Disfrutando los mitos y leyendas.

Objetivo:

Fortalecer la imaginación y la creatividad haciendo uso de las habilidades de lectura y escritura.

Debes elegir un mito, leerlo y luego escribirlo.

El niño fantasma del cementerio

El niño fantasma del cementerio o niño fantasmas de Guanajuato, es un mito que deambula por las calles y callejones más oscuros de esta enigmática ciudad. La historia tiene sede en unos de los panteones más emblemáticos y conocidos, en donde se dice, sepultaron a un niño, el cual murió en un trágico accidente de carretera y cuya alma todavía no descansa, ya que muchos testigos aseguran que han visto el fantasma de este pequeño niño saliendo de su tumba para recorrer los alrededores del cementerio y pasada la media noche, el fantasma desaparece entre las lápidas.

Un día como cualquier otro, una familia salio en su automóvil para dirigirse a otra ciudad, ya que un familiar no se encontraba bien de salud. En el coche iban los papás y su hijo. Todo se desenvolvía sin percances, una mañana soleada con gratos paisajes y densos bosques que se veían con toda plenitud a la orilla de la carretera.

En una gran curva, el coche derrapo en el asfalto y sin tener la posibilidad de maniobrar se estrello contra una señal de tránsito y después contra un enorme roble, el cual provoco que se partiera a la mitad quedando sin vida los cuerpos de los 3 acompañantes. Este trágico suceso tuvo un desenlace fatal, sin que nadie haya descubierto el gran enigma del ¿Por qué?.

Sepultaron a la familia, padres e hijo en diferentes cementerios, ya que no había espacio suficiente ni terrenos libres para más personas. En un de los lugares enterraron a los papás y lastimosamente en otro, al pequeño niño. Sin embargo, poco tiempo después el velador del cementerio en donde yacía el cuerpo del niño presencio un momento paranormal, de su tumba salio el fantasma de ese ser y comenzo a recorrer los alrededores de las tumbas.

Después de eso, no se supo más del velador, al parecer el niño se lo llevo consigo a su tumba. Algunos personas que viven alrededor del panteón afirman que el fantasma del niño sale en la noche a buscar a sus papás para reunirse con ellos y descansar en paz, pero lamentablemente no los encuentra y pasada la media noche desaparece.

El búho sabio consejero

Mi tío Refugio era un hombre mayor que se dedicaba a tomar fotos en la plaza del pueblo. Por las tardes, mis hermanos y yo íbamos hasta allá, para ayudarle a recoger el equipo. La recompensa de esta acción era que en las noches, nos contaba un mito de los mayas, mientras disfrutábamos de una riquísima concha acompañada de una taza de espumoso chocolate.

Haciendo memoria, puedo recordar un mito de los mayas que era mi preferido y se titula: El búho sabio consejero.

En una noche, las aves que circundaban la región del Mayab se preparaban para tener una celebración en la que el pavo real, sería el homenajeado. Cada uno de los pájaros y aves recibió invitación puntualmente. De hecho, se nombró a un equipo especial para que escoltara al más renuente de todos ellos. Me refiero al Tunkuluchú o búho.

Si existía una cosa que le desagradaba, eran justamente estas celebraciones sin sentido. No obstante, los encargados de llevarle la invitación tenían la encomienda de persuadirlo de asistir a la reunión de gala, pues de lo contrario el festejado montaría en cólera y los castigaría gravemente.

El pavo real había colocado algo a su diestra en la mesa principal, pues ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo pero Tunkuluchú era el consejero real. Tan pronto arribo al sitio de la fiesta, saludo al homenajeado y tomó asiento, mirando todos con cierto desencanto.

La fiesta comenzó, los platillos comenzaron a llegar a la mesa, al igual que la música empezó a sonar. Rápidamente el búho se sintió incómodo y trato disimuladamente de abandonar el lugar. No obstante, el pavo real, logró verlo antes de fuera y le dijo:

- Como el rey de las aves, te ordeno que te quedes a convivir.

Lógicamente Tunkuluchú acató los deseos del soberano, sólo que cambió su sitio por una rama alta de un árbol en la que le pudo dar la espalda a la concurrencia, sin el temor de ser detectado.

l rey tomó la actitud del búho de mala manera y le exigió bajar de ahí con el objetivo de que conviviera directamente con el resto de los invitados. Luego de esta noche, Tunkuluchú, se sintió muy triste, abatido y hasta cierto punto humillado, ya que fue obligado a hacer algo que no quería.

Además, un porcentaje de los asistentes no paro de reírse durante el resto de la celebración, pues indirectamente se dieron cuenta de que aunque el búho se ostentaba como consejero del rey, a final de cuentas no era más que ellos al momento de obedecer.

Por ese motivo, se encerró en casa y no salía ni para comer. Días más tarde, quizás impulsado por la tremenda rabia que sentía, el búho sacó un libro de mitos populares y encontró la forma de ridiculizar al rey, de la misma manera que éste había hecho con él durante su convivió.

Tunkuluchú preparó un pergamino en el que escribió detalladamente, la vez en la que el soberano había engañado a unas inocentes aves, sólo para apoderarse de sus tierras. Luego envió invitaciones a los pájaros del reino, citándolos a las afueras del palacio, con el pretexto de leerles un poema exaltando las cualidades de pavo real.

El búho se paró frente a ellos, desenrolló el papiro y cuando intentó empezar a leerlo, se dio cuenta de que no podía leerlo, pues había quedado ciego. La razón de esto fue que al estar tanto tiempo en penumbras, sus ojos se dañaron al recibir de golpe la luz intensa del sol.

El pasadizo secreto

Luego de varios meses por fin el jurado había llegado a un veredicto: - ¡CULPABLE! Declaró el jurado al unísono. Eso quería decir solamente una cosa, Sergio Velázquez sería condenado a cadena perpetua por el asesinato de una familia constituida por seis integrantes. Rápidamente los guardias lo esposaron y lo condujeron hacia el transporte que lo conduciría a lo que sería su última morada.

Cabe mencionar que Sergio permanecía totalmente tranquilo, inclusive se podría decir que disfrutaba del momento burlándose silenciosamente de quienes lo habían sentenciado.

Subió al camión y esperó pacientemente hasta llegar al reclusorio. Allí ya lo estaban esperando el jefe de los celadores y el director del penal.

Como se trataba de un reo de alta peligrosidad, fue enviado inmediatamente al pabellón de aislamiento. Aquel era un lugar que daba muchísimo miedo. En los pasillos no había luz a excepción de unas cuantas lámparas que servían para que los guardias pudieran realizar sus rondines sin inconvenientes.

Por su parte, las paredes de las celdas estaban construidas de roca sólida. Algo que no he indicado es que sus cimientos descansaban sobre un río subterráneo. Por ese motivo, las filtraciones de agua eran frecuentes y por ende las enfermedades causadas por la humedad así como por ratas estaban a la orden del día.

A Sergio le fue asignada la celda marcada con el número siete, ubicada a unos cuantos pasos de la salida. Al poco tiempo se hizo de noche y las luces se apagaron.

Un ruido muy fuerte hizo que el hombre se despertara, observó como una de las rocas de la pared que conducía hacia la libertad se estaba moviendo sola.

- Es sólo un sueño.- Pensó.

Trató de volver a dormir, pero no pudo hacerlo ya que una voz lo llamaba en repetidas ocasiones:

“Esta es tu oportunidad de quedar impune de todas sus fechorías. Lo único que debes hacer es traspasar ese muro y estarás libre”.

De un brinco Sergio bajó de la cama y siguió las órdenes sin vacilación. Sin embargo, al completar dicha tarea se percató de que ingresó a un cuarto en donde había cientos de huesos apilados unos sobre otros.

Asustado, llamó a los guardias con toda la fuerza de sus pulmones, pero ya era muy tarde, la paredes se contrajeron formando una sola dejándolo empalado en medio.

A la mañana siguiente, los policías únicamente encontraron un charco de sangre.

Esperamos que nuestros mitos te hayan gustado y puedas compartirlos con tus amigos, esperamos seguir extendiendo nuestra lista de Mitos cortos y de terror, para que puedan seguir disfrutando de ellos.

El origen del mundo.

Antes solo existían dos dioses: Olorun, el dios de los cielos, y Olokun, dios del agua. Ellos crearon a otros dioses: Obatalá y Orunmila. Obatalá le pidió permiso a Olorun para crear la tierra y el dios de los cielos le contestó que tenía que preguntarle a Orunmila cómo podía crearla. Orunmila le dijo a Obatalá que necesitaría una cadena de oro, una gallina, un caparazón de caracol lleno de arena, una semilla y un gato.

Obatalá usó la cadena de oro para descender del cielo y cuando llegó al agua vació el caparazón del caracol. Después soltó a la gallina para que esparciera la arena y así se formó la tierra. Después plantó la semilla para que creciera el primer árbol.

Obatalá jugaba con su gato pero se sentía solo, así que con la arcilla hizo pequeños seres semejantes a él y le pidió a su padre que les diera el don de la vida. Olorun sopló a esos seres y así fue como surgieron las primeras personas.


Fuente: https://www.ejemplos.co/mitos-cortos/#ixzz7UwBoOnFb