postré tres veces seguidas.

—Su Señoría, por favor concédame las tres vidas de tribulación. Estoy dispuesta a ayudarlo durante las tribulaciones.

Mientras hablaba, mi mente se llenó de imágenes de ese supuesto extraño, ese joven.

"En tu última tribulación, serás vendida a un burdel..."

"Mátame, y puedes saltarte tu última tribulación..."

"Mátame..."

Al igual que ese "extraño" que me había ayudado en mis tribulaciones, ayudé a mi amado a través de dos vidas.

Justo como yo había odiado a ese hombre antes, cuando me vio, apretó los dientes de odio.

En su tercera vida, debió perder a su familia y convertirse en un eunuco. Escuché que si se convertía en un eunuco en una vida, enfrentaría algunos problemas en las próximas.

No podía soportar que enfrentara ese destino, así que antes de que comenzara su tercera vida, le dije cómo podía saltarse su última tribulación.

—Mátame y puedes saltarte tu última tribulación. Si no logras matarme, entonces tendrás que continuar con esta última tribulación —dije.

Sus ojos se llenaron de hostilidad. Recogió la daga que le lancé y me atacó sin vacilación, apuñalándome el pecho.

En ese instante, sorprendentemente, no sentí dolor alguno.

Solo sentí que mis pecados eran demasiado pesados.

Así, mi alma se dispersó y se desvaneció de la existencia.

Una sola lágrima rodó por mi mejilla, silente.

La campana de viento cayó al suelo donde alguna vez estuve de pie.

¿Quizás nadie pudo recordar el tiempo de ese entonces?

Ese año.

Un niñito estaba de cuclillas debajo de las ramas de un árbol, temblando mientras lloraba.

Era el segundo hijo del primer ministro, y porque había sido cobarde desde su nacimiento, los demás siempre lo amedrentaban.

Cada vez que era amedrentado, siempre se escondía aquí para llorar en secreto.

Una niña lo encontró.

Lo consoló.

—¿Oh? ¿También tienes un "ling" en tu nombre? Entonces, ¿te gustan las campanas de viento?

—¡No llores más, no es bueno que los niños lloren! ¡Toma, te regalo una campana de viento! Si alguien intenta amedrentarte la próxima vez, ¡ven a buscarme!

—¡Oh, cierto, mi nombre es Han Lingling!

La conocía.

Había estado comprometida con su hermano mayor desde que eran pequeños.

¡Cómo podría no conocerla!

Claramente era una niña, pero siempre actuaba tan varonil.

¡Era solo una niña, pero tuvo que seguir a los demás y dirigirse a los campos de batalla!

¿Y murió, así nada más?

Incluso dijo que lo protegería.

Al final, ¿no tenía él que protegerla a ella?

Por suerte, todavía tenía esa campana de viento.

Por suerte, aún quedaba un "hasta pronto".

La ayudaría durante tres vidas de tribulación.

Sin embargo, al final... todo se desvaneció en el aire.