Textos y humor

¿Qué tienen en común artistas plásticos, arquitectos, diseñadores gráficos, docentes, grafólogos, periodistas, comerciantes, golfistas, ilustradores y abogados? Ustedes pensarán que nada en absoluto.

Sin embargo, a pesar de ser tan disímiles -a veces extraños y un tanto ermitaños- hay muchas cosas que los unen, incluso hasta los empareja: las ganas de aprender, de enfrentar desafíos, de sumergirse en temas desconocidos. Los une la creatividad, la admiración por el arte, la observación de lo cotidiano, pero por sobre todas las cosas los une el buen sentido del humor.

Las ganas de transmitir alegría, generar sonrisas, y muchas veces, una reflexión crítica de la realidad.


Fernanda Megias

¿TODO ES HUMOR?

Recorriendo revistas, periódicos, incluso las redes sociales, podemos observar que la diversidad de temas de los cuales se nutre el humor es muy amplia: política, economía, actualidad, religión, género, muerte, etc.

Entre muchos de éstos, es habitual bufarse de la muerte, por ejemplo. Esto ha hecho -en algunos casos- que con la satirización se le pierda miedo, incluso que se vaya naturalizando algo que -tarde o temprano y de manera indefectible- va a sucedernos a todos. A pesar de ser una cuestión que angustia a muchas personas -y quizás la perspectiva humorística no ayude a transitar- no ha generado demasiadas controversias.

Pero, ¿Todo sirve para hacer humor? ¿Podemos “reírnos” de todo? ¿Hay algún límite -aunque sea implícito-? ¿Existe alguna línea moral que no debe ser cruzada?

Sabemos que el humor es una herramienta también para pensar, cuestionar, reflexionar acerca de algo establecido. Con el humor se “editorializa” muchas veces, en lo que respecta a la prensa, por ejemplo. Sin embargo, no todos los temas son aceptados para “bromear''.

Actualmente, una de las cuestiones que más conflictos provoca es el tema de género, todo lo relacionado con la identidad de género, incluso, la mismísima mujer como epicentro de los chistes.

La bandera del feminismo (aunque siempre existió esta postura (o lucha),no es un invento del S.XXI) se instaló en todos los ámbitos: política, educación, medios,y también en el humor.

Hoy en día, no es para nada trivial hacer chistes sobre las mujeres, como tampoco lo es para todo lo relacionado con la “perspectiva de género”, que incluye a las llamadas minorías LGTB. Incluso, en referencia a “nueva visión social”, se intenta imponer un nuevo lenguaje, más “inclusivo”, que contemple “otras realidades” en Argentina (como si todas las personas no sean igual de seres humanos, o viceversa- algo verdaderamente controversial).

En general, ronda una gran susceptibilidad en este sentido. Es un tema que hasta se “evita” para no generar polémica o descrédito, especialmente político (aunque Ud. no lo crea). Es tan delgada la línea entre respetar o atacar a este sector de la sociedad, que para no cometer errores se anula (o censura; sí, dije censura) toda posible manifestación (exceptuando la de los grupos militantes, que pareciera que son los únicos portavoces de esa verdad).

Está claro que no hay manera de habilitar ningún tipo de agravio u ofensa -mucho menos burla- al respecto, pero si se pierde el contexto de lo que algo se expresa estamos -desafortunadamente- perdidos, especialmente en el humor.

Ninguna temática se puede simplificar ni acotar a opiniones particulares o subjetividades porque sería imposible abordarlas a todas. Es importante contextualizar lo que se dice (y vale para todo, no solamente para el humor) hacerlo con respeto, demostrando tolerancia y apertura mental . De lo contrario, el humor -puntualmente como género- desaparecería, pasando a ser opinión explícita, posicionamiento político, o ideología pura.


Fernanda Megias

EL HUMOR NUESTRO DE CADA DÍA...

¿Todo es humor? ¿Hay humor en todas partes?

¿De qué nos reímos? ¿Nos reírnos de cualquier cosa o somos selectivos?

¿El humor es universal? ¿Es un lenguaje, un tipo de expresión?

Si hay algo que caracteriza a las personas (a muchas, algunas nacieron amargas y aburridas por y para siempre) es su capacidad de reírse, en ocasiones de sí mismos y en general de “catástrofes” cotidianas.

Una multiplicidad de situaciones, ya sean dramáticas o accidentales, nos provocan risa. Desde un resbalón en la calle hasta un furcio, o la ocurrente, y quizás incómoda, pregunta existencial de un niño a sus padres.

Como vía de escape, mecanismo de defensa o desestructuración, la carcajada (manifestación más habitual) permite darle otro sentido a la realidad. De esta manera, a través del humor se puede desdramatizar alguna situación o vivencia.

A lo largo de nuestra vida adquirimos un centenar de hábitos vinculados con el humor que hacen que la carga que la vida cotidiana pueda tener se torne más liviana y obtenga diferentes matices.

Los primeros encuentros con situaciones humorísticas, en muchos casos, pueden darse a través de los dibujitos animados donde se suceden, una y otra vez, situaciones absurdas o disputas entre personajes que cobran vida. ¿Será que así comenzamos a naturalizar una manera diferente de ver lo cotidiano?

¿Quién no leyó en su infancia alguna historieta o recreó a los personajes del cómics? o quizás, en su primera experiencia como lector de periódicos (aunque sea la edición del domingo) ¿exploró la contratapa del diario?

Estamos en permanente contacto con el humor, no importa la edad, niños, jóvenes o adultos nos sumergimos y familiarizamos con las historias que a través de entrañables personajes nos presentan. Allí, se manifiesta no sólo la destreza en el dibujo, sino también (y fundamentalmente) el ingenio y la mirada crítica del autor que nos invita también a reflexionar.

De una manera u otra, muchos lo preferimos. Será por eso que el humor no solamente pretende provocar risas, sino que también es cuestionador, reflexivo y comprometido con la actualidad.

Ya sea en tiras diarias, en publicaciones específicas o ilustrando el contenido del periódico, caricaturizando al personaje de turno, tenemos la oportunidad de reírnos de prácticamente todo: de nuestros hábitos y costumbres, nuestros miedos y frustraciones, de la actualidad política, de los estereotipos sociales, de las tendencias de la moda, y de tantas otras cosas más que, pareciera, se presentan "mágicamente" frente a nosotros.

Como en toda actividad, en la elaboración de viñetas (como se denominan técnicamente) humorísticas (o de humor) hay reglas y códigos que deben ser respetados para lograr el resultado esperado.

En la actualidad, además del humor gráfico tradicional, que podemos encontrar en periódicos o revistas, incluso en libros, hay otras modalidades humorísticas.

Debido al desarrollo de la tecnología, la conectividad y la creación de las redes sociales, circulan los "memes", una suerte de chistes anónimos, espontáneos, muchas veces efectivos, pero por sobre todas las cosas burlones (característica que lo diferencia del humor tradicional).

Esto nos lleva a preguntarnos si es posible que todos podamos hacer humor, con más o menos reglas, con técnicas específicas o sin ellas, y si hay un límite dentro del humor. ¿Hasta donde podemos reírnos (o hacer reír a otros) sobre alguna temática o persona en particular?

En todo caso, esa es una cuestión sobre la cual cada uno podrá dar su veredicto; ya que, como en tantos otros órdenes de la vida, el ser humano está atravesado por subjetividades, cercanía o no, interés e incluso conocimiento del tema planteado "con humor" (probablemente suceda algo similar desde la perspectiva del autor que justifique su elección).

A pesar de ello, pareciera que -más allá de los roles: autor o lector? hay algo que los empareja y es que, unos y otros poseen sentido del humor. Quizás sea ese el "lenguaje" que universaliza el humor en todas su expresiones.

EL HUMOR SANA...

EL humor no sólo nos permite experimentar la vida desde una perspectiva diferente, sino que además -según dicen- es sanador. De acuerdo a lo que sostiene la psicoterapia: la risa aumenta las defensas del sistema inmunológico, libera endorfinas generando sensación de felicidad y descarga la tensión muscular.

“El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos." (Proverbio 17, Antiguo Testamento)

Tan en serio se tomó esta perspectiva que la medicina contemporánea introdujo la risa como una terapia complementaria (conocido en todo el mundo es el caso del Dr. Hunter “Patch” Adams o el “Doctor de la Risa”, llevado a la pantalla grande).

Actualmente, en muchos establecimientos hospitalarios de Argentina y del mundo trabajan payamédicos, que articulan medicina tradicional con terapias del humor o la risa. Incluso, hay cursos de formación para ejercer esta actividad que conjuga teatro y medicina. Son prácticas habituales en centros de salud destinados a niños, enfermos psiquiátricos, internaciones extensas y pacientes terminales.

Los payamédicos no tratan sólo de hacer reír sino de “conectar a la persona con sus aspectos positivos y sanos, de sacarlo del encierro de lo corporal e instalarlo en un estado optimista sostenido”.

Aplican innumerables inyecciones de sonrisas, cataplasmas de música y color en los estrechos pasillos de internación. Toman el humor con mucha seriedad y hacen de la risa la fórmula más efectiva para los pacientes.

Sabías que…

-El ser humano aprende a reír a los 17 días de nacido.

-Estudios científicos sostienen que la risa es una forma de comunicación innata heredada de los primates.

-La risa es una respuesta externa a una situación de diversión, relacionada con alegría y felicidad.

Payamédicos en Argentina - La Asociación Civil Payamédicos es ONG fundada en el 2002 por el médico psiquiatra José Pellucchi. Se dedican a la «desdramatización del medio hospitalario».​ Está formada por más de 7000 personas que desarrollan su labor en hospitales de la República Argentina. (https://www.facebook.com/Payamedicos.Sitio.Oficial/)

La risa es un motor

Es evidente que hay una conexión invisible entre el humor y nuestro cuerpo. Pero, ¿es un proceso psicológico vinculado con nuestra buena predisposición (sentido del humor) a recibir un estímulo determinado (un chiste, un comentario absurdo, un sarcasmo) que incide sobre nuestro cuerpo? ¿O es algo más que eso? ¿Qué pasa en nuestro organismo cuando reímos?

Con la risa se activan más de 400 músculos en todo el cuerpo, se mejora la oxigenación durante la respiración (a través de la carcajada), se reducen los niveles de cortisona, se aumenta la producción de anticuerpos y la activación de células protectoras que producen inmunidad celular, favorece la digestión al aumentar la contracción de los músculos abdominales, libera endorfinas beneficiando el sistema cardiovascular. La risa repetitiva o frecuente, reduce los niveles de colesterol en sangre y la presión arterial. También deshinibe, libera ansiedades, angustia y temor.

La risa pone un funcionamiento un mecanismo que eleva nuestro organismo a su máxima expresión, al límite, tanto que podemos “llorar de la risa”.

Todo esto ocurre sin nuestro permiso, sin que podamos percatarnos que está sucediendo. Lo que sí podemos detectar es la sensación de “felicidad” o la alegría que puede producir determinada situación, lo cual nos da alguna certeza acerca de las virtudes que tiene la risa ¿No?.

Cien por ciento

Si bien la risa es la manifestación de un proceso orgánico complejo (físico, biológico y emocional), el humor exige un poco más de compromiso aún (como si “poner el cuerpo” no fuera suficiente).

El humor pone en juego las capacidades cognitivas, no sólo la observación (visualización, escucha o lectura), sino que requiere también de la comprensión y la interpretación para que se obtenga el resultado esperado. Aquí, no sólo se pretende provocar risas, sino que, en muchas ocasiones, el objetivo es invitar a la reflexión, proponer una mirada crítica, cuestionadora de la realidad, con un esbozo de gracia, lógicamente.

Por lo tanto, tras la incorporación de la racionalización, el humor se apodera completamente de nuestro ser (cuerpo y mente) y nos premia, probablemente, con una sonrisa o cientos de carcajadas (que ya sabemos lo saludables que son).


Fernanda Megias