La respuesta sexual humana se aborda desde una perspectiva biopsicosocial, en esta se integran factores fisiológicos, psicológicos y sociales. Según Masters y Johnson, esta se encuentra dividida en cuatro fases:
Esta etapa se refiere al interés por el estímulo sexual, este se da debido a factores internos y externos de la persona.
En esta fase ocurren cambios fisiológicos como el aumento del flujo sanguíneo a los órganos genitales, la erección del pene en caso del hombre y la lubricación vaginal en el caso de la mujer. Psicológicamente ocurre la anticipación al placer.
Esta es la etapa intermedia de todo el proceso de la respuesta sexual humana, en esta se sostiene el estado de excitación y hay una intensificación en los cambios fisiológicos para preparar al cuerpo para el orgasmo.
Este es el punto máximo de la respuesta sexual humana, en esta culmina la excitación sexual, se manifiestan contracciones musculares involuntarias y una sensación intensa de placer.
El cuerpo entra en un estado de relajación y regresa a un estado de reposo fisiológico. Los órganos sexuales regresan a su estado normal en cuanto a tamaño y color. En los hombres se da el periodo refractario en el que no es posible tener otra erección.
En este se incluyen la salud física, el funcionamiento hormonal y la integridad del sistema nervioso.
Se incluyen las emociones, experiencias previas, autoestima y la presencia de trastornos como la ansiedad y depresión pueden llegar a afectar significativamente en la respuesta sexual.
Normas, valores, educación sexual y las relaciones interpersonales influyen en la manera en la que las personas experimentan su sexualidad.
Existe una gran diversidad en la que las personas experimentan la respuesta sexual humana, no todas las personas pasan por las fases de la respuesta sexual de la misma manera y el mismo orden, en esta pueden influir factores como la edad, el género, la orientación sexual, entre otros.