Fundamentación pedagógica de la propuesta curricular
En la actualidad, nuevas y ampliadas expectativas definen nuevos desafíos a la formación docente inicial. Demandas complejas de la sociedad del conocimiento, de los contextos socioculturales de las instituciones educativas, de las necesidades de desarrollo específicas de nuestro país, y de nuestra provincia, requieren de los docentes una serie de nuevos conocimientos y capacidades para reconocer críticamente y transformar su propia práctica para el desarrollo de las potencialidades y capacidades de sus estudiantes, entendidos como sujetos de derecho.
En este sentido, uno de los desafíos que se presenta hoy en torno a la formación docente inicial es la necesidad y posibilidad de resignificar la profesión docente, volver a pensarla y concebirla, revisarla de manera de garantizar desempeños adecuados en diferentes contextos y en atención a sujetos singulares y prácticas sociales y culturales diversas; se busca por lo tanto, la apropiación de concepciones educativas reflexivas que generen otras maneras de enseñar y de actuar en el marco de las instituciones educativas.
En este escenario de oportunidad se inscribe la reescritura de una nueva presentación del Diseño del Profesorado de Educación Secundaria en Matemática que recupera los acuerdos federales plasmados en los Lineamientos Curriculares Nacionales, particularmente de la Resolución CFE 93/09, “...Sostener y orientar las trayectorias escolares de los estudiantes. Partiendo del reconocimiento de las trayectorias reales de los adolescentes y jóvenes” y desde la Resolución CFE Nº 24/07, que plantea la docencia como: a) práctica de mediación cultural reflexiva y crítica, b) trabajo profesional institucionalizado, c) práctica pedagógica.
Desde este abordaje, la docencia como práctica de mediación cultural reflexiva y crítica, se caracterizada por la capacidad para contextualizar las intervenciones de enseñanza en pos de encontrar diferentes y mejores formas de posibilitar los aprendizajes de los estudiantes y apoyar procesos democráticos en el interior de las
instituciones educativas y de las aulas, a partir de ideales de justicia y de logro de mejores y más dignas sus condiciones de vida.
Se asume a la docencia como trabajo profesional institucionalizado, que se lleva a cabo en las instituciones educativas, en el marco de la construcción colectiva de intereses públicos, de significados y aspiraciones compartidas y del derecho social a la educación. Ello implica la necesaria autonomía y responsabilidad profesional para la genuina toma personal de decisiones para enseñar, como una actividad comprometida, simbolizante, enriquecedora, y para construir espacios de trabajo compartido y colaborativo en las instituciones escolares en las que la labor del equipo docente pueda primar por sobre el trabajo individual y aislado. Esto exige integrarse con facilidad en equipos, grupos de pares, con el fin de reflexionar sobre el
aprendizaje, nuevos modelos didácticos y problemáticas compartidas para superarlas en forma creativa y colectiva. Requiere, asimismo, del ejercicio de la autoridad pedagógica, no sólo como autoridad formal, sino como profesional reconocido y legitimado por su responsabilidad en la enseñanza y por sus propuestas educativas.
Se entiende la docencia como una práctica pedagógica construida a partir de la transmisión de conocimientos y de las formas apropiadas para ponerlos a disposición de los estudiantes y que toma a la diversidad como contexto. Ello implica la capacidad de analizar la práctica cotidiana incorporando las dimensiones siempre particulares del ontexto de la práctica, tanto en el nivel organizacional como en el aula, en vistas a la mejora continua de la enseñanza.
Finalidades formativas de la carrera
La formación docente ha sido materia de innumerables análisis y discusiones, desde los factores explícitos e implícitos para la determinación del perfil profesional, los resultados esperados de la formación, los contenidos que deben conformar el currículo, su presencia y peso en la formación pedagógica y de la especialidad, como también las fuentes o factores que deben orientar la estructuración del currículo de formación.
En este sentido, el desafío de formar docentes para la Educación Secundaria en Matemática nos ubica frente a una profesión y un trabajo que transmite y produce conocimiento en torno a esta Unidad Pedagógica que desarrolla estrategias para garantizar la equidad y la inclusión social tendiente al desarrollo integral de los estudiantes, es una acción compleja que se despliega en la toma de decisiones acerca de qué enseñar, cómo enseñar, para qué enseñar, y que requiere de la reflexión y comprensión de las múltiples dimensiones socio políticas, histórico culturales, pedagógicas, metodológicas y disciplinares, para el desarrollo de prácticas educativas transformadoras del propio sujeto, del otro y del contexto en que se actúa.
La formación docente así planteada “posibilita imaginar un escenario deseable que permita pensar la enseñanza de la Matemática para futuros docentes en un espacio de construcción, transformación y validación de los conocimientos, tratando de no enfatizar ninguna de todas las dimensiones que posee el saber matemático sobre la otra (por ejemplo: lo discursivo sobre la práctica, lo axiomático sobre lo constructivo, lo deductivo sobre lo plausible)”7. Supone generar educadores comprometidos y sólidamente formados para generar un proceso de desarrollo personal que le permita reconocer y comprometerse en un itinerario formativo que va más allá de las experiencias escolares, participando en ámbitos de producción Cultural, Científica y Tecnológica que los habilite para poder comprender y actuar en diversas situaciones.
La formación docente en Matemática necesita reconocer las huellas históricas en las instituciones formadoras para capitalizar las experiencias y saberes significativos, construir prácticas de formación que recuperen la centralidad de la enseñanza , en su dimensión ético, política, permitiendo el reconocimiento de las nuevas realidades contextuales que fortalezcan el compromiso con el aprendizaje de los estudiantes, esto requiere de los conocimientos disciplinares propios del campo de la Matemática que deben articularse con saberes y habilidades ambiente, atendiendo la Formación Pedagógica y la Práctica Profesional imprescindibles para desempeñarse como profesor en una escuela secundaria, reconocedora de los sujetos de derecho y del conocimiento como bien social y público.