DESPUÉS DE HACER EJERCICIO…


Cristina Blanco Rodríguez, profesora de E.F.


El cuerpo humano tiene una serie de mecanismos naturales que le permiten enfriarse.

La temperatura normal de un ser humano oscila entre 35-37°C. Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo comienza a quemar calorías y mantiene niveles altos de energía que son detectados por el hipotálamo, el cuál activa los mecanismos de refrigeración: vasodilatación y transpiración con la intención de mantener nuestro cuerpo a una temperatura que asegure su correcto funcionamiento.

Con la sudoración se abren los poros de la piel y se elimina agua, minerales e impurezas (pues es un órgano excretor). La duda que planteamos es: ¿Es conveniente retirar el sudor después de hacer ejercicio?

El sudor refrigera nuestro cuerpo cuando se evapora y a través de ese mecanismo elimina el exceso de calor con la intención de mantener nuestra temperatura corporal. Este proceso lo podemos comparar al funcionamiento de un botijo: El agua del botijo se va filtrando poco a poco a través de los poros de la arcilla y al entrar en contacto con el ambiente seco exterior una parte del agua se evapora, produciendo un enfriamiento equivalente a unas 500 calorías por cada gramo de agua evaporada. Como consecuencia, mantiene fresca el agua del interior. Así es cómo nuestra piel deja salir el "sudor" para refrescar el cuerpo.

Sin embargo, el grado de evaporación del sudor depende de muchos factores y no siempre es constante. Por ejemplo, en un ambiente muy cálido y húmedo es más difícil la evaporación.

Nuestro consejo es que al hacer ejercicio aprovechemos este mecanismo de refrigeración siguiendo las siguientes pautas:

· ingerir agua 2 horas antes del ejercicio para favorecer este proceso

· no retirar el sudor durante el ejercicio o al finalizar el mismo

· dejar evaporar el sudor después de finalizar el ejercicio hasta un máximo de dos minutos

A partir de los dos minutos, después de finalizar el ejercicio, es importante ducharse o cambiarse de ropa para evitar un enfriamiento excesivo o enfermar por frío. A medida que nuestro nivel de condición física mejora, el sistema de regulación del calor de nuestro cuerpo se vuelve más eficiente, por lo que se refresca más rápido y nos permite trabajar más duro.