EL DÍA QUE ME ABDUJERON

MARCO BARRIOS COLINO, 2º ESO

 El día 15 de octubre de este año, sobre las 15:30, mientras estaba solo en el monte, vi una mancha negra en el cielo y note que poco a poco se iba haciendo más grande. ¡Se estaba acercando! Era una nave triangular de un color tan oscuro que no podía percibir la distancia a la que estaba. Cuando me levanté del suelo, ya casi podía tocar la nave con la mano. De repente, me dormí y desperté en una habitación que cambia constantemente de forma y tamaño.

Unos segundos después se apareció ante mí un punto que se convirtió en una línea recta, que a su vez se convirtió en un triángulo que después se convirtió en un tetraedro. Daba igual a dónde mirara. El tetraedro siempre estaba estático en el centro de mi campo de visión, como si fuera parte de mi imaginación. Había un ser que tenía un gran ojo en el centro de cada una de sus varias caras. Giraba de forma impredecible sobre un centro que no estaba fijo, que siempre estaba dentro suyo y no parpadeaba.

De golpe algo cambió, no tenían un solo ojo, sino que se dividió en cuatro y todos ellos me miraban solo a mí. Paró de girar y empecé a oír una voz. El ser comenzó a emitir una luz que se sincronizaba con las palabras que él decía.

Me contó que provenía de una raza de seres que habitan más allá del espacio y del tiempo, más allá de lo subjetivo, más allá de lo que nosotros, los insignificantes seres de carne y hueso, podemos comprender. Cada siglo, lo que para ellos es un periodo de tiempo infinitamente pequeño, eligen al azar individuos de todas las civilizaciones del universo para bendecirlos con algunas habilidades sobrenaturales y para transmitirles todo lo que puedan entender sobre lo que ellos llaman “La Llave del Universo”.

Me dijo que las matemáticas no son algo que los humanos hemos inventado, sino algo que hemos descubierto. Todos los seres vivos estamos conectados subconscientemente con los números múltiplos de tres. Pasaron lo que yo creí que fueron horas o incluso días hablando de esto, hasta que comenzó a descargar a toda velocidad un montón de operaciones matemáticas en mi mente, todas ellas relacionadas con los números: 3, 6, 9. Me empezó a doler la cabeza mientras me llegaba información cada vez más compleja y a mayor velocidad. Me desmayé y desperté tirado boca abajo en el lugar donde me abdujeron. No recuerdo que el ser me dijera qué poderes tengo, pero se me han quedado grabadas en la memoria una serie de habilidades:

1 º Bailar jotas como un profesional.

2 º Recordar perfectamente lo que pasó en la abducción.

3º Atraer hacia mi pecho balas que estén siendo disparadas a voluntad.

4º Poder hacerme invisible cuando nadie me ve.

5º Electrocutar castores.

6º Hablar con las bellotas.

7º Hacer levitar a los acosadores.

8º Que mi profesor de Lengua me ponga un 10 en todas las redacciones que haga sin importar lo mal redactadas que estén

9º Obedecer sin rechistar al profesor de Lengua.

Desde entonces no he vuelto a saber nada de ellos. Pero quizás los vuelva a ver, me dijeron que a veces, durante los 100 que pasan entre cada visita se aburren y abducen a alguien con fama de loco. ¡Por aquí hay algunos cuantos!

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