UNAS PALABRAS PARA NO CALLAR EN LUNA KAKANA 

Esta pieza dramática provista de un lirismo autóctono no desbarranca en lo proceloso de la historia. La historia está presente en cada reclamo, en cada una de las sustancias del canto y del verbo en  Luna Kakana, sin eludir nada, no hay artilugios. No es una apología es una Historia, una verdad inconsecuente todavía. Es un valioso aporte que revitaliza el legado de nuestros ancestros.

Leerla me hizo pensar en el momento en que nuestros pueblos fundadores quilmes y acalianos fueron reconocidos y mencionados por primera vez en el Quilmes del Río de La Plata, fue el 10 de junio de 1934 en que una comisión de estudiantes del colegio Nacional solicitó al Concejo Deliberante cooperación para realizar una excursión a la Provincia de Catamarca con el objeto de rendir homenaje y honrar la memoria de los Indios Quilmes. Se convocó al escultor Luis Perlotti, quien realizó la maqueta que se presentó en un acto público en 1935. Allá fueron esos estudiantes y allá permanece en la Catedral de Catamarca esa placa en bronce como testimonio y homenaje al pueblo quilmes en la Catedral de Catamarca. A partir de este primer hecho, se sucedieron numerosos momentos, hitos, en los que ratifica a estos mancebos de la tierra nuestros únicos y genuinos fundadores.

El 21 de julio de 1937, algunos concejales presentan un proyecto de ordenanza para emplazar un monumento a los Quilmes que recién fue inaugurado el 14 de agosto de 1986. Así sigue la travesía de nuestros fundadores hasta que en 2001 se firma el Pacto de Hermandad entre los Quilmes del río Yocavil y los del Río de La Plata. Pacto que se ratifica en 2010.

También las voces de la plástica, de literatura y la dramaturgia han sido instrumentos para recuperar la memoria y reparar la injusticia, y recordamos a Miño, a Patiño, a Gordillo, a Dardo Abbatista, a Lucrecia Lombán, a Zunilda Quatrin y Mónica Cereda del Proyecto Arqueológico Quilmes, a los que en 2001 firmaron el Pacto de Hermandad entre los dos Quilmes los del río Yocavil y los del Río de La Plata, ratificado en 2010 y ahora Patricia Casalvieri toma la posta y nos trae esta heterogeneidad estética que con la contundencia de la palabra nos hace percibir “las memorias veladas que buscan redimirse del olvido” 

Luna Kakana, es la mujer, la que ya no tiene el grito contenido; la mujer que está haciendo, en las últimas décadas una revolución que, si bien se inició con las sufragistas de fines del siglo XIX, luego se confinaron en el confort del capitalismo que las anuló (salvo algunas bravas libertarias), hasta que en los ’60 se rompió el huevo y alumbró el cambio con el que ahora “puede aún descubrir en el valle antiguo en los morteros ceremoniales.” Y necesitamos esas ceremonias, esos ritos, los ritos, aún son impostergables, porque reafirman la identidad, el ser en comunión y en una comunión activa y dispuesta. afianzan las ideas de lo trascendente y el teatro, desde los antiguos griegos, es el ritual del ‘suplicante’, a través del teatro griego, en que se presentaron, por primera vez, los géneros teatrales (drama, comedia y tragedia) se manifestaba todos los aspectos de la sociedad. 

Luna Kakana nos devuelve el reclamo, el frente a la injusticia de Isabel Pallamay, de Micaela Illescas, de Tomasa Navarro, de Ana Pérez, de Ignacia Macías, de Thomasa Navarro, de Micaela Peralta, de Tomasa Isarra, de Lucia Funes, de María del Carmen Cabral y de María Martínez y honra a quien las puso en la historia, la historiadora Guillermina Sors y con esta pieza de Patricia Casalvieri se les suma. 

El Murciélago, invasor irredento, en los improperios que arroja, en realidad se describe a sí mismo: “perteneces a un linaje de irascibles cuyo encono entorpece el entendimiento”. Eso dice, cuando la historia nos muestra un linaje de “hombres blancos” que desde la cima de un poder mal obtenido arrojan la ira sobre los pueblos y los inutilizan de lo que les es propio y natural, de lo que les corresponde por heredad, atravesándolos con sus cruces, nuevas formas de tortura sobre las que apoyan la espada y afianzan la conquista para siempre, hasta hoy. 

Inevitablemente este canto dramático me empujó del lirismo a la historia y también siento que todos podemos gritar como la Mujer:

“Tierra kakana… Luna kakana. Abrazaré tus huellas, tomaré el camino de las simientes. Joi… Ji… Ao… Ahahao… Mi ahahao…”

Chalo Agnelli