Nicolás

Estos días de invierno no me gustan. Mamá sigue intentando convencerme de que tener la playa cerca es genial. ¡Sí, genial si hace calor y si no hubiera que atravesar todo el bosque!

Quiero irme a la casa de antes. Manuela llora a cada rato porque se asusta de todo. Cuando las ramas de los árboles se mueven por el viento, ella dice que la vienen a buscar y grita y se va a dormir con mamá y yo me quedo solo en la habitación. No me gusta quedarme solo. A veces papá se viene a dormir conmigo porque dice que Manuela lo patea, pero yo creo que es porque no quiere estar con ellas.

Papá no habla nunca de lo que pasó. Y no nos deja hablar porque dice que la gente no nos va a creer. Y se enoja mucho cuando nos escucha charlar de eso con Manuela y yo me asusto porque se pone raro. Pero yo sé lo que él hizo y sé que no lo soñé.

El viernes pasado quise contarle a la maestra, pero cuando empecé le vi la cara y me di cuenta de que creyó que le mentía.

El otro día pasé por donde papá y yo lo enterramos y me puse a llorar. Me quedé un ratito sentado y le pedí perdón. Después salí corriendo porque escuché que algo se movía por ahí y tuve miedo de que me corra como la otra vez, como ese día que me iba a ir solo a la playa. Creí que iba a matarme.