告解 por 罗开

La confesión

—Matthew, a pesar de que las cosas se ven así, sabes la clase de persona soy. Un ciudadano ejemplar. Lo peor que he hecho fue antes de graduarme, cuando dormí en la sala de conferencias con mi edredón. Incluso en ese momento, eso se debió a que el calefactor de mi departamento se rompió, y como era Pascua, nadie estaba dispuesto a repararlo en una cantidad de tiempo razonable...

—Sí, lo sé. Eras el estudiante más honrado, todos en nuestro año lo sabían.

—Así que este incidente fue completamente accidental, lo juro. Siempre he sido una persona honrada y un creyente devoto... Aunque nunca voy a la iglesia excepto en Nochebuena, respeto plenamente la cruz y los Diez Mandamientos, tanto como respeto la Convención Europea de Derechos Humanos.

—Lo sé, querido Werner, lo sé. Ahora entrégame tu copa, creo que ya has bebido suficiente de ese coñac.

—Lo que necesito es tu ayuda, Matthew —continuó Werner, ignorándolo. Sus ojos cerúleos estaban vidriosos y las lágrimas amenazaban con derramarse—. Todo esto fue solo un desafortunado accidente, el destino gastándome una broma cruel. ¡Ni siquiera tengo un abogado! Podría haberle pedido a Connery, el abogado de mi padre. Solía ayudarlo a actualizar su testamento tres veces al año, después de todo. Y entonces, el mes pasado, falleció. ¡Ni siquiera dejó un sucesor!

—Como dije antes, puedes confiar en mí. Aunque en estos momentos estoy trabajando como abogado de divorcios, aun así, completé casi todos los cursos de derecho básico en la universidad, incluida la ley penal y fiscal.

Matthew estiró el brazo y palmeó de manera reconfortante la mano de su antiguo compañero de clase y después Werner la sostuvo firme y agradecidamente contra su pecho.

—Cuéntame todo sobre el incidente.

—Bueno, Matthew. De acuerdo... ¿puedo tomar otra copa de coñac?

Werner le parpadeó lastimosamente. No parecía tan borracho para Matthew, pero aun así no pensaba que debería ceder ante su pedido. Desde que Werner bebió su primera copa hace veinte minutos, su conversación no había progresado en absoluto, simplemente había ido en círculos.

—Bien. Así es como es. Matthew...

Matthew miró a Werner, expectante.

—...¿Me meterán a la cárcel?

Matthew sintió instantáneamente que su paciencia ya corta se marchitaba.

Sin embargo, se contuvo y dijo:

—Werner, primero tienes que decirme qué sucedió realmente. Solo después de eso podré decirte si lo que hiciste es legal, si necesitas un abogado defensor o si tienes que entregarte en la estación de policía.

—Pero no quiero ir a la cárcel. ¡He oído que los otros presos profanan los agujeros de los delincuentes sexuales!

—¡¿Violador?!

Casi tan pronto como Matthew gritó la palabra con incredulidad, una mano blanca y delgada le cubrió la boca.

—¡Shh! ¡Matthew! —dijo con horror—. Son las doce y media, ¿quieres despertar a los vecinos?

—Pero violación, ¡Dios mío! —dijo Matthew, finalmente logrando liberarse de la mano de Werner pegada a su rostro. Si hubiera sido más lento, probablemente lo habría matado de asfixia y entonces no habría sido necesario lidiar con este incidente de "violación". La cadena perpetua solo se podía sentenciar una vez, después de todo.

—¡Matthew, prometiste ayudarme!

—Pero Werner, lo que estás diciendo es... ¡es violación!

—¡Hace menos de cinco minutos, juraste que sin importar qué, seguirías siendo mi mejor amigo! ¡Que no importa qué crimen hubiera cometido, nunca nos abandonarías a mí y a nuestra amistad! 

—¡Pensé que querías decirme que habías intentado hacer algo como falsificar alguna información en tus informes de impuestos o falsificar un permiso de estacionamiento! ¡Pero no una violación!

Matthew todavía no había salido de su conmoción ante Werner. Mientras seguía observando los rizos dorados de este último y, ciertamente, su hermoso rostro, sintió que la cabeza le daba vueltas.

—¡Como te dije, todo fue un accidente! Absolutamente, definitivamente, cien por ciento por accide... Espera, ¿cómo sabías que quería falsificar un permiso de estacionamiento para así poder estacionarme en la entrada de la empresa? —preguntó con recelo.

—Porque ese es el peor crimen en el que te puedo imaginar —dijo Matthew antes de alcanzar la botella de coñac y tomar dos tragos sucesivos. Después de hacerlo, se sintió un poco mejor—. ¡Pensé que eras alguien que nunca cometería un crimen tan grave, esto es una violación!

—¿Tienes que agregar esa palabra al final de cada oración? —preguntó Werner.

Arrebató la botella de coñac de la mano de Matthew y la volvió a colocar sobre la mesa.

—¡Ahora, déjame terminar mi historia! Aún no estoy seguro de si lo que hice fue realmente considerado violación, de lo contrario no habría necesitado buscarte.

—Esta noche, como cualquier otra noche, me estaba preparando para salir del trabajo después de terminar mi llamada telefónica contigo. Eran las ocho y media de la noche y todos ya se habían ido de la oficina. Pero me di cuenta de que me había olvidado de tomar un documento, así que volví a mi oficina y cuando abrí la puerta...

—Inesperadamente, había alguien sentado dentro...

Matthew esperó el resto de la oración con la respiración contenida.

—Ack, espera, me equivoqué. Este incidente en realidad no comenzó esta noche, sino más bien hace cinco meses. Matthew, para que puedas tener una comprensión clara de la situación, necesito explicarte las cosas a partir de hace cinco meses.

Matthew sintió inmediatamente que un dolor de cabeza se avecinaba. Mirando a Werner, comenzó a dudar si escucharía el punto principal de la historia antes del alba de mañana.

—Hace cinco meses, cuando mi secretaria, Christina, presentó licencia por maternidad, tuve que encontrar un reemplazo temporal. Es un chico guapo, alto, aproximadamente media cabeza más alto que yo... Su cabello es de un dulce color castaño, mi color favorito. Y sus ojos son de un azul grisáceo muy claro, como si hubiera una misteriosa niebla en ellos cuando te mira.

Matthew se movió torpemente en el sofá cuando escuchó la continua descripción de Werner de la apariencia del hombre. La sensación inquietante que esta emitió le hizo sentir incómodo. Es más, no podía entender la razón por la que Werner le estaba diciendo esto o qué tenía que ver con la conversación, dado el feo crimen que se había mencionado antes.

—Cuando mira los documentos con atención, sus ojos se oscurecen un tono, similar al amanecer del invierno, la niebla en sus ojos se profundiza y cristaliza misteriosamente. Cuando lo llamo, levanta la mirada y me sonríe, la niebla congelada se aclara y el sol sale por el horizonte. Ese brillo dorado es tan reluciente que llena la habitación. ¿Sabes lo que intento decir?

Matthew dijo secamente:

—Lo siento, no estoy seguro de entenderlo. Tu nuevo secretario... ¿cómo se relaciona con el crimen que cometiste?

Los ojos cerúleos de Werner permanecieron fijos en él durante mucho tiempo, pero finalmente logró exprimir algunas palabras a través de sus dientes.

—Por supuesto. La verdad es que está involucrado en el crimen.

—¡¿Dices que es tu cómplice?! —Matthew se disparó del sofá junto con su arrebato—. Ay Dios. Sabes que el enjuiciamiento por delitos con participantes múltiples es mucho más duro que los delitos con participantes individuales, ¿cierto?

—No, lo que quiero decir... Él es el objetivo de mi delito.

—¡Oh!

Después de soltar esta única sílaba, Matthew nuevamente se dejó caer rígidamente sobre el sofá.

Werner le devolvió pensativamente la botella de coñac.

Después de tomar un largo descanso de la batalla, Matthew susurró:

—Werner, si recuerdo bien, tuviste muchas novias en la universidad. Susan, Clara y esa chica con las piernas increíblemente largas. ¿Cómo se llamaba, Dania?

Ya sé, Matthew. No tengo nada contra las mujeres. Sinceramente, nunca había dudado de mi sexualidad antes de conocerlo —respondió Werner.

Entonces bajó la mirada a la alfombra a sus pies, como si el diseño floral estuviera cobrando vida.

—Tampoco tengo idea de lo que sucedió. En fin, no había nada inusual al principio. Lo veía todos los días, hablábamos sobre trabajo y bromeaba con él casualmente. A veces, cuando terminábamos temprano el trabajo, lo invitaba a tomar un trago o dos. Eso es todo.

—No estoy seguro de cuándo las cosas se volvieron diferentes. Probablemente hace unos dos meses. Creo que es cuando, ehh, cuando algo salió mal en alguna parte. Me gusta mirarlo. Para mí, su perfil lateral es simplemente despampanante, como sacado directamente de un cuadro. En serio no puedo darle una descripción definitiva... Ambos sabemos que no sé nada de arte, pero creo que podrías enmarcar esa imagen de él, sentado allí leyendo, y exhibirla en un museo. Cada vez que veo esos mechones sueltos de cabello rojo contra su frente, podría...

—Espera, ¿que no dijiste que tenía el cabello castaño antes?

—Sí, de hecho es castaño. Pero cuando la luz del sol lo golpea, su color se vuelve de un rojo vino tan fascinante que podría morir... A veces, cuando paso junto a él y veo los mechones sueltos de su cabello esparcidos perezosamente sobre su frente, siento esta insaciable necesidad de meterlos detrás de sus orejas, girar su rostro hacia mí y darle el beso más dulce y largo...

—¡Werner! —exclamó Matthew, su tono teñido de pura conmoción.

—Matthew, sé que esto es impactante. Diablos, esta es la primera vez para mí también. Cuando tuve estos pensamientos por primera vez, corrí al baño y me tragué cinco galones de agua fría directamente del grifo.

—Pero estos pensamientos siguieron apareciendo en mi cabeza, cada uno con menos restricción. Seguí imaginándome besando cada parte de su cuerpo, desde el cabello hasta sus labios y desde el cuello hasta los dedos de sus pies. Comencé a imaginarme empujando mi lengua dentro de su boca, entrelazando la suya con la mía, cuán dulce eso sería. Me imaginé presionándolo contra esa gran mesa de oficina mía, abriendo la cremallera de sus pantalones...

—Werner. —La cara de Matthew palideció—. Te ruego que ya no sigas.

Werner levantó la cabeza y lo miró.

—Te asusté, ¿verdad, Matthew?

Matthew evitó la mirada de Werner y en su lugar buscó en la habitación algo más en lo que enfocar su visión, antes de encontrar ansiosamente el gabinete de licores y el whisky irlandés de 1985 adentro.

—Werner, confía en mí, no tengo nada en contra de este asunto... Ehh, me refiero a la homosexualidad. Es solo que estoy un poco, no, muy impactado en realidad. O sea, extremadamente —murmuró después de tomar la botella de whisky.

—Además, nunca hubiera pensado que serías, que eras... Ya sabes cómo. ¿En aquel entonces en la universidad cuando estábamos en el club de tiro? Todos los miembros suponían que lo eras porque eras tan guapo, pero al final todos supieron que eras más heterosexual que nadie. Siempre estabas con un montón de chiquillas y tus ojos se iluminaban cuando surgía el tema de las chicas...

—Sí, Matthew, lo sé. En aquel entonces, mis pensamientos estaban centrados en las mujeres, hasta que, bueno... Como dije, cuando conocí a ese tipo, me di cuenta de que algo andaba mal. En mi defensa, todo se debe a ese tipo. Si no fuera por él, me veo viviendo feliz para siempre como un hombre heterosexual, follando mujeres, casándome con una y teniendo un hijo normalmente. En cambio, aquí estoy envuelto en este desastre. Y todo es por su culpa.

La botella en los brazos de Matthew ya estaba medio vacía, pero como abogado profesional, todavía tenía suficiente razón para hablar con preocupación y cautela. —Werner, por favor, abstente de decir eso ante el juez y el jurado. Suena como si estuvieras tratando de inventar excusas por tu delito.

Werner simplemente respondió:

—Solo estoy tratando de explicarte las cosas de la forma más honesta posible, Matthew. Quiero asegurarte que no cometí este crimen a propósito.

Después de decir eso, se arrodilló frente al sofá y enterró la cabeza debajo de los cojines.

Matthew estiró la mano y le dio suavemente unas palmaditas a la cabeza llena de bucles dorados.

—Lo sé —dijo con gentileza—. Ahora bien, ¿puedes continuar la historia? ¿Pasó esta noche?

La cabeza de Werner, todavía enterrada debajo de los cojines, respondió vagamente:

—Sí.

—¿Lo... violaste en la oficina?

Después de permanecer en silencio por un tiempo, Werner se retiró renuentemente de debajo de los cojines del sofá. —No lo sé.

—¡"No sabes"! ¡¿Qué quieres decir con que "no lo sabes"?!

—Quiero decir exactamente eso, no lo sé. —Werner se giró hacia un lado, como si no quisiera hacer contacto visual con Mattew, y murmuró en voz baja—. Lo hice con él, pero no estoy seguro de si se consideró violación o no.

—Entonces, ¿lo que estás tratando de decir es que ustedes dos lo hicieron por voluntad propia?

—Matthew, no sé si él estaba dispuesto.

Matthew sintió que este bastardo lo confundía por completo.

—Cuando tuviste sexo con él, ¿ni siquiera pudiste notar si estaba dispuesto o no?

Werner levantó el brazo e hizo un débil ademán con la mano. —Matthew, ¿no lo puedes descifrar de todo lo que te he dicho? Frente a él, pierdo por completo todo sentido de razón. No puedes juzgarme usando la perspectiva de una persona normal, tampoco deberías buscar mi opinión sobre el asunto considerando eso.

—¿Se resistió?

—¿Eso significa que si no resistió durante ese momento, no cuenta como violación?

A pesar de su dolor de cabeza palpitante, Matthew intentó recordar el contenido de su libro de derecho penal. —No, ese no es necesariamente el caso. Si la víctima no se resistió debido a la coerción, la denuncia de violación sigue siendo válida.

Después de escuchar la respuesta de Matthew, Werner volvió a enterrar la cabeza en los cojines del sofá durante un rato. Al final, levantó la mirada, como si hubiera tomado una decisión.

—Matthew, necesito contarte otra vez lo que sucedió esta noche. Solo entonces podrás darme una buena evaluación.

—Cuando llegué a trabajar esta mañana, en el momento en que abrí la puerta, lo vi. Le había dado la semana libre cuando me di cuenta de que algo andaba mal conmigo. Pensé que, si no lo veía, todo volvería a la normalidad. Pero al final... ¡todo fue endemoniadamente inútil!

—Hoy fue su primer día de regreso al trabajo. Cuando lo vi entrar al edificio de la empresa desde el piso diecisiete, mis manos y pies no paraban de tiritar. Era como si tuviera malaria. Seguí encontrando excusas para encerrarme en la sala de conferencias y en la sala de recursos. No me atrevía a regresar a mi propia oficina, preocupado de que una vez que estuviera solo en la misma sala que él, perdiera el control y me le abalanzara encima. Al mismo tiempo, era como un acosador loco, mirando por la grieta de la puerta y observando cada uno de sus movimientos. Cada vez que se acercaba a cinco metros de mí, tenía una erección.

Matthew inclinó la cabeza hacia atrás, tomando otro trago de whisky.

—Después de un día catastrófico de esto, estaba al borde de la locura y de largarme a llorar. Estaba tan agradecido cuando se apagaron las luces de la oficina, eso significaba que el trabajo había terminado y que al fin podía irme. Sin embargo, tuve que ir a buscar un documento de la oficina para que Wilson Jr. lo firmara mañana. Entonces, abrí la puerta de mi oficina...

Werner se detuvo abruptamente, su manzana de Adán espasmódica como si fuera difícil pronunciar las palabras que quería decir. Después de un rato, finalmente habló con una voz onírica:

—Descubrí que aún no se había ido, estaba sentado allí con las luces apagadas. La luna afuera brillaba sobre él. Creo que llevaba una camisa blanca, pero también se veía azulada. Estaba inclinado en el sofá, sus ojos mirando por la ventana, como si estuviera sumido en sus pensamientos. Dios mío, se veía hermoso.

—Debe haber estado perdido en sus propios pensamientos, pues no me escuchó entrar. Elegí apoyarme contra la puerta entreabierta y permanecer lo más callado y quieto posible en la oscuridad. No me atreví a dar un solo paso más ni pude girarme para irme. También podía escuchar el latido de mi corazón fuerte y claro.

—Al final, me vio. Pareció sorprendido cuando preguntó: "Es tan tarde, ¿por qué estás aquí?".

Matthew se congeló. Miró a Werner, con sus pálidos ojos grises llenos de incredulidad.

—En ese momento, consideré todas y cada una de las posibilidades continuó Werner—. Quise confesarle mi amor. Lo amo como loco y he estado enamorado de él todo este tiempo. Fui un tonto al darme cuenta demasiado tarde... Y una vez que me di cuenta, mi fascinación hacia él comenzó a albergar malas intenciones. La mera idea de que no me aceptara y me abandonara me hacía perder todo el coraje. Preferiría que siguiera siendo como era, amigos. A veces lo invitaba a almorzar o a pescar los fines de semana. No es tan malo de esta manera, al menos todavía podría verlo e incluso podría escucharlo decirme cosas como "Seremos mejores amigos de por vida".

—Pero he estado fingiendo durante demasiado tiempo. En verdad estoy a punto de volverme loco...

Matthew ya estaba sentado de manera tensa en el sofá, temblando tan incontrolablemente que sus manos ni siquiera podían mantener quieta la botella de whisky.

Los ojos azules de Werner habían perdido su habitual chispa vivaz, pero siguió hablando, como si estas palabras se escaparan por sí solas.

—Lo conozco desde hace cinco años. Todo comenzó cuando todos éramos estudiantes en esa universidad, cuando nos unimos a ese absurdo club de tiro. Desde que me di cuenta por primera vez de mis sentimientos por él hasta ahora, han pasado dos años completos. Ya ves, mi estupidez es igual a mi falta de coraje.

—Matthew, ¿no me preguntaste por teléfono por qué interrumpí mis vacaciones de una semana en las Islas Canarias y regrese a mitad de camino? Déjame decirte la verdadera razón ahora: es porque te extrañaba. Te extrañaba cada segundo despierto. Quería hacerte el amor. Te extrañaba hasta el punto de que perdí toda cordura.

—¿Sabes? Cuando estaba de pie junto a la puerta, estaba considerando seriamente cometer un crimen. Planeaba confesar todo antes de violarte ahí para poder hacer realidad los innumerables actos que he practicado contigo en mis sueños.

Dicho eso, se inclinó y apartó suavemente los pocos mechones sueltos de cabello rojo vino de la frente de Matthew, colocándolos detrás de sus orejas.

Matthew solo lo miró por un momento. Aunque ya no tiritaba, la botella de whisky cayó de sus manos a la alfombra frente al sofá, el alcohol empapándola lentamente.

—Matthew, lo siento —susurró—. Soy tan cobarde. Sé que no podía ser condenado por actos cometidos en mi imaginación, así que inventé esa historia.

—Oh —respondió Matthew.

—De hecho, me doy cuenta de que soy un criminal terrible, probablemente porque tengo demasiado miedo de ir a prisión. Pero ahora mismo aun así siento que estoy viviendo un infierno —continuó Werner.

De repente, Matthew se estiró y enganchó el brazo alrededor de su cuello. —Está bien —sonrió—. Werner, creo que tengo que hacerte saber...

—¿Matthew?

—En primer lugar, soy tu mejor amigo. Y, por supuesto, también soy tu abogado.

—¿Eh?

—En segundo lugar, la violación se define como cualquier forma de penetración sexual realizada contra el consentimiento de la víctima. Si deseas asegurarte de si estás cometiendo o no tal acto, puedes intentar preguntar si la otra persona está dispuesta. En cuanto a tu caso...

Lo resumió rápidamente:

—No habrá nada como prisión.

Werner miró fijamente a Matthew, perplejo. Los ojos grises de este último centellearon, un vestigio de carácter juguetón en ellos, como si la niebla congelada se hubiera aclarado y el sol hubiera salido por el horizonte. Aunque ya era la una de la mañana, para Werner, ese brillo dorado era tan reluciente que llenaba la habitación.

—Werner, ¿planeas cometer un crimen ahora?