¿A quién veneramos hoy?
Desde las orillas del Nilo, donde dioses animales como Sobek y Sekhmet gobernaban el destino de los faraones, hasta las brillantes avenidas de hoy, donde logos de marcas de lujo ejercen una fascinación casi divina, la humanidad siempre ha buscado símbolos de poder. Este blog explora este fascinante paralelismo, desentrañando el legado de los símbolos egipcios y su sorprendente influencia en la creación de los iconos modernos que veneramos. Acompáñanos en un viaje a través del tiempo, donde descubriremos cómo los antiguos dioses han sido reemplazados por ídolos contemporáneos, y reflexionaremos sobre el poder que estos símbolos ejercen sobre nosotros.
Ramsés II luchando en un carro en la Batalla de Kadesh con dos arqueros, uno con las riendas atadas alrededor de su cintura para liberar ambas manos (Alivio de Abu Simbel - Templo de Ramsés II)
18/03/2025
El caballo no estuvo siempre presente en la vida de los antiguos egipcios. Lo cierto es que no les era necesario, ya que cubrían sus necesidades de transporte de tres maneras diferentes: con la tracción humana, a lomos de asnos para las travesías terrestres y en barcos a través del Nilo para los desplazamientos más largos y el transporte de mercancías.
Aunque este tema aún es objeto de debate entre los expertos, la teoría más aceptada es que la introducción del caballo en el Antiguo Egipto se da a partir de la invasión de los hicsos. Este pueblo procedente de Oriente Próximo invadió y tomó el control del Bajo Egipto en el siglo XVII a.C. Durante las campañas militares que llevaron a este suceso, los egipcios se dieron cuenta la situación de superioridad en la que se encontraban los hicsos que habían incorporado a sus ejércitos el uso de carros de guerra tirados por caballos. Esto les proporcionaba más velocidad y precisión frente a las tropas de infantería reclutadas del campesinado con las que contaban los egipcios. A partir de entonces los egipcios comenzaron a confiscar caballos y carros como botín de guerra para poder desarrollar su propio sistema de cría caballar y su propio diseño del carro de guerra.
Estas innovaciones cambiaron la manera de entender la guerra de los egipcios y, con el tiempo, se volvieron indispensables también fuera del campo de batalla para patrullar las fronteras y como elemento de distinción social.
A pesar de esta nueva consideración, el caballo nunca llegó a alcanzar el estatus de otros animales sagrados, pero era altamente valorado por su nobleza y valentía. Actualmente, dependiendo del contexto, su simbolismo toma diferentes matices. Se lo relaciona con conceptos como la libertad, el poder, la velocidad, la elegancia y la nobleza. Es por ello que suele ser frecuente encontrarlos como parte de la imagen corporativa de marcas, principalmente, de coches y de moda. Seguramente, la primera marca que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en un caballo es Ferrari. Su “Cavallino Rampante” es todo un icono, una imagen casi mítica. Pero, ¿de dónde ha salido?
Logotipo de Ferrari como fabricante de coches
Logotipo de Ferrari como escuderia
La inspiración para este caballo surge en un primer momento del emblema del Regimiento de la Real Caballería del Piamonte. El caballo negro sobre fondo rojo aparecía en el fuselaje de sus aviones y uno de sus más heroicos pilotos, Francesco Baracca, se cruzaría en el camino de Ferrari en 1923. Tras haber ganado un concurso en Rávena, Enzo Ferrari conoce a los padres de Francesco y es la madre quien le propone que utilice el logo del caballo en sus automóviles alegando que le traería suerte. Con esta idea en mente, Ferrari cambia el fondo rojo por el amarillo canario, color de su Módena natal, y modifica la posición de la cola, que originalmente apuntaba hacia abajo, para que mire hacia arriba para potenciar la imagen del caballo encabritado. Además, le añade la bandera tricolor italiana en la parte superior.
Curiosamente, no existe un único logo de Ferrari, sino dos. Por un lado, el logo rectangular representa la marca comercial y hace referencia a Ferrari como fabricante de vehículos. Por otro lado, el logotipo en forma de escudo con las letras S y F en la parte inferior se refiere a la Scuderia Ferrari y es el que figura en las competiciones.
17/03/2025
Dentro de la diversidad religiosa del Antiguo Egipto, donde dependiendo de la región se veneraba a unos u otros animales, el toro Apis es uno de los pocos ejemplos de una animal considerado sagrado en todo el territorio, si bien su culto se daba especialmente en la ciudad de Menfis, situada en el delta del Nilo. Aparte de su extensión, el culto a Apis es también uno de los más antiguos, pues está atestiguado desde la primera dinastía, y a lo largo del tiempo se le relacionó con diferentes deidades como Osiris o Ptah. Se trata de una caso particular, puesto que no solo se veneraba a los toros por ser identificados con Apis, sino que había un toro en particular que se consideraba la encarnación del propio Apis, que, tras la muerte de dicho toro, volvía a reencarnarse en otro toro, y así de forma sucesiva.
Para poder reconocer a un toro como reencarnación de Apis era necesario que presentase las siguientes marcas:
Una mancha blanquecina en el costado derecho con forma de luna en cuarto creciente o con forma de águila, según las fuentes;
Una marca triangular de color blanco sobre la frente;
Un nódulo bajo la lengua;
Un crecimiento anormal de los pelos de la cola;
Tener todo el cuerpo cubierto de pelo negro, a excepción de las marcas blanquecinas ya mencionadas.
El toro Apis vivía en un santuario en la ciudad de Menfis donde se le atendía con los mejores cuidados y podía recibir la veneración de los fieles que se acercaban a contemplarlo. A pesar de su carácter sagrado, parece ser que no era permitido que viviese de forma indefinida, puesto que si llegaba a sobrepasar cierta edad, que nuestras fuentes no han transmitido, los sacerdotes que estaban a su cuidado lo sacrificaban mediante asfixia (posiblemente para no derramar su sangre). Ya fuera por causas naturales o mediante sacrificio, la muerte de Apis era motivo de gran duelo para los egipcios, y en sus funerales, que incluían su embalsamiento, se gastaban grandes cantidades de dinero.
Al morir, los toros eran enterrados en un templo próximo a la necrópolis de Saqqara, en Menfis, conocido como Serapeum, en el que se han encontrado las tumbas de varias docenas de toros (posteriormente, en época de la dinastía ptolemaica se construiría otro en la ciudad de Alejandría, aunque apenas se conservan restos). Tras los ritos fúnebres y un periodo de luto comenzaba la búsqueda de un ternero recién nacido que presentase las característica ya mencionadas, y que, de acuerdo con la tradición, habría sido concebido por una luz celestial que iluminase el vientre de una vaca. Cuando finalmente era descubierto, se le trasladaba hasta Menfis con gran pompa para pasar el resto de sus días en el santuario consagrado a Apis.
Por su parte, los griegos identificaban a Apis con Épafo, rey legendario de Egipto, hijo de Zeus y de la ninfa Io, a la que Zeus había convertido en vaca para escapar de los celos de su esposa Hera. En época helenística, la dinastía ptolemaica creó la deidad sincrética Serapis para tratar de aunar los cultos griegos y egipcios, puesto que era fruto del culto de Apis y Osiris junto a atributos griegos. Bajo esta nueva figura, Apis seguiría siendo adorado durante la época helenística y la romana, hasta la abolición de los cultos paganos en el Imperio Romano durante el s. IV.
Difunto rindendo culto a una imagen del sagrado Apis en una estela (Serapeum de Saqqara - Dagli Orti)
Procesión del toro sagrado Apis (Frederick Arthur Bridgman
Sacerdote mostrando sus respeto al toro Apis en el Serapeum de Saqqara (videojuego "Assassin's Creed Origins")
Fotograma del interior de un templo egipcio (videojuego "Assassin's Creed Origins")
Representación del dios Horus (Templo de Edfu- Egipto)
Diana de Versalles en la Galería de las Cariátides (Leocares o Praxíteles, Barthélemy Prieur - Museo del Louvre)
16/03/2025
Al igual que en la actualidad, el Antiguo Egipto despertaba el interés incluso de buena parte del resto de civilizaciones del Mediterráneo, que se sentían fascinadas por su antigüedad, la monumentalidad de sus construcciones y su exotismo. Uno de los aspectos culturales que más llamaban la atención era precisamente la religión, y los egipcios tenían fama de ser un pueblo de gran espiritualidad. Heródoto, el primer autor occidental en hablar de la civilización egipcia, afirma que los egipcios: “son extremadamente piadosos, mucho más que el resto de los humanos” y que “observan estrictamente todos sus preceptos religiosos”. Sin embargo, el carácter zoólatra de la religión egipcia era algo que desconcertaba y, en la mayoría de casos, desagradaba a la mentalidad grecorromana. Así, por ejemplo, Juvenal, un autor satírico romano del s. I, la crítica de esta manera: “¿Quién ignora que clase de monstruosidades venera el demente Egipto? Una parte adora al cocodrilo, la otra se asusta de un ibis ahíto de serpientes (…). Allí veneran los gatos, aquí, el pez del Río, allí ciudades enteras al perro, nadie a Diana”, y Estrabón describe así un santuario egipcio: “Después de los propileos, uno llega al naos, que tiene un grande y significativo prónaos y un santuario de gran tamaño, aunque no tiene estatua, o al menos no antropomórfica, sino de algún animal irracional”.
Con el paso del tiempo y el avance del cristianismo, el malestar hacia las costumbres paganas se iría acrecentando, sobre todo ante aquellas que se consideraban especialmente blasfemas, como es el caso de la zoolatría. Reflejo de ello es la descripción que hace Clemente de Alejandría, un autor cristiano del s. III, sobre la entrada a un templo egipcio: “Los templos resplandecen con oro, plata y ámbar amarillo artísticamente cincelados con piedras preciosas de la India y de Etiopía, y los santuarios de los templos cubiertos con peplos bordados de oro quedan en sombra. Pero si desciendes a lo más recóndito del recinto con afán de contemplarlo todo mejor, no se podrá hallar dentro el tan ansiado Dios, objeto de nuestros anhelantes pasos, sino un gato, un cocodrilo, una serpiente del país, o cualquier otro animal indigno de un templo, y sí, en cambio, propio de una guarida, de una madriguera o del lodo”.
Por otro lado, también podemos encontrar ejemplos de un acercamiento más comprensivo, como el del griego Plutarco, que señala de la siguiente manera la superioridad del culto a los animales sobre el culto a estatuas y efigies de dioses: “Y también es verdad que hay que considerar el alma instrumento de la divinidad que todo lo ordena y en general sostener que ciertamente nada de lo inanimado es superior a lo que es animado. En efecto, ni en los colores, ni en las formas, ni en las superficies pulidas está presente lo divino, pero la naturaleza que vive, que ve, ha atraído a sí un efluvio y una parte de belleza a partir de la inteligencia, de ahí que lo divino esté representado en estas criaturas no peor que en las obras de bronce y mármol, que están privadas por naturaleza de toda sensibilidad e inteligencia”.
En la religión griega había también animales asociados a deidades, como la lechuza de Atenea o el ciervo a Artemisa; y en la mitología podemos encontrar ejemplos de animales consagrados a deidades, como el ganado de Helios; e incluso algunas deidades podían ser representados con atributos animales, como Pan, que tenía cuernos y patas de macho cabrío; pero ninguno de estos fenómenos implicaba la veneración a animales.
Finalmente, cabe mencionar que este desprecio a la zoolatría egipcia no implica que se desdeñase por sus prácticas religiosas, pues a partir de la conquista romana de Egipto el culto de Isis se extendió por buena parte del Mediterráneo y tuvo una gran aceptación en Roma, donde llegó a tener su propio templo en el Campo de Marte.
15/03/2025
Si la entrada anterior se centraba en la presencia de los animales sagrados en la joyería egipcia, en esta nueva publicación vamos a exponer la evolución que han seguido esos animales hasta la actualidad.
Hoy en día, muchos animales siguen siendo fuente de inspiración para diseños tanto en joyería como en moda. Marcas tan prestigiosas como Bvlgari o Cartier han adoptado la figura de animales que se han convertido en verdaderos iconos de estas firmas.
La colección Serpenti de Bvlgari, por ejemplo, ha hecho que la serpiente se convierta en un símbolo de su sello. Si en el Antiguo Egipto la serpiente se portaba en forma de brazalete como representación de la eternidad y protección contra el mal, las piezas Serpenti de Bvlgari se presentan como encarnación del espíritu de metamorfosis constante de la marca que “nos inspira a abrazar el cambio como una fuente de fuerza y confianza en sí misma”.
Serpenti Viper Pulsera, oro amarillo de 18 qt, Bvlgari
Cartier es otra de las marcas que ha utilizado figuras de diferentes animales para crear sus colecciones de alta joyería. Sin embargo, uno resalta por encima del resto por haberse convertido en el icono principal de la marca: la pantera. Aunque, para ser más precisos, deberíamos decir leopardo, ya que la pantera designa el género de los grandes felinos en el que se encuentran el león, el tigre, el leopardo, el jaguar y el leopardo de las nieves. La colección Panthère de Cartier se centra en la figura de un leopardo de pelaje dorado y ojos esmeralda. Al igual que en el Antiguo Egipto, la pantera (leopardo) de Cartier se ha asociado con las mujeres, sobre todo, y simboliza la independencia y la fuerza femenina. Este simbolismo se ve reforzado por la propia creadora de la colección, Jeanne Toussaint. Su excéntrica personalidad, espíritu libre y papel como musa de la escena creativa del París de principios del siglo XX le granjearon el apodo de “la panthère”. En 1933, Louis Cartier la nombró directora creativa de joyería fina de la marca, convirtiéndola en una de las primeras mujeres en liderar un círculo dominado hasta entonces por hombres.
Reloj La Panthère de Cartier. Oro amarillo, diamantes, ojos de tsavorita, manchas de laca negra.
Brazalete Panthère, Cartier.
Finalmente, el escarabajo es quizá más difícil de encontrar en la joyería actual. Sin embargo, hay excepciones. Ha sido también Cartier quien ha reinterpretado el amuleto escarabeo egipcio para convertirlo en una pieza de alta joyería. Dentro de la Collection Cartier encontramos una visión de la evolución estilística de la marca. Sus piezas más antiguas datan de 1860 y las más modernas de finales del siglo XX. Entre ellas encontramos un broche con motivo de un escarabajo que data de 1924. Se trata de una pieza realizada en oro y platino con esmeraldas, diamantes, cuarzo ahumado, esmalte y loza antigua egipcia. Esto se debe a que las alas provienen de los aprestos de Cartier, una reserva de objetos desmontados y fragmentos de joyas de antiguas piezas de arte persa, indio, chino y egipcio.
Así han pasado de amuletos sagrados a símbolos de exclusividad y lujo. Puede que ya no nos protejan del mal o de peligros físicos y espirituales, pero sí de un peligro mucho más terrenal y real para buena parte de la sociedad actual: la falta de estatus. De esta manera, lo que un día fue símbolo de fe, hoy es emblema de ostentación. La joyería puede haber evolucionado, pero sigue cumpliendo la misma función elemental de expresar nuestra identidad y lo que buscamos proyectar al mundo.
Broche motivo escarabajo, Cartier Londres 1924.
Pectoral con escarabajo alado de Tutankamón (Fot. Sandro Vannini)
Pectoral con escarabajo alado de Tutankamón (Fot. Sandro Vannini)
14/03/2025
En el Antiguo Egipto las joyas no cumplían un papel meramente ornamental. Eran consideradas verdaderos amuletos de protección que contenían poderes sobrenaturales, además de aportar estatus social. La admiración por este tipo de joyas en la actualidad recae en el sobresaliente trabajo de orfebrería y la excepcional calidad de los materiales que utilizaban para su fabricación. Los materiales predilectos eran el oro, las piedras preciosas y semipreciosas (lapislázuli, amatista, turquesa, etc.), la fayenza (un tipo de cerámica esmaltada) y el vidrio. Utilizaban numerosas y variadas técnicas para la elaboración de piezas como el repujado, el cloisonné y la filigrana, entre otras. Dada su condición de amuletos, las piezas más usadas eran los colgantes y los anillos, así como los pectorales en el caso particular de los hombres.
La mayoría de estas piezas adquirían habitualmente forma animal, pues no eran pocos los animales a los que los egipcios atribuían cualidades protectoras. Uno de los más comunes era el escarabeo, un amuleto de vida y poder con la forma de un escarabajo pelotero. Este animal era asociado con Khepri, dios del Sol naciente, autocreado. Esta idea probablemente surge de la asombrosa capacidad de observación de la naturaleza de los egipcios, ya que al estudiar a este animal concluyeron que se autorreproducía depositando su esperma en la bola de estiércol que siempre iba empujando. Por ello, lo relacionaron con el dios Khepri que también se creó a sí mismo de la nada. De ahí la simbología asociada con el renacer, la renovación y los nuevos comienzos que se le otorga a este animal.
El leopardo no es quizá el primer animal que se nos viene a la mente cuando pensamos en el Antiguo Egipto. Sin embargo, lo consideraban sagrado y poseedor de cualidades mágicas. Tanto es así que estaba presente incluso en la joyería, principalmente en aquella asociada a las mujeres y, en algunos casos, a los niños. Se conoce, por ejemplo, un collar de cornalina, cuarzo, fayenza y piedra caliza con un colgante también de coralina que representa una cabeza de leopardo. Por su longitud se ha establecido que debió pertenecer a un niño y que su objetivo pudo ser dotar a ese niño con la fuerza del animal para su buen desarrollo. Otra pieza interesante es un cinturón ritual de oro y amatista que cuenta con pares de cabezas de leopardo y que podría haber sido usado como propiciador de la fertilidad de su portadora.
Cinturón de la princesa Sit-Hathor-Yunet (MET - Nueva York)
Máscara de Tutankamón portando un ureus (Museo Egipcio - El Cairo)
Otro animal común en los amuletos era la serpiente. El ureus, un amuleto con forma de cobra erguida, era de especial importancia, ya que los faraones lo adoptaron como emblema protector y eran los únicos que podían portarlo como distintivo de su realeza. Por otro lado, los brazaletes con forma de serpiente proporcionaban protección contra el mal y simbolizaban la eternidad, por lo que también fueron muy utilizados.
13/03/2025
En nuestro proyecto analizamos algunas de las semejanzas entre el culto a los animales sagrados en el Antiguo Egipto y el uso de los animales en el marketing de la actualidad, pero, ¿te has preguntado alguna vez como realizaban los egipcios sus transacciones comerciales? En esta entrada te explicamos de qué modo se realizaba esta actividad en el tiempo de los faraones.
Los egipcios tenían una cultura material de gran riqueza, y comerciaban con frecuencia con los griegos y con otras culturas del Mediterráneo, por lo que es evidente que precisaban de un método estandarizado para asegurar transacciones justas y equitativas. Sin embargo, la moneda se adopta de forma relativamente tardía en comparación con otras civilizaciones de su entorno, pues la acuñación no comenzó hasta el s. IV a.C., y no sería normalizada como práctica hasta el comienzo de la dinastía ptolemaica en el s. III a.C. Los egipcios conocían el trabajo de los metales preciosos y estos eran muy apreciados, pero en ningún momento llegó a estandarizarse un método para intercambiar productos por una cantidad concreta de metal como sistema monetario.
En consecuencia, la principal forma de intercambio durante siglos fue el trueque, por lo que los individuos interesados en el intercambio debían acordar un precio justo entre sí. En ocasiones, para ajustar diferencias en el precio acordado se podían ofrecer productos de valor general como el grano. La equidad de los intercambios era garantizada por un sistema de pesos basada en una unidad conocida como deben. Sin embargo, el deben no era una unidad de medida fija, sino que se medía según el peso de metales como el cobre o el oro, es decir, un producto no podía pesar cinco deben, sino que debía pesar cinco deben de oro o cinco deben de cobre, y ese era el valor asociado a los productos. Debido a ello, en ocasiones, el deben podía emplearse por sí mismo para designar el precio de un producto y llegó a plantearse que hubieran sido utilizados al modo de una moneda, pero dicha idea acabó por ser rechazada debido a que no hay constancia acerca de su uso como moneda.
Por otro lado, a los trabajadores “funcionarios” que se encontraban al servicio del faraón se les pagaba un salario en especie, que variaba mucho según la función que desempeñasen. Así, por ejemplo, a los trabajadores más precarios, usualmente en el sector de la construcción, se les pagaba con una dieta de pan y cerveza.
Representación de la Pirámide de Guiza y el comercio vivido en la zona en época de los faraones
Representación de una sala de una tumba con sarcófagos dispersos - "Soñando con tumbas" (Egyptian fantasies - Carlos Barahona Possollo)
Representación de 4 hombres trabajando en la decoración de una tumba (Herbert M. Herget/Bridgeman/ACI)
Imagen de un chacal tumbado en el campo
Relieve en piedra caliza del dios Anibus resucitando a un faraón mediante un Ankh (Capilla Blanca del Templo de Karnak - Egipto)
Representación de Anubis embalsamando a Osiris (Libro de los Muertos )
12/03/2025
El chacal es uno de los animales que más podemos ver relacionado con Egipto en películas y otros medios ambientados en Egipto, pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué era venerado este animal?
El chacal es un animal de la familia de los cánidos, estrechamente relacionado con el lobo, con el que guarda un gran parecido. En la Antigüedad, el chacal, vinculado con el ámbito funerario, fue uno de los animales sagrados más importantes para la cultura egipcia, y su culto uno de los más antiguos, pues se presencia está atestiguada desde el periodo predinástico, en el cuarto milenio a.C.; y permanecería como uno de los símbolos más tradicionalmente asociados del mundo funerario de forma ininterrumpida durante los milenios subsiguientes.
¿Por qué el chacal?
Aunque es imposible de saber con certeza, es probable que los antiguos egipcios relacionaran al chacal con el mundo funerario debido a sus prácticas nocturnas y carroñeras, lo que lo haría proclive a merodear cementerios y necrópolis. Según esta teoría, los egipcios habrían comenzado a venerar al chacal como medida de protección, puesto que en la mentalidad egipcia era de gran importancia que el cuerpo se conservase lo más intacto posible de cara a la vida tras la muerte. No es de extrañar que un animal en principio perjudicial para el ser humano fuese venerado, ya que también los cocodrilos, que representaban una gran amenazada en el Nilo, se consideraban sagrados en ciertas partes de Egipto. Con todo, debido al carácter salvaje del chacal como animal no domesticado, no era posible rendirle culto directo, es decir, que se venerase en santuarios como otros animales, a pesar de lo cual, sí se han encontrado cuerpos de chacal momificados en tumbas.
Chacal y Anubis
En la religión egipcia, el chacal se relaciona especialmente con el dios Anubis, una de las deidades más importantes y conocidas del Antiguo Egipto. Por su vinculación con el chacal, Anubis es una deidad estrechamente relacionada con el mundo funerario, en especial con el embalsamiento, y generalmente se representa en la iconografía como guía de los difuntos o preparando cuerpos para el proceso de momificación. A pesar de que su representación más tradicional es el chacal, cabe decir que también se relacionaba a Anubis con el perro. De hecho, Anubis era especialmente venerado en la ciudad egipcia de Saka, más conocida por el nombre que le dieron los griegos, Cinópolis (“ciudad del perro”), debido precisamente al intenso culto que había en esta ciudad. Además, los griegos identificaban a Anubis con Cerbero, el perro de tres cabezas guardián del Hades, ya que ambos se relacionaban estrechamente con el mundo funerario.
Por otro lado, si bien el chacal se relaciona especialmente con Anubis, también aparece vinculado a otras deidades menores, como Upuat o Duamutef, ambas vinculadas también al ámbito funerario. Duamutef es uno de los cuatro dioses representados en los vasos canopos, las cuatro vasijas que contenían las vísceras extraídas de los cuerpos momificados, por ser considerados hijos de Horus. Así, la vasija correspondiente a Duamufet, que contenía el estómago, se representa con cabeza de un chacal.
11/03/2025
¿Quieres saber más sobre la cultura del Antiguo Egipto? En esta entrada te presentamos algunas de las fuentes antiguas más importantes.
Al tratar una cultura tan antigua como la egipcia, la ayuda de las fuentes antiguas es inestimable, ya que, si bien en ocasiones pueden estar erradas, la información que transmiten es de gran valor.
Heródoto
En primer lugar podemos destacar a Heródoto, autor griego del s. V a.C. considerado el “padre de la historia”. Heródoto es autor de una obra conocida como Los nueve libros de la Historia (aunque él tan solo la llamó Historias), en la que trata acontecimientos que abarcan desde el s. VIII a.C. hasta sus tiempos, con especial atención a la relación entre los griegos y algunos pueblos bárbaros de Asia. Heródoto dedica íntegramente el segundo de los nueve libros en los que se divide su obra a tratar la historia de Egipto, que pudo conocer en persona gracias a sus viajes por la región. A pesar de que su obra tiene un carácter eminentemente historiográfico, Heródoto trata temas muy diversos y siente un gran interés por la cultura egipcia, de la que aporta muchos datos. De hecho, en ocasiones el contenido puede resultar puramente anecdótico, por lo que es una fuente muy rica a la hora de comprender la idiosincrasia egipcia.
Diodoro de Sicilia (s. I a.C.)
Diodoro de Sicilia, también conocido como Diodoro Sículo, es un autor griego del s. I a.C., conocido por su obra, Biblioteca Histórica, en la que trata de relatar la historia universal hasta sus tiempos, dividiendo su obra en cuarenta libros. Desgraciadamente, apenas nos ha llegado la mitad del volumen original que habría tenido la Biblioteca Histórica. Según su propio relato, Diodoro también pasó un tiempo en Egipto, pero parece ser que sus viajes no fueron tan extensos como los de Heródoto. Diodoro dedica el libro que abre su obra a tratar la historia de Egipto, y, al igual que Heródoto, a pesar de centrarse principalmente en el relato histórico, también transmite numerosos aspectos culturales de los egipcios.
Estrabón (s. I d.C.)
Estrabón es un autor de origen griego, pero nacido ya en un ambiente puramente romano, que vivió a caballo entre el s. I a.C. y el s. I d.C. Estrabón ha pasado a la historia como el autor de una extensa obra, Geografía, en la que trata la geografía de buena parte del mundo conocido hasta entonces. A pesar del nombre de la obra, la geografía no es el único interés de Estrabón, sino que también trata temas etnográficos y antropológicos, y con frecuencia detalla también la flora y la fauna de las regiones que describe. Estrabón trata en el libro que concluye su obra la geografía y la historia de Egipto, por el que al aparecer hizo extensos viajes.
Otros autores / fuentes menores
Finalmente, aunque no presentan una importancia tan grande en comparación como los tres autores mencionados, podemos destacar al griego Plutarco, autor de una monografía sobre el culto a Isis y Osiris, Sobre Isis y Osiris; y, en el tema de los animales, a los romanos Claudio Eliano y Plinio el Viejo, autores de las obras Sobre la naturaleza de los animales e Historia Natural.
Busto de Heródoto (Museo Metropolitano de Arte - Nueva York)
Retrato de Diodoro de Sicilia (Biblioteca di Agira - Agira)
Grabado del s.XVI de Estrabón (André Thevet - Les vrais pourtraits et vies des hommes illustres)
Placa con el relieve de Sobek (Museo Metropolitano de Arte - Nueva York).
Imagen de un cocodrilo faraónico (Inteligencia Artificial).
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10/03/2025
¿Cómo un dios con cabeza de cocodrilo puede influir en el diseño de marcas contemporáneas?
Sobek fue de las divinidades más influyentes del Antiguo Egipto y ocupa un lugar fascinante y complejo en la mitología egipcia. El por qué de su nombre se debe a que, en multitud de ocasiones, fue representado como un reptil en su totalidad; aunque la imagen a la que estamos acostumbrados de él es la que presenta una figura con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo. Pese al aspecto amenazador que se le atribuye, Sobek era el dios de la vida, la fertilidad y la vegetación, por ello, era la representación de la protección.
Su figura, que evoca tanto temor como veneración, refleja la dualidad de la naturaleza: la vida y la muerte, la creación y la destrucción.
Simbolismo de Fuerza y Protección
Al mismo tiempo, su fuerza y poder eran innegables. Como un cocodrilo, era un depredador formidable, capaz de dominar las aguas y la tierra. Esta cualidad lo convirtió en un símbolo de protección, tanto para los faraones como para el pueblo. Los primeros buscaban su protección en la batalla y en la vida después de la muerte, mientras que el pueblo lo invocaba para protegerse de los peligros del Nilo.
Atributos de Sobek y su Relevancia Moderna
Los atributos de Sobek, como la fuerza, la protección y el poder, resuenan en el mundo actual con bastante fuerza. En un mercado cada vez más competitivo, las marcas buscan proyectar estos valores para ganar la confianza de sus consumidores.
Necesidad de proyección: Las marcas actuales necesitan proyectar confianza, seguridad y poderío para destacar en un mercado saturado. Los consumidores buscan marcas que les transmitan seguridad y confianza, y los atributos de Sobek encarnan estos valores.
Símbolos animales en logotipos: Los símbolos de animales, especialmente aquellos con connotaciones de fuerza, se utilizan ampliamente en logotipos y diseños de marca –sobre los que trataremos en futuras entradas del blog–.
Importancia de los atributos: Estos atributos son cruciales para las marcas modernas por:
Confianza: Los consumidores confían en marcas que transmiten fuerza y seguridad.
Diferenciación: Los símbolos de animales pueden ayudar a las marcas a diferenciarse de sus competidores.
Conexión emocional: Los símbolos evocan emociones y asociaciones que conectan con el público.
En resumen, los atributos de Sobek siguen siendo relevantes en el mundo moderno, y las marcas aprovechan su simbolismo para construir una imagen sólida y confiable.