Una historia de amor, corta pero intensa que te atrapará desde el primer momento. Sus protagonistas son gente normal y corriente, como tú y como yo, que te harán vivir esta historia como si le pasara a tu mejor amiga.
Marta & Mario son los protagonistas de "Grandes coincidencias" el texto final de mi libro, <Amor, desamor y otras cosas>, un libro de prosa poética que incluye dos relatos.
Esta historia comienza en mi libro pero sigue aquí y en Instagram, en mi cuenta @marialosadag_
A continuación, todos los capítulos.
¡No te lo pierdas!
Es un día como otro cualquiera, un jueves de marzo. Marta va de camino a la oficina como de costumbre, paseando por el centro de la ciudad.
A pesar de que parece un día normal y corriente, hoy pasará algo, no algo súper importante, pero sí lo suficiente como para que en el corazón de Marta se sienta una punzada.
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Decide la primera y también entrar que es primavera y aún refresca de noche para ir minifaldera.
Marta está embobada mirando el líquido casi amarillo de su copa de vino y no se percata de que Mario está enfrente suya, como si nada, sin que se le vea agitado o con prisa. Marta iba a echarle el puro por llegar tarde, pero el galán de telenovela turca la deja K.O plantándole un beso en la mejilla y diciendo <<Hola preciosa, perdón, mi fuerte no es la puntualidad, debí avisarte>>, quedándose tan pancho. Marta no sabe si le quiere meter una hostia o plantarle un morreo, en esa delgada línea se mueve.
Mario es el típico guapo que sabe que lo es pero no se lo cree o se lo hace, vamos un galán moderno, el puto Brad Pitt en sueños.
La cena transcurre mejor de lo que Marta había pensado, se chispan con el vino blanco y coquetean todo el rato. Está yendo tan bien que Marta está pensando en saltarse su regla de no follar en la primera cita, se siente muy a gusto, demasiado. Y del dicho al hecho, se comieron el trecho, la boca y hasta el alma, acabando enredados en el sofá de Marta, ni tiempo de llegar a la cama hubo, cuales perros en celo.
Después del sexo, abrazos, besos tabaco y vino. Parecía que se conocían desde siempre, como si les hubieran borrado la memoria y no existiera un antes de ellos.
Mario se queda a dormir y duermen entrelazados, como si no pudieran soportar la idea de verse separados.
Desayuno en la cama, ducha y despedida con la promesa de <<te llamaré>> del buenorro de la camisa.
Marta está tan feliz que le manda un WhatsApp inmediatamente, <<gracias por una gran noche, nos vemos pronto❤️>>.
Pasa el domingo y Marta no sabe nada de Mario, su WhatsApp de esta mañana se quedó en visto, por lo que le manda otro a eso de las 11 de la noche, <<Hola guapo, ¿cómo va la resaca?, la mía peor sin ti 😜>>
Ya es lunes y Marta comienza su jornada con un sabor agridulce, ya que el sábado fue la mejor noche de su vida, pero no ha vuelto a saber nada de Mario y está pensando en que se la ha fornicado y si te visto no me acuerdo.
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Mario le dice << Venía a invitarte a desayunar >>. Ojo que obvia totalmente el hecho de que ha dejado en visto a Marta no solo 1 vez, sino 2.
Marta espabila de su bloqueo y le suelta sin pensar <<¿Me estás vacilando? Osea, ¿voy a estar disponible cuando tú gustes? Creo que todo esto ha sido un gran error>>. Parece muy segura y decidida, pero le suda hasta el alma de los nervios.
Mario lo flipa muchísimo, sigue sin estar acostumbrado a que las mujeres le planten cara y por primera vez no sabe que decir. Marta le gusta de verdad, pero no sabe tener más allá de un polvo con nadie. Marta al ver que Mario no articula palabra se pone en marcha. Entonces Mario reacciona, la agarra y le suelta un morreo propio de la isla de las tentaciones. A Marta se le ha caído el alma y las bragas, y obviamente ha participado en el morreo olvidándose hasta como se llama. Marta recobra el sentido, aparta a Mario y sale corriendo. (Se queda con ganas de darle una hostia, aviso).
A Marta se le han saltado las lágrimas. Está desconcertada, rota y cabreada. Pero, ¿de qué va este tío?
Se fuma el cigarro con rabia y cayéndole las lágrimas. Se acabó, se lo va a explicar y quedarse a gusto con un WhatsApp: <<Mario, sinceramente no entiendo qué coño haces, por eso me he ido corriendo. No puedes hacerme sentir el sábado como la única mujer en la tierra, el domingo pasar de mi puta cara, el lunes invitarme a desayunar y cuando te lo explico cascarme un morreo sin preguntar. Creo que es mejor que dejemos esto aquí, no debería sen tan difícil. Que te vaya bonito. Adiós>>
Mario ha recibido un mensaje de Marta demoledor. No sabe qué hacer. ¿Le gusta tanto Marta cómo para tanto esfuerzo?
Ya es viernes Marta no ha sabido nada de Mario y no deja de pensar en él, no entiende que tiene ese hombre para volverla tan loca.
Sábado, 11 am. Marta desayuna cuando le llega un WhatsApp, sus ojos se abren como platos. Es Mario, <<Hola Marta, ¿podemos vernos esta noche? Necesito hablar contigo cara a cara>>
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23:10 Mario aún no se ha dignado a aparecer. Marta se ha maquillado muy suave y se ha puesto un vestido playero muy corto y va en chanclas.
23:15 Llega Mario. Marta está tan nerviosa que quiere salir corriendo. Mario entra iluminando el loft como si fuera el mismo sol en pleno día. Le casca dos besos en las mejillas y le dice <<Toma es cava, mételo al congelador>>. Marta le responde sin pensar <<Vale, pero no se que coño vamos a celebrar, siéntate y dime que quieres>> (Ni ella misma se cree lo que acaba de decir, claro que quiere celebrar, su boda con él).
Mario se sienta y le clava sus intensos ojos verdes, y empieza a decirle que nunca ha tenido una relación de verdad, pero que ella es especial y quiere otra oportunidad. Marta no es capaz de escuchar ni una sola palabra está embobada mirándole la boca y pensando en el polvazo que echaron allí mismo. Mario se percata y le dice, tocándole el brazo <<¿Me estás escuchando? Marta coño esto es muy difícil para mí, estoy intentando decirte que me gustas, enserio.>> Marta abre los ojos como platos, está flipando ya que Mario está nervioso, le tiembla la pierna y se muerde los labios. Se le caen las bragas, el alma y siente una punzada en el corazón. Se lanzaría a por él ahora mismo, pero no quiere dejarse seducir por lo que puede ser un truco barato. Se levanta de un brinco del sofá y decide abrir el cava, se sirve una copa y se la bebe de un trago (casi se le sale por la nariz), mientras Mario se queda en el sofá esperando ver que hace Marta. Ella empieza a andar por todo el piso, nerviosa.
Mario se cansa de esperar y se levanta. Va hacia Marta muy decidido, pero no la besa sino que la mira a los ojos y le dice <<Marta, me gustas, se que la he cagado, pero esto es nuevo para mí y seguramente la seguiré cagando pero quiero intentarlo. Eres guapa, divertida y me haces sentir algo que no se lo que es y que quiero averiguar.>> La besa, pero la besa diferente, suave, tranquilo, un beso que hace que Marta caiga rendida, para siempre.
FIN.💜