Nika Turbiná

Un perro encadenado...

Un perro encadenado.

Desgracia y sufrimiento

en sus adoloridos ojos.

El corazón canino grita:

“¡Soy una persona!”

“Bueno, querido, bueno,

te duele el corazón.

No tenés amigos,

nadie quien pueda ayudarte”.

“Es mejor que me muera.

Moriré, moriré de tristeza,

¡oh, amigo!

Vení, salvame de la muerte.

Dame la mano,

llevame con tus amigos.

Vení, instante de alegría y de felicidad”.

Me desperté esta mañana

y el sol estaba

en los ojos del perro muerto

de tristeza.

1980

Nika Turbiná en La infancia huyó de mí (Antología) [2018]

Trad. Natalia Litvinova