ser la hermana pequeña

Elena Llamas

Ser la hermana pequeña de tres es lo mejor que te puede pasar; igual es porque no he vivido lo que es ser la hermana mayor. Todo tiene sus pros y sus contras, también depende mucho de la edad y la relación que tengas.

Cuando eres la pequeña tus hermanos hacen lo que sea para protegerte, te sientes intocable y cualquier problema te lo van a solucionar; es una sensación inigualable. A medida que vas creciendo vas entendiendo cosas que no entendías y que ahora tú mismo las acabas haciendo. Aprendes de los fallos del otro, que siempre duele menos y es más rápido. Vas a sitios que, si no fuera por ellos, no conocerías. Se dividen las culpas, “se las come el otro”. Te ríes por cualquier tontería y no puedes parar. Haces cosas que no harías con nadie más. Muchas veces nos usamos para picarnos unos a otros, al ser impares, cada vez se enfada uno.

Sin embargo, como todo, también tiene cosas malas. Aguantas el doble de todo: de bromas, de peleas y de sustos. No te vas a poder defender porque sales perdiendo y habrá peleas que empiecen a voces y acaben con algún golpe. Eso de que no te llevas broncas es una gran mentira, te llevas broncas y a veces más que ellos.

El tiempo pasa muy rápido y lo único que queda van a ser los recuerdos y buenos momentos que hayas vivido; esos que te sacarán una sonrisa cuando vengan a tu cabeza, pues, tarde o temprano, se irán de tu lado y, con ellos, se irá toda la alegría de la casa, alegría que solo volverá dos findes de semana al mes para lavar la ropa y llevarse comida.

Tener hermanos mayores es tener padres, amigos, profesores, abogados…, todo en una sola persona. Son el mejor apoyo que puedes tener. Los hermanos te ayudarán en todo lo que necesites. Esta es la cosa más bonita que con el paso del tiempo no cambiará El que tiene un hermano tiene un tesoro.