Reflexiones sobre este tema

Como hemos visto, la cuestión de los problemas de los refugiados africanos ha provocado muchas reacciones tanto desde el punto de vista de los ciudadanos como de los políticos. A pesar de que en Ucrania hay una guerra en la que todos los civiles son supuestamente iguales, siempre se nota que hay una clara distinción entre los inmigrantes de primera y segunda clase. Hace que uno se pregunte cómo Polonia, antes de este conflicto, quería construir muros para evitar que los migrantes cruzarán sus fronteras y, en cambio, se encuentra con que es el país más cercano para recibir más refugiados, como si las personas que huyen de otras guerras tuvieran menos valor sólo porque huyen de países africanos donde hay décadas de conflicto.

Lo que está ocurriendo en Polonia debería sorprender, pero lamentablemente solo resulta la enésima distinción racial hija de una cultura racista que todavía actúa en el mundo, incluso en las situaciones más dramáticas. Lo que más horroriza es pensar que las vidas tienen diferentes valores, que el futuro de alguien es más importante que el de otra persona que huye de una guerra. El racismo, hijo del miedo sin motivación, de la propaganda del odio y de las fake news, ha golpeado de nuevo, en una situación en la que la humanidad es a menudo todo lo que queda y lo que cuenta.




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