El sí o el no.
Fragmento de la novela Dentro....Lo que a continuación me contó Noche me hizo enamorarme aún más de ella, pero yo era un canalla y dejaría escapar para siempre ese último tren que me ofrecía.
¿Recuerdas el día que nos conocimos?, comenzó, pues el cómic que yo estaba leyendo y que me hacía sonreír trataba de una chica que cada vez que quiere decir o hacer una cosa dice o hace la contraria. Es una caricatura hiperbólica de la renuncia y del sufrimiento que esta provoca. Ella va una mañana de julio a matricularse en la Universidad para hacer la carrera de Física, porque estaba enamorada de la Física Cuántica. Se ha peleado con sus padres, que querían que estudiara Derecho. Pero, inexplicablemente, no rellena la matrícula que ha decidido, sino que se matricula en la que ellos querían. Luego llena los exámenes de Derecho Romano, Constitucional o de Historia del Derecho de fórmulas sobre la fuerza electromagnética, sobre la fusión y la fisión nuclear, y sobre la gravedad, según la teoría de la relatividad. Los suspende todos. Y eso que había estudiado mucho. Pero en su tiempo libre ha estado leyendo sobre las fuerzas que conforman el universo. Y sobre los universos paralelos. Y los párrafos de las materias de su carrera se le cruzan con las fórmulas de su pasión por la Física. Cuando llega el verano le va a decir a sus padres que ha suspendido todo, pero le sale que ha aprobado el curso. Ellos la invitan a comer y hablan del futuro. Hay un chico, hijo de unos amigos de la familia de toda la vida, al que sus padres apuntan para que ella se empareje. La niña siempre se ha sentido a gusto con él, desde pequeñitos, dice la madre. Y él con ella, dice el padre. Pero yo estoy enamorada de otra persona, quiere decir la niña, pero le sale que está enamorada del que ellos hablan desde siempre. El día de la boda, cuando va a decir el sí quiero en la iglesia con ciento y pico personas a sus espaldas, le sale que no, y cuando intenta salir corriendo, imaginando que Dustin Hoffman la agarra de la mano y comienzan una carrera hacia la libertad, se queda paralizada, con los ojos cerrados, mientras sus padres le reconvienen los dos a la vez, cada uno por un oído. Entonces, siente que se eleva en el aire y se aleja de todo como por arte de magia. Despierta en el hospital. Le duele el corazón. Ve a su padre leyendo una revista y a su madre mirando por la ventana y vuelve a cerrar los ojos rápidamente para que no adviertan que ya ha vuelto a la vida, aunque desea la muerte.
Y sí es ahí, en ese momento, cuando llega ese chico del que de verdad está enamorada, no el otro que le habían señalado sus padres. Sus padres, resignados, lo han buscado, tras haberse enterado de los verdaderos sentimientos de ella fisgoneando entre sus cosas. Cuando ella escucha su voz en la habitación del hospital, vuelve a abrir los ojos para decirle hola, pero cuando él le dice hola, a ella le sale adiós. Y vuelve a cerrar los ojos. Días después, ya en casa, le proponen diversas actividades, para que vaya saliendo de su depresión. Ella prefiere no decir nada. Se deja llevar. Y un día, en una obra de teatro, un actor busca voluntarios entre el público para participar en una escena. Ella se pone colorada y nerviosa cuando él se dirige hacia su persona y le pide salir al escenario. Y cuando va a decir que no, le sale que sí. No es consciente de qué pasó durante su improvisación en el escenario. Cuando luego se ve en vídeo reconoce que fue un éxito, como le aseguraban sus padres, pero no recuerda haber vivido lo que mira en la pantalla.
Ella se recupera de su tristeza y de su pasividad y retoma su vida, pero cuando intenta acudir a la facultad de derecho para empezar un nuevo curso, a ver si ahora todo vuelve a la normalidad y empieza a sacarse la carrera, se incorpora en un grupo de teatro que necesita una nueva actriz tras superar un casting sin saber cómo. Cuando quiere decir que no puede seguir participando de esa locura, acepta un papel en una obra que se preparará para el verano, y cuando termina el curso sin haber acudido ni un solo día a clase, por habérselo pasado ensayando con el grupo, y espera que sus padres le pregunten por las notas, no permite que esto ocurra, hace la maleta y se marcha de casa. La gira por toda España va bien. El estreno fue fantástico y, a partir de ahí, todo va rodado.
Increíblemente y a partir de entonces, cuando quiere decir que sí, le sale que sí, y cuando quiere decir que no, le sale que no. Pero ella teme que su confusión vuelva a aparecer en cualquier momento y tiene pesadillas al respecto. Pero esto no ocurre, aunque las pesadillas no desaparecen del todo. En el último capítulo del cómic, ella se despierta sudando tras uno de esos malos sueños. Es el día del cierre de la temporada, la última representación. onforme avanza el día, se olvida de lo que ha soñado. Esa noche actúa mejor que nunca. Disfruta de la ovación cuando saluda al público tras el cierre del telón. Se siente muy feliz. Sin embargo, de repente, empieza a sentir en su cuerpo un sudor frío, que se intensifica a medida que los aplausos decrecen. Todos sus compañeros y compañeras se irán de vacaciones y ella se quedará sola sin saber qué hacer. Si no actúa, sabe que la confusión volverá a tomar posesión de ella. Y se pregunta quién es ella, porque ni lo sabe. Supone que sus padres han intentado dar con su paradero, pero ella cerró esa posibilidad usando un nombre artístico en todos los carteles de la representación con información sobre el grupo. Le aterra que la encuentren, porque le aterra encontrarse ella misma.
Y la confusión vuelve, pero ella empieza a ser dueña de su silencio. Coge un folio y le escribe una carta a sus padres. Se disculpa por haber desaparecido de semejante manera. Les asegura que se encuentra bien, pero que no puede verlos, quizá más adelante. Pasa el mes de septiembre paseando y leyendo novelas y libros de astrofísica. Y en octubre se reincorpora al grupo de teatro.
Noche se quedó callada.
¿Ya está, así termina?, le pregunto. Sí, me contesta. Eres tú, ¿verdad? Sí, me responde, pero podrías haber sido tú también, aunque ahora sé que nunca lo serás, continúa. Ya han pasado cinco años de aquella gira, que fue mi primera. Por el camino, me encontré con Laura y Magnolia. La última etapa de mi periplo, ya la conoces. He pensado a veces que quizá te unirías a la aventura. Yo tenía la edad que tú tienes ahora. Pero pensando en cuando te vi en el rastro con Conchita y no realizaste el menor movimiento por reconocerme creo que supe que no lo harías.
Yo miré el reloj. Vas a llegar tarde, me dijo, vete. Eres una puta sentimental (igual que su amiga), pero a mí no me vendes el sentimiento de niño perdido que necesita amparo. Bastante te he contado de mí, por si te valiera de algo. Y ten cuidado, que te estás convirtiendo en una mala persona (igual que su otra amiga), concluyó.