Desde el siglo II, después de Cristo, se organizó la Semana Santa como la conmemoración del triduo sagrado: la pasión, la sepultura y la resurrección del Señor. El nuevo calendario litúrgico instituyó la Semana Santa, destinada a recordar la pasión de Cristo, a partir de su ingreso a Jerusalén
Esta es una de las imágenes más tradicionales para los marinillos, es una escultura hecha en madera traída de Quito, esta imagen tiene aproximadamente 182 años su vestimenta fueron obsequiadas por los hermanos Mariano y Nepomuceno Duque a su vez fue confeccionada por las hermanas Salazar.
la procesión de soledad del sábado santo es una de las más significativas y la imagen de esta virgen solo se puede comparar con la de los grandes templos
A ciencia cierta no se sabe cuándo llegó la imagen del Nazareno, pero se sabe que el primer Párroco Presbítero Fabián Sebastián Jiménez y Fajardo dejó en el testamento en 1775, una partida para una lámpara para iluminarlo. Según artistas plásticos, es perfecta en sus proporciones y hasta en su expresión. La imagen fue trasladada a la capilla en 1841, después de la revolución de 1839, de ahi solo se saca para la procesión de Viernes Santo. En épocas pasadas era también sacada en los pasos de Pretorio de Pilatos, la Flagelación y además para rogativas. Se dejó de sacar para estas últimas actividades para protegerla de posible deterioro.
Su traje anterior fue donado por los hermanos Mariano y Nepomuceno Duque, los mismos que donaron el gran reloj de cuerda que adorna la espadaña de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El vestido fue enviado por ellos desde Paris. Actualmente la imagen lleva la capa española un obsequio del General Marco A. Álzate, la túnica y la capa la regalaron Arturo Gómez Hoyos y Ramón Tulio Villegas.
En el curato del padre Javier López Ríos, se especializó el oficio de cargueros y los dotó de los famosos faldones con capuchas, copiados de la semana santa de Popayán. Los cargueros pertenecen a la Cofradía de la Santa Cruz, dirigida por Jairo Rincón. Los sayales y las capuchas utilizadas son acordes a los colores litúrgicos: blanco significa pureza y tiempo de Júbilo, el negro luto y duelo., el morado preparación espiritual y penitencia, el rojo la Sangre de Cristo y la fuerza del espíritu santo.