IES Montes Orientales, Iznalloz

La masculinidad hegemónica y su alianza con la violencia machista

Desde hace muchos años venimos trabajando con mucha fuerza la coeducación en nuestro instituto. Luchar por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres se convierte en un activismo educativo circular y abierto y cuyos contenidos retomamos continuamente, porque el patriarcado no descansa, y además, sus tentáculos son poderosos y seductores para nuestro alumnado. Internet, la publicidad, la televisión, el cine, la música, las familias, las religiones... son múltiples los factores que influyen en la educación de chicas y chicos, y por lo tanto, son múltiples las rendijas por las que se escapa nuestro trabajo de feminismo en las aulas.

Visibilizar las contribuciones de las mujeres en todas las disciplinas que estudiamos, dar valor al trabajo realizado por las mujeres en todas las esferas de la vida, recordar continuamente los indicadores de violencia de género, desmontar los mitos del amor romántico, trabajar la ruptura de roles y estereotipos de género, etc. son las líneas de trabajo perpetuas en materia de coeducación y que no deben dejar de trabajarse. Sin embargo, hace tiempo que tenemos claro que nos faltaba algo, nos cojeaba nuestro esfuerzo, nuestras propuestas necesitaban algo más. Los necesitábamos a ellos.

Este curso hemos comenzado a trabajar las NUEVAS MASCULINIDADES con nuestro alumnado. Hemos partido de la contraposición de la masculinidad hegemónica con los nuevos modelos de masculinidad que se vienen reivindicando desde diversos colectivos. Y es que trabajar contra la violencia machista también implica construir nuevos modelos de masculinidad. Cabe aclarar que lo expuesto en adelante parte de la consideración del género masculino como el 50% de la humanidad con privilegios por el simple hecho de haber nacido hombres. A partir de aquí estamos haciendo un repaso de cómo esa misma sociedad patriarcal que los privilegia, los condiciona y los limita, cómo afecta a sus vidas (y a las de las mujeres).

Si la masculinidad hegemónica exige a los hombres éxito, está claro que los lanza al mundo del emprendimiento y la ambición, pero también los hace víctimas de fuertes frustraciones al no cumplir con lo que se espera de "un hombre". De hecho, durante la crisis económica hubo un incremento de suicidios masculinos (los más comunes) debido a situaciones de paro, desahucios, despidos, etc.

La negación de "lo femenino", de "lo otro" (considerados ambos desde un punto de vista androcéntrico) hace que los hombres infravaloren de un modo aprendido todo lo relacionado con las mujeres, y según esta concepción reduccionista, todo lo relacionado con la diversidad sexual, todo lo que se encuentra más allá de la heteronormatividad. Esto se traduce en diferentes aspectos:

  • Por un lado, la educación que se realiza a los chicos con un acceso restringido a la expresión de las emociones supone una merma de su capacidad para expresar libremente, de un modo natural lo que sienten. De este modo, la ira, la rabia o la frustración encuentran otras vías de expresión, como la agresividad contra los objetos y la violencia hacia las personas. Si a esto le sumas la infravaloración de las mujeres, la consideración de que éstas son su propiedad, el menosprecio por lo que es "ser mujer", tenemos el cóctel machista más idóneo para que la violencia de género sea una realidad difícil de atajar si no trabajamos la educación emocional de los hombres y su respeto por las mujeres.
  • La homofobia forma parte de este miedo o negación de todo lo considerado "contrario" a ser hombre según la cultura heteropatriarcal. No hace falta hablar de las múltiples discriminaciones que sufren las personas homosexuales, bisexuales...y no digamos las transgénero o transexuales, que poco a poco se van abriendo espacio con mucha lucha y mucho trabajo, en el ideario común. Todas ellas forman parte, junto con las mujeres, de lo que hay que negar o cuidarse de no ser identificado como tal según la masculinidad hegemónica. No hace falta hablar de lo ridícula de esta consideración y de lo dañina que es al mismo tiempo. Nunca antes una ridiculez de este calibre había hecho un daño tan cruel. Nadie duda de la condición de mujer de una lesbiana (a menos que tenga un aspecto muy masculinizado, que entonces prima la consideración estereotipada). Sin embargo, los hombres homosexuales ven cuestionada su masculinidad solo por el hecho de no seguir el patrón heteronormativo. Sin más argumentos.
  • Siguiendo la línea de la negación de todo lo considerado "femenino", nos encontramos con la falta de corresponsabilidad en el hogar. Que la mujer saliera del ámbito privado para incorporarse al público no significa que los hombres hayan entrado "en casa". Esto supone una doble jornada laboral para las mujeres que las agota hasta la enfermedad. La sociedad las alaba y tiene la desfachatez de llamarlas "superwoman", creando así una falsa modestia a quienes son esclavas de los cuidados domésticos. Que los hombres no se ocupen al 50% de las tareas domésticas afecta a las mujeres no solo en el tiempo que pierden y que no tiene para ellas, sino que contribuye a la discriminación laboral que sufren las mujeres, pues de base se considera que son ellas las que van a cuidar de los/as hijos/as cuando estén enfermos/as o que van a pedirse una baja maternal no compartida, etc. Que los hombres entren en el mundo de las tareas domésticas no solo los hace más plenos, ya que los convierte en hombres independientes y dignos dentro del ámbito doméstico (y dejan de ser bebés-adultos a los que hay que cuidar somo si fueran incapaces), sino que corresponsabilizarse de los cuidados de las personas dependientes los acerca al mundo de los afectos, al aspecto más humano de las familias, además de contribuir a eliminar la discriminación laboral de las mujeres, al ser considerados tan disponibles (o no) como ellas.

Por otro lado, dos de las presiones sociales más viejas que implica la masculinidad hegemónica es la fuerza y la valentía. Que a los hombres se les exija ser fuertes no solo supone que nuestros adolescentes empiecen a tontear con esteroides cuando aún están en edad de crecimiento, o que pasen horas obsesionados en el gimnasio para estar cada vez más "empotrados", sino que genera una serie de complejos en aquellos alumnos que por constitución son delgados, bajos, con poca masa muscular, etc. El concepto de "hombre enclenque" lleva muchas más connotaciones negativas de las que pueden extraerse de su significado literal (que es débil, enfermizo, según la RAE).

Que a los hombres se les exija ser valientes es una crueldad que solo el patriarcado podría crear. Los hombres tienen que demostrar perpetuamente que "son hombres". Esto significa ceder a cada reto, cada competición, cada propuesta, por sensata o insensata que sea, solo para no poner en duda su masculinidad (hegemónica). Los hombres también sienten miedo y se les impide manifestarlo con naturalidad. Educar en la valentía abnegada hace que los hombres pongan a prueba su salud e incluso sus vidas (pruebas, carreras, exceso de velocidad, ponerse en riesgo, abuso de drogas, etc.).

Todo estos ingredientes hacen que se genere lo que se ha llamado "la triada de la violencia masculina": violencia hacia las mujeres, hacia otros hombres y hacia sí mismos (Michael Kaufmman).

Y es que si a todo este cóctel le sumamos la infravaloración de las mujeres, la consideración de las mismas como una propiedad, como seres inferiores... tenemos, como decíamos al principio de esta reflexión, todo lo que se necesita para que se produzca la violencia machista. Uno de nuestros objetivos durante este curso es demostrar a nuestro alumnado y entorno que los asesinos machistas no son unos locos, borrachos, hombres malos, depresivos, que perdieron el control de la situación, que no supieron encajar una ruptura. ES NUESTRO OBJETIVO DEMOSTRAR QUE LOS ASESINOS MACHISTAS SON HIJOS SANOS, SANÍSIMOS, DEL PATRIARCADO.

En contraposición a esta masculinidad hegemónica nos encontramos con las NUEVAS MASCULINIDADES, otras maneras de ser hombre y que iremos desarrollando a lo largo del curso y que implica, en mucha más profundidad de lo expresado con estas pocas palabras, la vivencia de la condición masculina desde la libertad que ofrece el feminismo, desde la consideración de que los hombres tienen derecho a expresar sus sentimientos, a acercarse al mundo de los afectos y la manifestación libre de las emociones; derecho a cuidar y participar de la crianza de hijos e hijas; reivindicación de su capacidad para cuidar personas mayores o hacerse cargo de las tareas del hogar para convertirse en hombres dignos en el ámbito doméstico, así como participar de la lucha contra la discriminación hacia las mujeres y el colectivo LGTBIA, etc.

Relacionado con estas nuevas masculinidades, encontramos nuestro segundo OBJETIVO: EROTIZAR A LOS HOMBRES BUENOS. De este modo, este curso hemos puesto en marcha la campaña #nosgustanloshombresbuenos que se esta llevando a cabo en el centro a través de diferentes acciones que iremos publicando en este blog. Empezaremos por reflexionar a partir de las palabras del periodista Iñaki Gabilondo; a continuación, presentamos la campaña HeForShe y finalmente proponemos la charla "Cómo el cine construye la masculinidad, de Colin Stoker".

Equipo de Paz e Igualdad

IES Montes Orientales

Iñaki Gabilondo: Mujeres y hombres

Partimos del visionado de este comentario del periodista Iñaki Gabilondo e intentamos responder a sus preguntas

¿Por qué no hay grupos de mujeres que abusen de hombres? ¿por qué no hay bandas organizadas y violentas de mujeres? ¿por qué no hay bandas callejeras violentas compuestas por mujeres?

¿Qué pasa a los hombres que no les pasa a las mujeres?

¿Por qué el día internacional contra la violencia de género parece que es un día para las mujeres?'

¿Por qué a los actos convocados contra la violencia hacia las mujeres solo asisten las mujeres?

¿Por qué los hombres no nos sentimos aludidos con estas convocatorias?