La leyenda nace en el siglo XVII. El holandés Willem van der Decken era capitán de barco. Para asegurar que ninguna tormenta lo hundiera hizo un pacto con el diablo. Dios se enteró y lo condenó a navegar eternamente sin pisar tierra, a él y a la tripulación. El barco navega todavía hoy sin parar por todos los océanos del mundo. 

Aparece en las noches tormentosas en medio del mar y resplandece con una luz fantasmal. Si otro barco lo saluda ese barco también estará condenado a navegar sin parar. Además, el holandés errante recoge a personas en peligro o a punto de morir y los convierte en sus esclavos.

En Japón últimamente están apareciendo muchos barcos sin tripulantes o con los tripulantes muertos...

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