Thomas S. Kuhn y Paul K. Feyerabend

Dos relativistas frente a frente

La filosofía de la ciencia de la segunda mitad del s. XX estuvo caracterizada por la irrupción de la llamada revuelta historicista, representada por los pensadores Thomas S. Kuhn, Imre Lakatos, Paul K. Feyerabend y Larry Laudan. En contra del positivismo lógico, la revuelta historicista juzgó que las teorías científicas no son meros conjuntos de proposiciones que corresponden con una realidad. La nueva generación de filósofos de la ciencia defendió un relativismo cuya tesis principal dicta que toda experiencia se encuentra mediada por esquemas o marcos conceptuales. Si en todo momento la observación se encuentra atravesada por una ineludible carga teórica, entonces no habría tal cosa como una correspondencia o verificación con la realidad.



La cuestión que nos atañe en el SEPyC es la pregunta en torno al estatus epistémico y ontológico de la realidad: Si toda experiencia es relativa a un determinado marco de referencia, ¿en qué sentido podemos afirmar que existe una realidad que podemos conocer? Al romper con la correspondencia entre los hechos y los pensamientos, la realidad de lo real no es evidente. Los términos de realidad y mundo carecen actualmente del prestigio metafísico con el que contaban tradicionalmente. ¿Cómo fue que eso ha sucedido? ¿Cómo fue que las dos categorías históricamente rectoras de la epistemología, la metafísica y la ontología han sido cuestionadas hasta llegar al punto de perder toda su legitimidad y credibilidad?



Para responder a las preguntas planteadas, en el SEPyC abordaremos dos tesis contrapuestas que pertenecieron a la revuelta historicista, a saber, las de Kuhn y Feyerabend. Los dos mencionados filósofos de la ciencia son, en efecto, relativistas, pero cada uno de ellos guarda una opinión distinta acerca de la realidad circundante que conocemos. En los planteamientos de Kuhn podemos encontrar un antirrealismo radical que asegura que el mundo de los científicos cambia una vez que acontecen los tránsitos de paradigma conocidos como revoluciones, aunque posteriormente el mismo autor intentó deslindarse de esas declaraciones acercándose a un pluralismo epistemológico de carácter realista. Para Feyerabend, habría que defender un realismo escultórico que postule la existencia de una realidad abundante que es imposible de conocer, pero que de ella emanan una pluralidad radical de perspectivas diferentes entre sí.