1.De dónde partimos: Literatura del S.XVIII


LA ILUSTRACIÓN /

NEOCLACISISMO








TAREA 1.

Con estos dos vídeos nos situamos en el contexto cultural anterior al Romanticismo para entender cómo se llega al mismo. Toma nota mientras los ves de todos los aspectos más relevantes. Puedes completar ideas con la información de que dispones en tu libro (p.4-7).

Elabora un esquema lo más completo posible sobre lo trabajado.(cartulina o digital).

LITERATURA NEOCLÁSICA



Las Cartas marruecas de José Cadalso.



José Cadalso es un escritor del siglo XVIII, que pertenece al movimiento de la Ilustración, aunque alguna de sus obras como las Noches lúgubres tienen ya un tono prerromántico.

Las Cartas marruecas es un conjunto de noventa epístolas entre tres corresponsales: Gazel un marroquí que viaja por España y escribe sobre lo que observa a su maestro Ben - Beley, que sigue en África: Nuño es un español de mediana edad, con quien Gazel ha trabado amistad. Es un ciudadano universal con el que Cadalso se identifica: es progresista y ama a su patria, es cristiano, honesto y tiene una visión desencantada del mundo y una falta de esperanza se corresponde con la de sus contemporáneos. Nuño sirve de guía a Gazel y le ayuda a comprender lo que observa. Los tres corresponsales actúan como remitentes y destinatarios. Mediante los dos extranjeros se ofrece una visión de España, realizada por alguien de fuera, no contaminado por prejuicios nacionalistas.

Con estas cartas Cadalso se propone hacer una "crítica de la nación", profundizar en la esencia de los problemas que han hecho que su patria sea, con sus propias palabras "el esqueleto de un gigante". La reflexión sobre el tema de España que él inicia, tendrá una continuación desde Larra, pasando por los Regeneracionistas y la Generación del 98, hasta los ensayistas actuales.

Es especialmente interesante la imagen de España como una casa grande, antes noble y sólida, que se ha ido desmoronando con el paso de los años, imagen que ya había utilizado Quevedo en algunos de sus sonetos para exponer la decadencia española.

Cadalso analiza las causas de esta decadencia de España y fija su atención en las largas y costosas guerras que libró España en épocas pasadas, en el atraso de la ciencia, y en la resistencia de ciertas capas sociales al trabajo manual y artesano.

Aunque Cadalso piensa que el atraso de España con Europa se puede superar, es curioso que se extienda mas en la exposición de los males del país que en recomendaciones para la mejora del mismo. También llama la atención que proponga para lograr el progreso bastaría con regresar a la época de Fernando el Católico. La visión histórica está con la vista puesta en el pasado más Otro aspecto interesante es la comparación que se hace con el tratamiento que se da a as mujeres en la cultura musulmana y en la cristiana.

En resumen, aunque el interés de las cartas es muy variable de unas a otras, el conjunto es interesante por la visión que proporciona de cómo un español del siglo XVIII enjuicia la sociedad de su país.

  • Reflejo de las ideas de la Ilustración. La literatura ilustrada tenía que servir para divulgar las ideas propias a los intelectuales ilustrados. Estas eran: dominio de la razón, pensamiento crítico, empirismo, avances e importancia de las ciencias, cuestionamiento de los dogmas (incluida la religión) y de las viejas costumbres, libertad crítica, tolerancia, difusión del conocimiento, demanda de progreso y reformas, etc.


  • Uso del recurso de un personaje extranjero o viajero comentando las costumbres de los europeos, o viceversa, para retratar así la sociedad europea de forma crítica. Este era un recurso recurrente en la literatura de la época, usado en obras como las Cartas persas de Montesquieu (máxima inspiración de Cadalso), Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift, El ingenuo de Voltaire, o Suplemento al viaje de Bougainville de Diderot, entre otros.

  • Función didáctica: Aunque las cartas no son una correspondencia real, la intención de Cadalso al escribirlas no era la de contar una historia entretenida. El recurso de las cartas ficticias es solamente una “excusa” para describir las absurdidades y los fallos de la cultura y la sociedad española desde un punto de vista externo, y hacer reflexionar sobre por qué y cómo debemos mejorarlos.



















































LECTURAS

FREIJOO: MODAS



























Carta LXXXIII

Del mismo [Gazel] al mismo [Ben Beley]

Si yo creyese en los delirios de la astrología judiciaria, no emplearía la vida en cosa alguna con tanto gusto y curiosidad como indagar el signo que preside el nacimiento de los hombres literatos en España. En todas partes es, sin duda, desgracia, y muy grande, la de nacer con un grado más de talento que el común de los mortales; pero en esa península, dice Nuño, es uno de los mayores infortunios que puede contraer el hombre al nacer. A la verdad, prosigue mi amigo, si yo fuese casado y mi mujer se hallase próxima a dar sucesión a mi casa, la diría con frecuencia: desea con mucha vehemencia tener un hijo tonto; verás qué vejez tan descansada y honorífica nos da. Heredará a todos sus tíos y abuelos, y tendrá robusta salud. Hará boda ventajosa y una fortuna brillante. Será reverenciado en el pueblo y favorecido de los poderosos; y moriremos llenos de conveniencias. Pero si el hijo que ahora tienes en tus entrañas saliese con talento, ¿cuánta pesadumbre ha de prepararnos? Me estremezco al pensarlo, y me guardaré muy bien de decírtelo por miedo de hacerte malparir de susto. Sea cual sea el fruto de nuestro matrimonio, yo te aseguro, a fe de buen padre de familia, que no le he de enseñar a leer ni a escribir, ni ha de tratar con más gente que el lacayo de casa.

Dejemos la chanza de Nuño y volvamos, Ben-Beley, a lo dicho. Apenas ha producido esta península hombre superior a los otros, cuando han llovido miserias sobre él hasta ahogarle. Prescindo de aquéllos que por su soberbia se atraen la justa indignación del gobierno, pues éstos en todas partes están expuestos a lo mismo. Hablo sólo de las desgracias que han experimentado en España los sabios inocentes de cosas que los hagan merecedores de tal castigo, y que sólo se le han adquirido en fuerza de la constelación que acabo de referirte, y forma el objeto de mi presente especulación.

Cuando veo que Miguel de Cervantes ha sido tan desconocido después de muerto como fue infeliz cuando vivía, pues hasta ahora poco no se ha sabido dónde nació, y que este ingenio, autor de una de las pocas obras originales que hay en el mundo, pasó su vida parte en el hospital, parte en la cárcel, y parte en las filas de una compañía como soldado raso, digo que Nuño tiene razón en no querer que sus hijos aprendan a leer.

Cuando veo que don Francisco de Quevedo, uno de los mayores talentos que Dios ha criado, habiendo nacido con buen patrimonio y comodidades, se vio reducido a una cárcel en que se le acangrenaban las llagas que le hacían los grillos, me da gana de quemar cuanto libro veo.

Cuando veo que Luis de León, no obstante su carácter en la religión y en la universidad, estuvo muchos años en la mayor miseria de una cárcel algo más temible para los cristianos que el mismo patíbulo, me estremezco.

Es tan cierto este daño, tan seguras sus consecuencias y tan espantoso su aspecto, que el español que publica sus obras hoy las escribe con increíble cuidado, y tiembla cuando llega el caso de imprimirlas. Aunque le conste la bondad de su intención, la sinceridad de sus expresiones, la justificación del magistrado, la benevolencia del público, siempre teme los influjos de la estrella; así como el que navega cuando truena, aunque el navío sea de buena calidad, el mar poco peligroso, su tripulación robusta y su piloto muy práctico, siempre se teme que caiga un rayo y le abrase los palos o las jarcias, o tal vez se comunique a la pólvora en la Santa Bárbara.

De aquí nace que muchos hombres, cuyas composiciones serían útiles a ellos mismos y honoríficas a la patria, las ocultan; y los extranjeros, al ver las obras que salen a luz en España, tienen a los españoles en un concepto que no se merecen. Pero aunque el juicio es fatuo, no es temerario, pues quedan escondidas las obras que merecían aplausos. Yo trato poca gente; pero aun entre mis conocidos me atrevo a asegurar que se pudieran sacar manuscritos muy apreciables sobre toda especie de erudición, que naturalmente yacen como si fuese en el polvo del sepulcro, cuando apenas han salido de la cuna. Y de otros puedo afirmar también que, por un pliego que han publicado, han guardado noventa y nueve.



















Para profundizar en el tema puedes ver estos dos vídeos.