ADRIAN WILLAERT

Por Juan Antonio Saro (2º ESO B)

DATOS BIOGRÁGICOS:

Nació en 1490 en Rumbeke, Bélgica y murió en 1562 en Venecia, Italia. Fue un compositor flamenco de música del Renacimiento, y fundador de la Escuela Veneciana de música. Se convirtió en uno de los más representativos miembros de la generación de compositores nórdicos que viajaron a Italia. Desarrolló las primeras composiciones accesibles para música de laúd.

El siglo del laúd

El XVI fue el siglo del laúd a pesar de que este instrumento tenía ya un largo recorrido en Europa en los siglos precedentes. Su protagonismo en la música de la época es indiscutible, jugando el papel de liderazgo que posteriormente desempeñaría el clave y luego el pianoforte. Era un instrumento ágil en la interpretación, de entonación precisa y de una sonoridad limitada pero suficiente. Pero sin duda una de sus grandes virtudes era su capacidad para ser tocado “polifónicamente”, es decir, la posibilidad de tocar en él distintas voces que se mezclaban en el contrapunto de canciones y madrigales.

El laúd procede del ud árabe (nombre al que al añadirle el artículo queda como al ud, alaud o alaude), elemento no demasiado utilizado en la España cristiana medieval, que estaba más volcada musicalmente hacia la guitarra tocada con rasgueo. El laúd árabe se interpretaba con una punta de pluma, a modo de plectro, aunque en su evolución europea pasa a ser tañido con los dedos.

Este cordófono se extendió por Europa durante la Baja Edad Media en distintas variantes. Por ejemplo, en Francia la literatura del siglo XIII menciona a juglares que tocan leus, citoles y guiternes. Sin embargo, el mayor grado de virtuosismo con el laúd se alcanza en Italia en el siglo XIV, y a pesar de no quedar excesivos testimonios musicales de la época, destaca el hecho de que el número de notas encomendadas al laúd como instrumento que doblaba la voz es mucho mayor que el de sílabas cantables, por lo que surge una tradición de enriquecer el canto al doblarlo con el instrumento.

A lo largo del siglo XV la técnica de interpretación del laúd va formalizándose y abandonando la experimentación, tanto en Alemania, Francia e Italia. Surgen ya laudistas profesionales en las cortes de Saboya, Borgoña y Provenza que después de su nombre llevaban el apelativo “alamand” o “alamant”, que denota su expertise en el instrumento.