Cuando una nueva pareja decide empezar una vida, ya sea de manera oficial casándose o viviendo en unión libre, trae detrás una historia personal, una historia de vida en donde sus padres (ausentes o no) proporcionan un modelo a seguir.
En las etapas de la pareja, el denominado “nido vacío”, los padres tienen la posibilidad de reencontrarse dejando ir sanamente a los hijos y empezar un nuevo ciclo con el compañero, reiniciando un mundo lleno de posibilidades disfrutables para ambos miembros.
Sin embargo, la realidad supera a la teoría y esos son los menos de los casos. La ausencia de uno de los miembros, vivir una relación disfuncional con los hijos, sobreprotegiéndolos sin importar la edad, dedicándose bajo el engaño de ser padres responsables a resolverles la vida, y por supuesto siendo intrusivos en las decisiones que toman en su vida en pareja es lo más común.