Ubicada en la localidad de Omoa, es posiblemente la estructura de defensa colonial más importante de toda Centroamérica, una enorme fortificación en piedra construida en 1775, con el fin de proteger el norte de Honduras de corsarios y piratas. Hacia fines de la época colonial y con el inicio de la independencia, fue ocupada como presidio, al cual se le atribuyen terribles torturas de prisioneros.
Hoy sobrevive prácticamente toda la estructura original, siendo posible de visitar sus pasadizos, patios y celdas. Un museo contiguo a la fortaleza, relata los acontecimientos más importantes de su historia.