Aquí encontrarás información sobre el contenido iconográfico del fresco y Material escolar para programar una actividad en diferentes materias relacionadas con la historia y el arte
La capilla a conjunto con el edificio original de la colegiata perteneció a la Real Congregación de Nuestra Señora de la Concepción, una conexión arraigada al Colegio Imperial desde su fundación en 1603-1604.
Cuando el Colegio Imperial desaparece en 1771, los Estudios Reales perduran, transformando la antigua capilla de la Congregación en la capilla de los nuevos Reales Estudios.
La capilla, testigo de cambios tumultuosos, sirvió como Salón de Actos de la recién creada Universidad Central y, tras la Guerra Civil, recuperó su función original.
Antecesora de la La actual capilla, se encontraba una anterior del siglo XVI. La nueva fue construida en 1725, sobre los cimientos de la antigua, por el maestro Francisco Camuñas quien construyó una bóveda muy ligera con entramado de madera.
En este mismo año, Juan Delgado deja su huella al firmar el contrato para embellecer la bóveda con un fresco, financiado mediante la venta de obras de arte.
Es una pequeña capilla, de planta rectangular que sobresale del ala de las escuelas con un claro gusto barroco, al igual que el claustro, la capilla es un escenario teatral, exhibiendo formas rotundas, líneas rectas, guirnaldas y águilas bicéfalas imperiales. Representa a diecisiete santos, destacando la presencia de San Ignacio de Loyola y la Inmaculada Concepción. La bóveda, ligera y de entramado de madera, alberga a los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos.
En la escena apocalíptica, la Inmaculada Concepción alada comparte espacio con la figura de Dios Padre, el Dios Hijo representado como Cordero Místico y elementos simbólicos. Aunque el intento del pintor de dar vida a las escenas es evidente, las figuras y poses resultan poco realistas. Parte del fresco es la destacada la representación del arcángel San Miguel.
Juan Delgado, vecino de Madrid, destacó como pintor de frescos. Se conocen pocas pinturas suyas, las más antiguas, son los lienzos que realizó para dos retablos de la parroquia de la Santísima Trinidad, en la localidad de Atienza (Guadalajara). Los frescos de esta capilla, son la única representación que se conserva de su producción artística en Madrid aunque existieron obras suyas, como las pinturas de la ermita de la Virgen del Puerto, perdidas en la guerra civil.
Las pinturas murales de la bóveda las realizó entre 1724 y 1726. De estilo barroco, el conjunto, tanto por su calidad y magnitud, pasa por ser uno de los más importantes de la Comunidad. Su temática se basa en arquitecturas fingidas que enmarcan un cielo abierto donde se desarrolla un pasaje del Apocalipsis, entremezclándose con motivos vegetales y figurados que representan los santos fundadores de las diferentes órdenes religiosas, los cuatro Evangelistas, personajes mitológicos, etc.
la capilla esta presidida en el altar mayor por una pintura de la Inmaculada Concepción, un lienzo atribuido al taller de Juan Carreño de Miranda. Esta obra fue restaurada a mediados del siglo pasado, transformando sus dimensiones y añadiéndole un lienzo, por la parte superior, en forma de arco de medio punto, con la intención de ocupar, de forma completa, el hueco del altar en el que habría de ser reubicada. Nuevamente intervenida por la Dirección General de Patrimonio Cultural, en el 2013, ha recuperado su forma rectangular.oncepción
Tanto las pinturas del fresco de la Bóveda como el lienzo que las cubrió parcialmente durante el siglo XIX y XX han sido restauradas recientemente por la Comunidad de Madrid:
La obra formó parte del inventario de pinturas de la librería principal del Colegio Imperial en 1767, hoy IES San Isidro y está situada en la bóveda de la actual capilla. Representa el episodio de la vida de Jesús narrado en el evangelio de Lucas (10:38-42), en el que Jesús visita la casa de Lázaro, Marta y María en Betania, dentro de una escenografía barroca.
Aunque se desconoce su autoría, podría atribuirse a Sebastián Herrera Barnuevo (Madrid, 1619-1671), artista madrileño de estilo barroco que trabajó en numerosos proyectos para la Colegiata de San Isidro. En él confluyen influencias flamencas presentes en el cuadro, junto a una paleta de tonos ocres, azules y morados, propia de la pintura veneciana.
Por decisión de los jesuitas, el lienzo había sido separado de su bastidor y marco, mermando sus dimensiones, y había sido colocado en el techo de la capilla de la Concepción, sustituyendo así la imagen de Palas Atenea por una temática más acorde con la religiosidad de la época.
La pintura se encontraba en un deficiente estado de conservación, habiendo sido restaurada en varias ocasiones y repintada por completo. Presentaba una superficie pictórica muy desgastada, sin uniformidad, con la pérdida de buena parte de la pintura original. En 1985 se retiró del muro, se almacenó y olvidó, sufriendo un gran deterioro, hasta que fue intervenida y trasladada a la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid, donde ha permanecido en tratamiento durante los últimos años.
Mapa Iconográfico del Fresco de la Capilla