Este espacio está destinado a acoger las palabras que queráis dejar para mantener siempre vivo el recuerdo de Vicente. Os animamos a escribir.
20 de marzo 2022
AUNQUE NO ESTES, NO ME IMPIDE TU RESCATE.
A MI AMIGO VICENTE GRANADOS.
A Vicente le gustaba el ruido, no el ruido de las maquinas, sino el bullicio de las personas, como el alboroto del liquido puesto al fuego que rompe a hervir, lograba que nos levantáramos y camináramos con él. Caminar con él era una ebullición, el sonido de las personas hablando, sintiendo, armar la bulla. Lo integraba todo, la voluntad de integrar es una dimensión de los hombres sabios.
Lo conocí alrededor del año 1980, no sabría ajustar la fecha, recién llegado de Galicia o de Londres, con su inglés fluido. Con mucha naturalidad nos hicimos amigos, quizás por el nombre, o porque éramos de los poquitos que nos interesaba la economía urbana y los problemas de las economías locales, de las ciudades y los territorios. Así que rápidamente fuimos los dos Vicentes. Èl era aries, ventolera, yo tauro, tierra. Él impulsaba el viento y yo lo sostenía. Él iba primero, yo lo seguía, no era fácil, pues era un torbellino, aunque con su mirada siempre inteligente, y con su sonrisa afable perenne, acababa siendo un vórtice giratorio entorno a un eje que no pasaba de remolino.
Podía discutir sin parar, abrir continuos debates, y conversaciones diversas, responder y preguntar, todo a la vez. Solamente hay una persona capaz de hacerlo callar, en el buen sentido, Salvador Moreno Peralta. Nunca lo conocí enfadado, aunque nos agotara su vitalidad, su tardanza, y su idiosincrasia gallega, al final todo eran risas, “chirigotas gaditanas”, para todo tenía salida.
Desde que lo conocí, acepté que llevaría los “baldes de plástico bajo el sol”. Estuvimos juntos trabajando en muchos sitios: Puente Genil, Granada, Valencia, Málaga….. Primero con Joana que lo esperaba ansiosa, después con Rosa. En continua actividad. Hasta que un día, la vida giró y la sociedad nos pidió nuestra colaboración en quehaceres institucionales y eso nos separó un poco. Después nos volvimos a ver en las manifestaciones, conferencias, foros y debates.
En la última manifestación del 8 de Marzo, me sentí muy solo, no estaba él, deambulaba faltándome algo, tampoco estaba Román. Ambos tenían un garbo único, gallardía, gentileza, disposición corporal. En el Foro de Urbanismo todos esperábamos que apareciera, seguro que hablaba, no podía callarse, su inteligencia alumbraba el debate, igual que Luis Asenjo. Desde mi adolescencia no he conocido personaje como Vicente Granados, con sus miles de causas y proyectos que arrastraba con él, con su militancia nunca partidista, con su activismo continuo, con sus causas sociales y económicas que descubría con inteligencia sutil, como si fuera un jardín que solo él regaba, a los demás nos dejaba generosamente participar en sus frutos.
Nina también era aries y celebraban juntos la fiesta de cumpleaños. Divertidas, llenas de gente, las puertas abiertas, el calor anunciando. Desarmado por los aries, apoyaba la espalda en la pared consciente que esa era la gran fiesta de aries. En mayo llegaría mi revancha.
Ya no hay fiestas de aries. Se que él diría: “por favor, no seas ridículo”, sus piernas largas, sus brazos delgados pero fuertes, se moverían todos a la vez. Me desconcierta que ya no esté, aunque estoy seguro de que está. Mañana iré a una conferencia al mismo sitio donde lo vi por ultima vez, la Facultad de Derecho, con Diego Vera. Venía con una amiga profesora nicaragüense, tenía amigos en todos los sitios, con todo su animo nos la presentó y nos hablaba de ella, ya se le notaba enfermo, muy delgado, pero él estaba allí, haciendo lo que siempre hacia, darnos su inteligencia y su sonrisa. Su sonrisa lo encendía todo.
“Cómo no lo voy a querer”, me dije el 8 de marzo en la manifestación, con lagrimas en los ojos, limpiándomelas con los nudillos. “Seguí…”, me decía con sus dedos largos, “me tengo que ir a China, o a Dinamarca o a Tailandia…”, “pero si hemos quedado…”, le decía, “…tu me sustituyes…”. No conocí nadie tan valiente, con su riñón a cuestas, con su diálisis, antes de que se lo trasplantaran. Su amor a la salud pública, le había dado la vida. Estaba convencido que mientras existiera la salud pública saldría bien de todo. Su valor, su arrojo, su capacidad de enfrentarse a los retos que la vida le ponía por delante y aceptarlos con gallardía, es otra de las características de las personas amorosas, como era él.
Lo que más le gustaba era estar abrazado a la vida. La plaza, la calle, la gente, le volvían loco. “Vistes, Seguí, ya no se puede andar por las calles del Centro…”, seguía corriendo, entre las manzanas y las mesas, por los paseos y los parques. Como siempre caía enfermo, y no lo decía, ya no nos preocupábamos Pero todo se complicó. No porque no ordenara su vida, que era cierto, que desorden, sino porque su glamour esta vez no fue suficiente. Ayer lo volví a ver en la Plaza de la Marina, sonreía como siempre. Yo le quise poner alfombras en el piso. Si ya sé, una locura. Pero qué ilusión me hacía. No quería quedarme solo, así igual volvía. Ya no hay dos Vicentes, sólo queda uno. Creo que he copiado su sonrisa, a veces pasa. Me avivé por la calle chiquita que va al Soho. Me acuerdo que un día íbamos abrazados, Nando, Román, Granados y yo, dábamos zancadas de un lado para otro como niños que salen del cole. “Ahí está la ciudad, agárrale las riendas, Seguí”…..
“Si te pierdo, perderé la casa”, pensé. Perder la casa no es lo peor, daría la vida por volver a ese momento y soltar las riendas de la vida al galope. Galopar a tu rescate, para que vuelvas al Foro, para sentir tus ojos inteligentes y tu sonrisa, y seguir llevando a tu lado los “baldes de plástico bajo el sol”. Se que es difícil, pero también se que no nos has dejado solos, tu activismo, y tu sonrisa, la sentimos todos los días.
Tu amigo siempre, Vicente Seguí Pérez, economista urbano y urbanista.
Textos manuscritos en el cuaderno del parque cementerio, los días 9 y 10 de noviembre
Textos leidos en el acto de despedida el día 10 de novimbre en el parque cementario
Tras las palabras de Rosa, Clea y Estibi, Ignacio Martinez, fue dando paso a las intervenciones:
A Vicente le gustaba la vida y deja mucha vida detrás. Le gustaba mucho la música y las canciones de Ana Sánchez Navas, compañera de tertulia, que hoy nos acompaña con Gregorio Herreros.
Y la gente, le gustaba muchísimo la gente; hacía amigos con naturalidad, de todas las nacionalidades. Le complacía presentarnos, mezclarnos. Esa empatía parece cosa de familia, porque la encontramos en su hermana Carmen, en su hermano Suso, y en Clea y Estivi. También le gustaban los espacios libres, el campo, la playa y los montes, pero le encantaban las ciudades. Y las calles, callejear, ir de compras, siempre prefería salir a tomar algo por ahí que quedarse en casa. Tanto le gustaban las ciudades que convirtió en su oficio el estudio de cómo funcionan. Y acabó siendo una autoridad en la materia. Una de sus primeras intervenciones prácticas en Málaga fue su actuación como vicerrector de Programación e Inversiones. Testigo de su eclosión en la ciudad es el arquitecto Salvador Moreno Peralta, gerente de Urbanismo en aquella época.
Salvador Moreno Peralta
Éramos unos jóvenes treintañeros cuando negociamos desde la Gerencia Municipal de Urbanismo y desde el Vicerrectorado de Infraestructuras de la Universidad de Málaga, respectivamente, la cesión de los terrenos para su Ciudad Deportiva. La sintonía fue inmediata porque Vicente era el más Mediterráneo de los gallegos, como buen coruñés pero, además, nos reconocimos enseguida como miembros de la cofradía del manojo de nervios, y nos animaba mucho sentirnos acompañados. Hicimos tándem en muchas cosas porque, como suele ocurrir con los que venimos a trabajar a Málaga desde otras geografías, nos involucramos con ella de la forma que Durrell hablaba de su Alejandría en el Justine, al principio de su cuarteto, que tanto le gustaba y que inspiró el nombre de su hija Clea: “la ciudad en la que vivimos un lapso tan breve, y que nos hizo creer que eran nuestros problemas que eran suyos, la amada Alejandría”….,aquí podíamos decir la amada Málaga, la amada Andalucía”. Pero no vivimos un lapso breve porque, aunque ese era el tiempo que a Vicente le dieron en su trasplante, él lo superó con el ímpetu misterioso de esos seres admirables que llegan a imponer la fuerza de la vida sobre los lastres del cuerpo. Esa fuerza no está sólo en los músculos, en los pulmones o en los riñones prestados, sino en una condición del espíritu con la que se nace y, sobre todo, se cultiva, que es la bondad, la bondad imbatible, la que derrocha vida alrededor, caótica, expansiva, exultante, creativa, la de un Zorba el griego que, al borde de la catástrofe esplendorosa, supiera imponer la sensatez, la gravedad científica y cosmopolita de un economista de la London School of Economics, para impartir clases de urbanismo y economía, para llevar el peso de altas responsabilidades políticas, dirigir planes estratégicos, redactar planes Futures de Torremolinos, planes futures de todo, porque era imposible no proyectarse al futuro con el estímulo de su compañía. La última conferencia que dictamos juntos se titulaba Regreso al Futuro. Vicente era un luchador, que con su futuro animoso le estuvo ganado siempre la partida a su presente incierto, y así estuvo, hasta el último suspiro, porque cuando hace justo una semana le llamé por indicación de José María Ruiz Povedano, él, tomando aire para poder pronunciar cada frase, aún me proponía proyectos y, podéis creerme, no me dejaba hablar…¡A mí! Compartimos en estos 35 años muchas cosas pero sólo hay una que nunca consintió en compartir: el cabreo. Una vez, por probar, intenté enfadarme con él y se produjo un efecto misterioso: a medida que más avanzaba mi enojo notaba que éste me acercaba más al abrazo. Y en él nos fundimos. No era un abrazo solemne de reconciliación ni nada por el estilo, sino un abrazo rutinario, el de siempre, el de dos amigos cuya hermandad no venía de ningún lazo de sangre sino de la firme e inefable determinación de los afectos profundos. De quienes se han elegido como hermanos sin que medien otras razones que las de saber que vale la pena vivir en este mundo si existen personas como Vicente y además las tienes cerca. Y es este abrazo el que ahora envío a Rosa, a Clea y a todos los amigos que estamos aquí porque me reconforta pensar que, aunque no podamos disimular nuestro abatimiento, es un abrazo que le estamos dando a él.
Si a Vicente le gustaba la gente en general, hay que añadir que le entusiasmaban sus alumnos. En esta época en la que hay profesores que critican la baja cualificación o escaso interés de sus alumnos, él defendía con ardor a los suyos. Y les seguía la pista, sus carreras profesionales, los negocios que emprendían o sus trayectorias académicas. Era profesor de economía urbana, con una carrera desarrollada en Málaga desde que lo trajo el profesor Juan Ramón Cuadrado a principios de los 80. Uno de sus dilectos discípulos es Carmen García Peña, heredera de la gestión de Vicente al frente del Plan Estratégico, actual directora de la Fundación Ciedes, que ahora como profesora compartía con él asignaturas de economía espacial y medio ambiente. Para él, Marme.
M Carmen García Peña
Decir aquí unas palabras de Vicente, el profesor Granados, como alumna y como compañera, no sólo es un honor sino también un reto. Pero así era la relación con Vicente para su alumnado y para sus compañeros, siempre un reto y una motivación.
Muchos de los que estáis aquí lo habéis conocido en su faceta de profesor y estoy segura de que nunca fuisteis capaces de tomar unos apuntes ordenados en sus clases.
Con su maravilloso caos, era capaz de ir saltando de un tema a otro, incluso de una asignatura a otra, llenando sus explicaciones de anécdotas, de experiencias y de personas con las que había trabajado. En sus clases todos nos sentábamos en círculo, debatías como iguales y tocábamos la economía real, entre transparencias en inglés y dibujos abstractos en pizarra. Lo hacía con tanta pasión, que te convencía de la importancia de dedicar tu vida a trabajar por el diseño de planes y políticas que mejoraran la vida de las personas, de ser un servidor apasionado de lo público.
Sin duda, mi vinculación con el Plan Estratégico de Málaga y con la fundación CIEDES se la debo a él y a su capacidad de convicción de que merece la pena en las ciudades apostar por el bien común y por forjar juntos el propio destino, como rezaba el lema del primer plan estratégico de Málaga.
Vicente era un enamorado de su vocación docente, creía en sus alumnos y en su potencial, jamás tenía malas palabras sobre los jóvenes y sus capacidades. Todo lo contrario, todos éramos diamantes en bruto que se prestaba a pulir.
Disfrutaba del tiempo con los alumnos y del trabajo en equipo. En todas sus asignaturas había que crear grupos de trabajo, foros y debates para poder superar la asignatura. El objetivo era enseñarnos a escuchar, a ponernos en el lugar del otro, a debatir con argumentos sólidos y a llegar al final a posiciones de consenso. Una enseñanza única para nuestras vidas y para nuestra carrera profesional, en la Vicente hizo a menudo de agencia de colocación para muchos.
Como profesor, siempre te sorprendía con alguna innovación educativa fuera de lo común, como el año que defendimos nuestros trabajos de fin de curso en la venta El Mirador de los Montes de Málaga, para hacernos ver lo cerca que estábamos de África; o la vez que terminamos las clases en la fiesta de los Verdiales del Puerto de la Torre, para disfrutar de las tradiciones locales y entender cómo la historia marca el desarrollo de un territorio.
El profesor Granados siempre ha tenido la puerta abierta de su despacho, y hasta de su casa, para su alumnado, aunque llegara tarde a las tutorías y tuvieras que darlas en su coche mientras iba a alguna reunión o resolvía la logística doméstica. Pero en todo ese caos, sabías que más allá del aula, incluso una vez terminada la carrera, podías contar con él y acudir en busca de apoyo profesional o personal.
Con su pasión porque estudiáramos en el extranjero y habláramos idiomas, se lanzó de los primeros a organizar en la Universidad los programas Erasmus de intercambio, y todos los años ha atendido docenas de alumnos internacionales en su puerta. Con esa rapidez al hablar que lo caracterizaba, era increíble cómo en inglés, mezclado con gallego, atendía todas las preguntas en clase.
¿Y qué decir de él como compañero? Siempre ha tenido con todos nosotros una actitud de respeto, una elegancia en el trato, una cercanía personal y afectiva que ha hecho imposible enfadarse con él más de dos minutos. Y eso que era a veces era un tren arrollador imposible de alcanzar, capaz de llevarnos hasta el extremo y agotar la paciencia en las cosas más mundanas y de organización del día a día, pero siempre al final sacaba lo mejor de ti, te hacía crecer como persona y te arrancaba una sonrisa.
Muchos habéis compartido cargos y responsabilidades con él en distintos niveles de la administración y en múltiples proyectos, y creo que no me equivoco al decir que Andalucía no sería la misma sin sus aportaciones a la ordenación territorial o al desarrollo turístico. Pero menos me equivocaría al afirmar que su mayor aportación fue la transmisión del gusto por aprender y la humanización del trabajo público.
Todos nos hemos sentido con él como en familia, pero quizás, el Departamento de Política Económica es donde él siempre se ha sentido en casa. Querido, respetado y apoyado en sus muchas etapas de la vida, buenas y no tanto, siempre compartiendo desde el optimismo y la alegría de vivir.
Esta última faceta no he podido disfrutarla tanto como me hubiera gustado, pero sé que todos vamos a echar de menos muchas cosas de ti: tus conversaciones apasionadas y críticas, tu gratitud por cada día regalado, tu ejemplo de lucha y superación, tu entrega a la profesión y hasta tu organización de última hora.
Vicente tenía esa capacidad de transmitir la fuerza de la vida, la necesidad de luchar con pasión para superarse, la importancia de ser creativo y, sobre todo, de confiar en las personas.
Su paso por nuestras vidas no nos deja indiferentes, y este legado está en nuestras manos hacer que siga fructificando.
Descansa en paz querido profesor y amigo, muchas gracias.
Vicente Granados ha sido un servidor público constante, no sólo como un activo profesor de universidad, sino pasando a la práctica con frecuencia y de manera muy solvente. Fue el director del primer plan estratégico de Málaga. Hay quien no ha conocido una ovación más larga que la que recibió durante 15 o 20 minutos en el paraninfo de la Universidad lleno a rebosar, cuando lo relevaron en el cargo. Fue secretario general de Urbanismo de la Junta de Andalucía con la consejera Concha Gutiérrez, cuando se puso límites al desenfreno recalificador de los ayuntamientos. Y secretario general de Turismo con el consejero Rafael Rodríguez, donde dejó su impronta de la importancia del medio ambiente en la planificación turística. En este último cargo coincidió con Antonio Roldán, viceconsejero de aquel departamento de Turismo y Comercio, antes alcalde de Conil y después un gran amigo de Vicente
Antonio Roldan Muñoz
Buenas tardes a familiares y amigos de Vicente, a Rosa su compañera.
Es un trago difícil decir unas palabras de despedida a Vicente por la emoción que me provoca este momento, mezcla de tristeza y resignación ante la pérdida de un buen amigo y compañero.
Conocí a Vicente en Conil allá por 1996, cuando iniciamos desde el Ayuntamiento el primer Plan estratégico de turismo. En 2012 nos reencontramos en Sevilla en la Consejería de turismo y Comercio, recordándome nuestro primer encuentro demostrando una memoria excelente. Vicente ejerció la Secretaria general de turismo durante dos años y medio con su sabiduría en diferentes materias, de manera eficiente a pesar de las dificultades con las que nos encontramos. Más allá de la gestión diaria formamos un equipo, que día a día se convirtió en un grupo con verdadera amistad. Fali, Manuela, Mª Carmen, Elena, Germán, Paco y yo sabemos de su espíritu superador , su optimismo, su buen ánimo y su disposición al dialogo. Era una buena persona, en el buen sentido de la palabra. El fallido cogobierno acabó pronto pero la amistad ha perdurado en el tiempo.
Hoy estamos aquí para recordar a Vicente. Hace poco estuvo en Conil, el 17 de octubre, día de mi cumpleaños me regaló un libro con un titulo premonitorio” Mi último viaje en Lada”. Comenzó la dedicatoria así: En nuestros 63 y 34 años cumplidos y revividos (en mi caso gracias a la ciencia y la solidaridad) en un día mágico….” Era un luchador agradecido.
El poeta francés René Char nos dice que al desaparecer, volvemos a encontrar aquello que existía antes de que la tierra y los astros fueran constituidos, es decir, el espacio. Somos ese espacio en toda su energía. Regresamos al día aéreo y a su júbilo negro.
¿Qué pensaría Vicente en este momento sobre su último viaje? ¿Qué nos diría? No lo sabremos, pero me arriesgo a recitar estos versos de Fernando Pessoa, que no era gallego pero casi, porque sé que a él no le disgustarían:
CUANDO LLEGUE LA PRIMAVERA
Cuando llegue la primavera,
si ya me he muerto,
las flores florecerán de la misma manera
y los árboles no serán menos verdes que
la primavera pasada.
La realidad no precisa de mí.
Siento una alegría enorme
al pensar que mi muerte no tiene importancia ninguna.
Si supiese que iba a morirme mañana
y la primavera iba a llegar pasado mañana,
me moriría contento, porque ella llegaría pasado mañana.
Si ése es su tiempo, ¿cuándo había de venir sino en su tiempo?
Me gusta que todo sea real y que todo esté bien;
y me gusta porque sería así aunque no me gustase.
Por eso, si me muero ahora, muero contento,
porque todo es real y todo está bien.
Podéis rezar en latín sobre mi féretro si queréis.
Podéis bailar y cantar a su alrededor, si queréis.
No tengo preferencias para cuando ya no se pueda
tener preferencias.
Lo que sea, cuando sea, es lo que será lo que es.
Era también, por así decirlo un campeón olímpico, consiguió 15 medallas en decenas de juegos mundiales de trasplantados. Él decía que el trasplante le había dado 35 años de vida extra. Su carácter competitivo ponía en aprietos a sus amigos. Podía proponer una marcha por los montes, fácil y corta, asequible, y cuanto volvíamos habíamos hecho 30 kilómetros. Desde hace un año era el presidente de la Asociación del Deporte y Trasplante en España. Compartía esa familia del deporte y los trasplantes con Paqui Silva Molina y José López Rivas
José López Rivas
Vicente! Aquí estamos en tu homenaje, que no en tu despedida, porque siempre estarás con nosotros.
Decirte que desde nos conocimos en Almendralejo en 2008 ha sido un lujo poder disfrutarte como amigo.
Bondadoso,empático,cariñoso,solidario, muy inteligente, muy culto, muy cercano,trabajador incansable,trabajador infatigable,siempre con proyectos de Deporte y Trasplante, ilusión infinita e intacta desde hace 34 años que te trasplantaron,mirada transparente y sonrisa acogedora. A los deportistas trasplantados siempre nos haces sentir cómodo en tu compañía y siempre queremos repetir. Has hecho y construido una mucho mejor familia en el Club Deportivo Trasplante Andaluz de la que fuiste cofundador; en Deporte y Trasplante España, tanto como socio de a pie como presidente, puesto que actualmente desempeñas, y en la Federación Internacional donde fuiste un magnífico consejero durante 4 años. Siempre echaremos de menos tu participación en competiciones, tus medallas, tus iniciativas y tu saber estar representando al deporte español de trasplantados tanto dentro como fuera de España, dándonos garantía, fiabilidad y prestigio. Sin ti no va a ser nunca igual. Eres la imagen y referencia del Deporte Trasplantado Español.
El jueves 28 de octubre, después de tu segunda sesión de quimioterapia, anduvimos por el centro y me llevaste a una tienda de “comercio justo”(“¡justo!”, como tú) y me regalaste una gorra, y nos hicimos una foto llamándome “hermano”. ¡JODER, VICENTE, TE ESTABAS DESPIDIENDO!. He buscado entre mis camisetas y he encontrado una propia para ti y de tu “ talla”, con el dorsal 10 en la espalda, dorsal que llevan las estrellas.
El viernes 29 de octubre, después de tu TAC, te acompañé hasta el aparcamiento y antes de subirte en el coche insististe en bailar unos pasos de rock. Entendí tu mensaje:” ¡BAILA Y DISFRUTA DE LA VIDA LLEVANDO SIEMPRE UNA VIDA PRODUCTIVA Y CONSTRUCTIVA!. “ LA VIDA, VÍVELA; Y LUEGO, DÓNALA”. Siempre tus bonitos mensajes
Ah, se me olvidaba! En la preparación de tu proyecto inconcluso de Juegos Nacionales de Trasplantados en Gijón, siempre nos vamos a preguntar: “ ¿ QUÉ HACEMOS VICENTE?”.
¡ TE QUEREMOS VICENTE !
Paki Silva
Querido Vicente, tu vida llena de sabiduría, felicidad y superación ha sido un estímulo y contagio para todos los que hemos estado cerca de tí.
Día a día te comprometías a emplear tus mejores talentos en el propósito de cambiar la vida de los demas para bien. Con tu sencillez y con tu humildad tenías la capacidad de hacer todo fácil y bonito. Sin discusión, sin malas palabras, todo era cordialidad, educación, dejar fluir y ante una posible tensión tu ....."Ante todo mucha calma" esta frase me cambió la vida.
Para tu familia de Deporte y Trasplante, además de recibir el trasplante que nos devolvió la vida, tuvimos la suerte de conocerte, de aprender de tí a valorar y cuidar el regalo de la donación. Continuaremos insistiendo en los beneficios del deporte y a ser a gradecidos con el sistema sanitario y los donantes. Hemos viajado, entrenado, siempre imparable junto con Rosa. Nunca te rendías, corriendo, nadando, en bicicleta, siempre con tu actitud heroica a pesar de las lesiones y cualquier inconveniente, te lanzabas a la aventura con tu ropa deportiva y tu fiel sonrisa, a disfrutar. En el mundial de Nuewcastle 2019 eras el abanderdo y no dudaste en pasarlo a tu amiga. Dejas una gran huella en el deporte inernacional por tu cercanía, tu compañerismo, tu buen hacer. Anoche nos escribiía el chico sudafricano que cuidaste cuando enfermló en los Juegos Mundiales de Málaga, nos preguntaba por el tío Vicente. En muchos rincones eres homenajeado.
Esta mañana en clase con mi alumnado de primaria les he preguntado por su persona de referencia, por sus valores, por su actitud, y confieso que me preocupa que los niños/as no conozcan a personas tan reales y auténticas como tú. Nuestra sociedad necesita más personas como Vicente. Siempre vas a permanecer por tu filosofía de vida, por todo lo que trasformaste y mejoraste a tu alrededor. Cuanta enseñanza nos dejas porque me gustría que ellos fuesen un poquito como tú, tan felices, tan solidarios, tan trabajadores, tan resilientes, tan altruistas...
Todos los que te hemos coocido solo podemos sentirnos agradecidos y afortunados porque dejas un legado muy valiosos en tu familia, en tusa amigos y en la sociedad.
Me gustaría concluir con las palabras de Pablo Raez "la muerte no es triste, lo triste es no saber vivir" *Vicente siempre fuerte* permanecerás en nuestros corazones. "No te olvidaré" "No te olvidaremos".
Queda claro que Vicente era una persona fácil de querer. En su galaxia particular hay muchas estrellas, que nos ha dejado en herencia. Amigas, amigos, una enorme familia.
Os dejamos aquí la grabación improvisada, con un móvil, del acto de despedida en Parcemasa. Tiene un sonido muy deficiente, aunque se recoge el acto completo.
Carta del Alcalde de Málaga
Mensajes de condolencia
Chère Rosa,
Je pense à Vicente, brillant et discret, et à toute sa richesse de sensibilité, d’intelligence, de curiosité et d’humanité. Sa disparition est le scandale normal de nos vies d’humains, auquel on essaye de se préparer. Mais la qualité de l’homme qui était Vicente rend cette disparition encore plus scandaleuse. Incongrue. Inacceptable. Saugrenue.
Je pense souvent à lui, et il me manque de ne plus le savoir là.
Je le connaissais depuis bien longtemps, je ne le voyais que trop rarement, mais chaque rencontre était une petite aventure, parfois une grosse mésaventure, une occasion de vivre, de rire, de réfléchir avec sérieux à la culture des mangues ou à l’aménagement de Lagunilla, de discourir sur l’intolérable intolérance du monde, de plaisanter sur les bigots et de s’interroger sur le sens de la vie, grave question que sa brillante intelligence n’a pas résolue.
Je l’aimais beaucoup.
Je pense à toi Rosa, que je connais à peine, mais qui, je le sais, lui apportais tant. Sa partie féminine discrète qui l’illuminait et sa référence féministe affirmée. Je pense à ton chagrin et au vide qu’il a laissé.
Je butte sur la vanité des mots devant la douleur de l’absence.
Je t’embrasse affectueusement,
Pierre Oliva
Hace unos días falleció en Málaga nuestro amigo Vicente Granados, una persona que, durante muchos años, desde sus responsabilidades en el urbanismo andaluz, impulsó la aprobación de los planes subregionales de ordenación del territorio, en una etapa en la que la Junta fiscalizó con especial atención planes urbanísticos desmedidos como los que impulsó el gobierno de Gil en el municipio de Marbella. Recuerdo que, en las discusiones del Plan de Ordenación del Territorio de la Costa del Sol Occidental, que fueron especialmente complejas y que se celebraron en un entorno sobre el que sobrevolaba la corrupción, las intervenciones de Vicente siempre estaban presididas por una honestidad inquebrantable.
Siempre supo tender puentes entre el mundo institucional, las políticas públicas y los grandes retos sociales, buscando la manera de contribuir (desde su posición, primero en la Junta de Andalucía y más tarde en la Universidad de Málaga), a la resolución de los desafíos que había sobre la mesa. Y además lo hacía con bondad, amabilidad y optimismo, que son expresiones sin duda de la inteligencia.
Vicente, además, en un momento de su vida tuvo que enfrentarse a un trasplante de riñón y, a partir de ese hecho vital traumático, capitalizó su experiencia a través de la Asociación Deporte y Trasplante España, una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo fomentar y promocionar la salud y el deporte entre las personas trasplantadas, así como concienciar a la sociedad sobre la importancia de la donación de órganos, médula ósea y sangre. El año pasado fue nombrado presidente de esta Asociación, de la mano de la cual, hace ya algún tiempo, llegó incluso a correr la Maratón de Nueva York.
Cecilia y yo lo recordaremos siempre con una sonrisa en la cara, y con la amistad en el corazón.
Salvador Rueda
Director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona