Por José Juárez
Manuel Mesa Andraca no adquirió el gusto por el arte, él lo mamó desde su infancia, porque en su familia así lo educaron, dentro del medio en el que ellos vivían; sus abuelos y sus padres eran gente sensible que amaban el arte. Años después fue amigo de los tres grandes de la pintura mural y otros más: Diego Rivera, David A. Siqueiros, Clemente Orozco, Gerardo Murillo (Dr. Atl), Frida Kahlo, etc.
Retrato de Gerardo Murillo el Dr. Atl. Esta foto fue tomada en 1952 por Manuel Mesa cuando él y yo acompañamos al artista y vulcanólogo a visitar el pedregal que dejo el Paricutín en febrero de 1943 en San Juan Parangaricutiro, Mich.; después de una violenta e inesperada erupción volcánica. La foto está dedicada al Ing. Manuel Mesa por el puño y letra su amigo el Dr. Atl.
París durante la "Belle époque".
Tuvo la oportunidad de vivir en París cuando visitó a su hermano Joaquín Mesa quien estudiaba piano en esa ciudad durante las dos guerras y de nutriese de todos los “ismos” que surgían en ese núcleo de artistas e intelectuales del periodo conocido como la “Belle époque”. Esta designación respondía en parte al espíritu de una realidad recién descubierta que imponía nuevos valores a las sociedades europeas (expansión del imperialismo, fomento del capitalismo, enorme fe en la ciencia y el progreso como benefactores de la humanidad); también describe una época en que las transformaciones económicas y culturales que generaba la tecnología influían en todas las capas de la población; desde la aristocracia hasta el proletariado.
La Ciudad Lúz.
En ese periodo, en la década de los años 20, el arte se siguió desarrollando en los marcos de la inestabilidad general ocasionada por la guerra. Sin embargo, el desarrollo industrial continuaba: mientras nuevas formas se imponen tales como el impresionismo, el futurismo el cubismo el fovismo, etc., Para entonces el arte ̶ ̶ de alguna manera ̶ , comienza a popularizarse. Esto dio nacimiento y popularización de varias escuelas de vanguardia que buscaban reinventar el arte confrontando movimientos artísticos anteriores por la renovación radical en la forma y el contenido. Lo maravilloso de los veinte en la Ciudad de la Luz, ahí destacó por ser un hervidero de nuevos artistas y movimientos artísticos, las vanguardias vivían su época moza con jóvenes prometedores como Picasso, Modigliani, Man Ray, Matisse, Miró, quienes apostaban por una técnica y estilo nuevo que rompía la tradición. Liberados de la opresión con la culminación de la Primera Guerra Mundial muchos estadounidenses se dejaron seducir por la vieja Europa, donde lejos de la prohibición, se mezclaron en un ambiente bohemio lleno de arte y cultura.
Gertrude Stein
Por ejemplo, la casa de Gertrude Stein (Calificó de Impresionista al movimiento artístico de principios del siglo XX cuando vio la obra "Impresión, del sol naciente" de Claude Monet, y califico a la obra de Picasso como cubista.), se convirtió en el centro de reunión de los mejores artistas del momento, ella como amante del arte, coleccionó y promovió a artistas como Picasso, Matisse y Braque. Una tarde en la casa de Stein, consistía en valorar el nuevo arte, tener pláticas entre escritores y artistas como Hemingway, Ezra Pound, F. Scott Fitzgerald, ¿te puedes imaginar las charlas que se llevaron en ese salón y de los temas tan interesantes que se debatían?
En este periodo los surrealistas surgen como un movimiento sin precedente, en su ciudad preferida París, en la que fundan la revista “Literatura”, la cual daría nacimiento a este movimiento.
No podemos dejar de mencionar a Montmartre, el lugar preferido de los artistas, en el que podemos encontrar galerías, exposiciones y escuelas de arte.
Sin lugar a dudas París fue la ciudad predilecta para artistas, poetas, escritores, atraídos por una hermosa y misteriosa ciudad.
En ese entonces, “París no se acaba nunca y el recuerdo de cada persona que ha vivido allí es distinto del de cualquier otra. Quienes disfrutamos de su hospitalidad, siempre hemos vuelto, estuviéramos donde estuviéramos, y sin importarnos lo trabajoso o lo fácil que fuera llegar allí. París siempre valía la pena y uno recibía siempre algo a trueque de lo que allí dejaba.” Es verdad que París siempre fue la meca de los artistas; pero yo considero que aún lo sigue siendo;
Ing. Manuel Mesa y José Juárez en la terraza del restaurante Julio Verne en la Torre Eiffel.
Este prestigio puede reafirmarse con el tópico cultural, probablemente apócrifo, atribuido a Enrique de Borbón o de Navarra, el pretendiente hugonote (protestante) al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar (su ordinal como rey es Enrique IV). Desde entonces viene utilizándose con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades: es útil renunciar a algo, aunque sea aparentemente muy valioso, para obtener lo que realmente se desea: París bien vale una misa (Paris vaut bien une messe). En tanto que artista, “el arte y sus conceptos durante esos años 20”, aún seguían siendo los mismos ímpetus, pero renovados ya para el año 1966. Sin embargo, aún se seguía sintiendo esa carga espiritual; la que han sentido y siguen sintiendo los que han vivido allí. En esos años Manuel Mesa vivía junto con su hermano Joaquín quién como músico fue a reforzar su educación musical y enriquecerse con la cultura europea. Y al encontrarse con el arte de Amadeo Modigliani, escribió sobre la obra, y sus impresiones, pero eso no fue solo una casualidad, a su regreso a México en 1940, así lo comenta Alma Reed[1] en su libro Orozco, que “durante el mismo año, perdió México la oportunidad de que completara Orozco su representación del inmortal triunvirato mexicano de la liberación nacional, agregando la figura de Morelos a la ya terminada de Hidalgo y la proyectada de Juárez".
[1] Reed Alma. Orozco. F.C.E. México 1955. ps 318 y 319.
Catedral de Chilpancingo.
El incidente según me lo relato el licenciado Manuel Mesa Andraca en reciente entrevista, se desarrolló como sigue:
“En 1941, sugerí al gobernador del Estado de Guerrero, ingeniero y coronel Rafael Catalán Calvo, que José Clemente Orozco decorara la bóveda de la iglesia parroquial ̶ La Asunción María[1] ̶ , hoy Catedral de Chilpancingo, capital de Guerrero, donde Morelos había celebrado con un Te Deum la declaración de la Independencia de América y la constitución del Primer Congreso Nacional. Yo invité al pintor a discutir el asunto con el gobernador en Chilpancingo y se mostró de lo más entusiasta ante la idea de decorar esta iglesia con una alegoría del acto que allí había ocurrido. Fue evidente que inmortalizara tan importante hecho histórico. Casi no le importó discutir el precio que era, si bien recuerdo, alrededor de 40 mil pesos.
Naturalmente, Orozco tuvo deseos de visitar la iglesia, lo cual hizo antes de formalizar el contrato. Podía verse su entusiasmo ante la perspectiva de obtener un mural en Chilpancingo. Al partir, expresó su admiración por el gigantesco laurel de las Indias en el atrio de la iglesia y me reprochó que yo ̶̶ originario de Guerrero ̶ nada hubiera hecho porque se protegiera apropiadamente este árbol, o que se arreglara un jardín bajo su sombra, de manera que el pueblo pudiera disfrutarlo.
José Clemente Orozco.
Cuando regresé a México después de una visita a los Estados Unidos, supuse que Orozco se hallaría ya trabajando en el proyectado mural, pero desgraciadamente el contrato nunca se firmó porque el timorato gobernador de Guerrero temió que ciertos católicos criticaran la decoración de la iglesia con motivos no ortodoxos que no fueran del gusto del creyente o del ignorante. Así perdió la capital del Estado de Guerrero la oportunidad de incluir en su iglesia la obra de un genio. En vez de los murales la parroquia fue pintada como si fuera una caja de bombones de chocolate, y ni siquiera es el estilo de otras iglesias donde los indígenas demuestran su buen gusto como decoradores. Mientras tanto la gente culta de Guerrero lamentará siempre que Chilpancingo no posea el mural que José Clemente Orozco soñó con pintar allí”.
En l978, Mesa Andraca también invitó al escultor Federico Canessi, para que realizara el proyecto de la cabeza del general Lázaro Cárdenas en una piedra de más de 20 metros de altura, escultura que ahora luce sobra la carretea cerca de Arcelia Gro.
Y en 1972, cuando yo le propuse que en lugar de una biblioteca hiciéramos un museo en la Casona de Zapata 21, él recibió mi proposición con gran entusiasmo.
José Juárez.
Además, fue mecenas y ayudo a muchos jóvenes artistas. Fue un hombre que amó el arte por encima de muchas de sus actividades; actividades éstas en las que él tenía la convicción de que el hombre debía tener la posibilidad de recrear libremente, con una finalidad estética, crear aspectos de la realidad o expresar sentimientos con formas bellas. Para lo cual era indispensable el estímulo y el apoyo económico.
Cuando mi padre biológico se negó a que yo estudiara la carrera de artista plástico, so pretexto que me iba a morir de hambre con esa profesión, Mesa Andraca le dijo: “No se preocupe yo le ayudaré, si el me demuestra que tomará en serio sus estudios yo afrontaré siempre su carrera, mientras tenga vida.
En 1979, al regresar a mi país, me nombró su heredero universal.
Copyright José Juárez Sánchez All Rights reserved. jj221939@gmail.com