La conectividad

🕘 Tiempo de lectura 5 min.

Fecha: 4 abril 2020

Conectividad

El COVID19 nació como una epidemia localizada en la ciudad más poblada en la zona central de la República Popular China y se ha transformado en pandemia mundial ‘gracias’ a que cada vez gozamos de una mayor y mejor conectividad en cuanto a carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, oleoductos y gasoductos, redes eléctricas, cables de internet y demás etc.

Esto significa que cualquier “interacción social o epidemiológica pueda” cruzar países sin conocer fronteras de manera cada vez más y más rápida.

La conectividad entre los mundos es un tema que desde hace bastante ocupa gran parte de mis pensamientos y lecturas así es como conocí los excelentes trabajos de gente tan brillante como Parag Khanna, un estratega reconocido mundialmente como el gran gurú del análisis geoestratégico.

Parag Khanna en su libro «Connectography: Mapping the Future of Global Civilization» (Conectografía: Mapeando el Futuro de la Civilización Global), redefine de manera magistral la forma en la que hoy en día estamos organizados de acuerdo a las líneas de las infraestructuras y la conectividad, en lugar de nuestras obsoletas fronteras política.

Un dato curioso, tenemos 75 veces más kilómetros construidos en infraestructura de conectividad –autopistas, vías férreas, oleoductos, cables de Internet, redes de electricidad, etc.– que en fronteras.

En definitiva, en la medida que nuestras ciudades crecen cada día más conectadas a través de las redes de transporte, la energía y las comunicaciones, evolucionamos a partir de la geografía a la que él denomina “conectografía”.

Mi propia experiencia de hace unas semanas durante un traslado desde el Reino Unido a España, me sirvió para validar que en tan sólo 2 horas y media un virus ‘podría’ haberse trasladado de un país a otro sin conocer fronteras.

Ahora si les parece podríamos simular otro viaje, pero esta vez alrededor del mundo:

Impulsados por un golpe de tos; desde la ciudad China de Wuham, llegaríamos al barrio de Shibuya, Tokyo o la plaza de Silom, Bangkok en tan sólo 3 horas. Si desde aquí nos apetece pasear por las calles de Bérgamo, Italia sólo tardaríamos otras 14 horas en un vuelo comercial. Después en sólo 2 horas más de trayecto estaríamos tomando un ‘relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor’ como decía una alcaldesa de Madrid, España. Y si por último pensábamos llegar a Nueva York a dormir, podríamos coger cualquiera de los numerosos vuelos transatlánticos que conectan a ambas ciudades en tan sólo 8 horas.

Este itinerario de arriba podría haber servido perfectamente como conectividad para la expansión del actual Covid19 en menos de 24 horas.

Como comenta Parag Khanna, observar este mundo a través del prisma de la conectividad generaría nuevas visiones sobre nuestra forma de organizarnos como especie.

No se conoce mejor inversión que la conectividad

El gasto público en infraestructuras físicas como carreteras y los puentes (lo que se conoce como formación bruta de capital fijo), y en infraestructuras sociales como sanidad y educación, se considera inversión porque a la larga genera ahorro en costes y beneficios para la sociedad en su conjunto que las últimas décadas demuestran más allá de toda duda que, la conectividad es la forma en que las regiones pasan de las economías valoradas en miles de millones, a las valoradas en billones.

Que he aprendido de esta reflexión

  • A trascender con nuestras barreras metales y a saber que los posibles efectos de ‘un golpe de tos’ en China o cualquier país vecino, podría recorrer el mundo de lado a lado en menos de 24 horas y juntos deberíamos aprender a que los problemas de hoy de nuestros vecinos, casi con total probabilidad, serán nuestros problemas mañana o lo que es lo mismo, en las próximas 24 horas.

  • No se conoce mejor inversión que la conectividad.

  • «La conectividad es nuestro destino». - Parag Khanna


Autor: Jose Galvan