Nika Turbiná
Un perro encadenado...
Un perro encadenado.
Desgracia y sufrimiento
en sus adoloridos ojos.
El corazón canino grita:
“¡Soy una persona!”
“Bueno, querido, bueno,
te duele el corazón.
No tenés amigos,
nadie quien pueda ayudarte”.
“Es mejor que me muera.
Moriré, moriré de tristeza,
¡oh, amigo!
Vení, salvame de la muerte.
Dame la mano,
llevame con tus amigos.
Vení, instante de alegría y de felicidad”.
Me desperté esta mañana
y el sol estaba
en los ojos del perro muerto
de tristeza.
1980