Origen del edificio

Durante el comienzo del siglo XVIII en España, debido a cierta influencia ilustrada y humanística se produjo una corriente de reformas en los recintos urbanos, las ciudades, etc. En el centro de la ciudad Murcia se realizaron grandes reformas como la del Palacio Episcopal, la plaza del Cardenal Belluga o la fachada de la catedral, y en toda esta remodelación urbanística se enmarca la construcción del instituto. La construcción fue patrocinada y financiada por la Iglesia. Fue bajo el reinado de Felipe V cuando se comienza a idear la construcción del edificio, en torno al año 1724. El Cardenal Belluga, ideólogo del proyecto decide crear un fondo para financiar lo que llama las Pías Fundaciones, que son 4 instituciones de la Iglesia destinadas a hacer bienes sociales, que se llevan a cabo durante el siglo XVIII en la ciudad de Murcia. El Colegio de Teólogos de San Isidoro se construye para el fomento de la cultura y la enseñanza. Recibe su nombre-San Isidoro-, al igual que las construcciones de las otras tres pías fundaciones, de 4 hermanos visigodos de Cartagena del siglo VII que fueron nombrados Santos.

Cardenal Belluga

Posteriormente entre 1742 y 1752 con Fernando VI comienza la construcción en serio del edificio. Estas Pías Fundaciones fueron construidas por varios arquitectos de le época que surgen de la influencia del arquitecto Jaime Bort (ideólogo de la fachada de la catedral) y son Pedro Pagán y Martín Solera. Finalmente el edificio termina de construirse con los obispos Don Juan Mateo y Don Diego de Rojas y entra en funcionamiento el Colegio de Teólogos bajo el reinado de Carlos III en 1767.