Somos un espacio dedicado a la defensa de los valores tradicionales judeocristianos y los principios fundamentales del liberalismo clásico: la vida, la libertad y la propiedad privada. Estamos convencidos de que estos valores son pilares esenciales para construir una sociedad orientada hacia un progreso genuino. Sostenemos que el cristianismo, lejos de perjudicar a la sociedad, fomenta principios que contribuyen al desarrollo integral de la misma.
Occidente se edificó sobre una base de valores cristianos, pero en la actualidad, estos están siendo subvertidos y atacados por una nueva ola de progresismo de izquierda y también por partidos de derecha que han adoptado ideales progresistas. Estos movimientos critican los valores cristianos bajo el pretexto del "laicismo", pero en realidad promueven una agenda anticristiana.
Para quienes defendemos los valores tradicionales, es evidente la necesidad de confrontar las falacias y engaños del progresismo woke, el feminismo radical, las reivindicaciones del movimiento LGBTQ+ y otros enfoques progresistas desde una perspectiva científica y secular. Esto es fundamental porque dichos movimientos suelen despreciar la Biblia y evitan abordar la realidad del mundo desde una óptica religiosa.
Nuestro objetivo es claro: desenmascarar y desmontar el progresismo utilizando argumentos basados en la ciencia, la racionalidad y el laicismo. Buscamos demostrar que estas ideologías no están construyendo una sociedad gobernada por un Estado laico, sino que han sustituido el Estado teocrático por un sistema ideológico con creencias que se imponen a la fuerza. Este sistema no es neutral ni estrictamente laico; es, en realidad, un "Estado woke". En otras palabras, han reemplazado una "religión" por otra, mientras engañan a la población haciéndoles creer que están gobernando bajo principios secularistas.
Nos quitaron la Biblia y la oración de las escuelas, reemplazándolas con la imposición de la ideología de género. Nos prohibieron hablar de Dios en la TV pública, mientras que se da voz a ideólogos que promueven el feminismo radical, la deconstrucción de la masculinidad "tóxica", la no binariedad del sexo y una infinidad de identidades sexuales. No quieren que nuestros niños asistan a la iglesia para aprender sobre Dios y el cristianismo, pero sí fomentan que celebren el Día del Orgullo LGBT en las escuelas y que se les enseñe cómo "identificar" si están en el cuerpo equivocado.
Los recursos públicos que se obtienen mediante impuestos, en lugar de ser utilizados para beneficios comunes, se destinan a financiar cursos de deconstrucción, ministerios feministas, organizaciones LGBT y otros proyectos de índole progresista. Esta infiltración ha alcanzado escuelas, colegios, universidades e incluso iglesias, donde se promueve la inclusión, la diversidad y las identidades de género. Sin embargo, cuando nosotros intentamos hablar de Dios y del cristianismo, se nos acusa de querer adoctrinar a los más jóvenes y se nos recrimina utilizando el argumento del "Estado laico".
Estas ideologías también se filtran en programas de televisión, películas y series, tanto infantiles como para adultos, buscando adoctrinar con los mismos temas de diversidad e inclusión. Pero cuando hacemos una reivindicación del cristianismo, inmediatamente se nos acusa de adoctrinar a la población.
Por otro lado, feministas y colectivos LGBTQ+ se burlan abiertamente del cristianismo, pero si decimos algo que no les agrada y lo interpretan como "homofobia" o "discurso de odio", el supuesto "Estado laico" actúa en nuestra contra, sometiéndonos a juicios, multas o incluso prisión en el peor de los casos.
Sin duda, los cristianos están siendo marginados, ridiculizados y discriminados, mientras los colectivos progresistas proclaman vivir bajo un sistema que "los oprime" y contra el cual deben "luchar". Sin embargo, son estos mismos colectivos los que cuentan con el respaldo de políticos influyentes, organizaciones poderosas como la ONU, magnates como George Soros a través de Open Society, y empresas como Disney, Coca-Cola, Facebook, Google, Nexflix, FIFA, Pepsi, Duolingo, etc.. También tienen el apoyo de Hollywood, las universidades y, especialmente, del supuesto "Estado laico". ¿Es este realmente el sistema opresor del que hablan?
No es necesario ser cristiano para defender los valores tradicionales, pero sí es crucial estar preparado para hacerlo desde una perspectiva científica, secular y laica. Es imperativo enfrentarlos en su propio terreno, desenmascarar sus falacias y demostrar que su "laicismo" no es más que una pantomima política y una farsa. Aunque afirmen haber eliminado el Estado teocrático, en realidad lo han sustituido por un Estado dogmático con una nueva religión: el wokismo.
Han entregado la soberanía de sus países a organismos internacionales como la Unión Europea, la ONU, la OMS y la CIDH, bajo el pretexto de seguir directrices en favor de los "Derechos Humanos".
Es el momento de levantarnos y alzar la voz. Ya no podemos permanecer en silencio ante una minoría ruidosa. Somos la mayoría, y nuestro mayor error ha sido callar. Ahora es el tiempo de dar la batalla cultural.
Paz en Cristo, y que Dios nos dé la fortaleza necesaria.