Octavio Paz
Antes del comienzo

Ruidos confusos, claridad incierta.

Otro día comienza.

Es un cuarto en penumbra

y dos cuerpo tendidos.


En mi frente me pierdo

por un llano sin nadie.

Ya las horas afilan sus navajas.

Pero a mi lado tú respiras;

entrañable y remota

fluyes y no te mueves.

Inaccesible si te pienso,

con los ojos te palpo,

te miro con las manos.

Los sueños nos separan

y la sangre nos junta:

somos un río de latidos.

Bajo tus párpados madura

la semilla del sol.

El mundo

no es real todavía,

el tiempo duda:

sólo es cierto

el calor de tu piel.

En tu respiración escucho

la manera del ser,

la sílaba olvidada del Comienzo