Maldita  Delmira Agustini

Mi plinto

Es creciente, diríase

Que tiene una infinita raíz ultraterrena...

Lábranlo muchas manos

Retorcidas y negras,

Con muchas piedras vivas...

Muchas oscuras piedras

Crecientes como larvas.


Como al impulso de una omnipotente araña

Las piedras crecen, crecen;

Las manos labran, labran,


—Labrad, labrad, ¡oh manos!

Creced, creced, ¡oh piedras!

Ya me embriaga un glorioso

Aliento de palmeras.


Ocultas entre el pliegue más negro de la noche,

Debajo del rosal más florido del alba,

Tras el bucle más rubio de la tarde,

Las tenebrosas larvas

De piedra, crecen, crecen,

Las manos labran, labran,

Como capullos negros

De infernales arañas.


—Labrad, labrad, ¡oh, manos!

Creced, creced, ¡oh, piedras!

Ya me abrazan los brazos

De viento de la sierra.


Van entrando los soles en la alcoba nocturna,

Van abriendo las lunas el silencio de nácar...


Tenaces como ebrias

De un veneno de araña

Las piedras crecen, crecen,

Las manos labran, labran.


—Labrad, labrad, ¡oh, manos!

Creced, creced, ¡oh, piedras!

¡Ya siento una celeste

Serenidad de estrella!