“Nos abrazamos para no caernos, en una repulsa tristísima. Intento dejar besos en las mejillas, casi rozados pero, como los puños oníricos, se desvían deshaciéndose en la pared de los lamentos dejando golpes de amor fallidos.”

“El cabecero móvil de mi cama es el rompeolas donde estalla el oleaje que brota del inconsciente y se encarna en el movimiento del cuerpo herido y mojado.

Es la señal de que estoy en casa.”

"En una caja encuentro zapatos de punta larga, con perfil de protocolo y gesto de incomodidad. Todo un uniforme para un guerrillero que abandonó cualquier uniforme desde hace tanto tiempo para vestirse de sí mismo."

"En los márgenes de la llamada civilización del progreso, un lunes de mañana, comprendo la eternidad del paisaje para ver que aquí, gracias a Dios, no hay ni lunes ni progreso."

"Es la niña que habla, la misma niña que canta sobre mi espalda y salta por el bosque, y se ríe sin protegerse de nada. Se vuelve eterna e inmortal porque siempre ha sido así fuera de las poses y disfraces que nos va diseñando el mundo"

"Es cuestión de llegar unos días a tu tierra cuando una corriente te obliga a vestirte de “otro”, del yo que fui apenas ayer. Pienso que si sigo más tiempo aquí, no me extrañaría que tuviese que desempolvar mi traje de almirante de la comunión"

"Miro por la ventana a un cosmos que aspira ser un rompimiento de gloria, pero se queda en nada. El amago se ahoga en un tono agónico, que va cubriendo de negro tan temprano el día. Comienza así la Pascua con un viento frío, sin helar, que danza a rachas colándose en mi pecho cuando me santiguo al cruzar el portal"

"La sigo dócil, vulnerable, guiado por la mano tersa de unos ojos negros adaptados a los laberínticos pasillos de hotel, entre habitaciones numeradas y lechos rojos"

"No puedo confirmar si estoy llorando. La realidad llora sobre mí y eso es lo que me invade"