HANNIBAL LECTER, UN MONSTRUO DE VERDAD

VÍCTOR FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, 1ºBCT

Muchas veces cuando pensamos en una historia de terror nos viene a la cabeza una horda de no-muertos descerebrados, un espíritu vengativo o simplemente un loco con un cuchillo. Sin embargo, entre todos estos tópicos destaca un doctor con unos gustos un poco peculiares: Hannibal Lecter.

Nuestro amigo Hannibal nace a manos del escritor estadounidense Thomas Harris para protagonizar una serie de cuatro novelas; todas adaptadas al cine. En ellas, Hannibal es un psiquiatra con una vocación culinaria un tanto inusual. Aunque aparenta ser un hombre culto aficionado al arte, la música y la gastronomía en realidad es un despiadado sociópata que considera que la mejor forma de acompañar a una persona es con un buen vino.

Esta premisa puede parecer algo genérica, otro asesino en serie más, pero él tiene algo que lo diferencian del resto de villanos: es endiabladamente listo. Mientras que el clásico villano de thriller es una amenaza porque el protagonista se encuentra indefenso, Hannibal es capaz de manipular a sus víctimas y anticiparse a todas sus acciones.

En cuanto a las cuatro entregas de la saga, cada una cuenta una parte de la vida de Hannibal. Su juventud y el origen de su gusto por la carne humana se cuentan en Hannibal: el origen del mal. Su etapa en prisión en la que emplea su inteligencia para ayudar a atrapar psicópatas como él es narrada en El Dragón Rojo y El silencio de los inocentes escapando de la cárcel en esta última. La saga finaliza con Hannibal, en la que, una vez libre, Hannibal tiene que huir simultáneamente de la justicia y de un viejo conocido que busca venganza, algo que consigue. La adaptación al cine de la última novela tiene un final distinto, introduciendo una escena en la que Hannibal pierde una mano.

Parte de la originalidad del personaje proviene también del hecho de que está basado en una persona real. Cuando Thomas Harris estaba visitando una prisión en México para entrevistar a un asesino americano se topó con un curioso doctor que trabajaba en la cárcel. Thomas se interesó por él, pues le había salvado la vida hace unos días al preso que él tenía intención de entrevistar. Después de una interesante conversación con el doctor, Thomas preguntó al director sobre el doctor y su respuesta lo dejó en shock: el doctor se llamaba Alfredo Ballí Treviño, y era un asesino. Resulta que hacía unos años, Alfredo había asesinado y descuartizado a un estudiante de medicina. La frialdad del doctor y su actitud casi orgullosa de su crimen marcaron tanto a Thomas que unos años después lo utilizaría de inspiración para crear el personaje de Hannibal Lecter.

Si intentáramos clasificar a Hannibal como villano, seguramente acabaría en la misma categoría que Saw, pues ambos exploran la misma idea: un genio sin límites morales. Este concepto es explotado a la perfección con Hannibal; no solo muestra su parte implacable y carente de cualquier código moral, sino que también podemos ver su talento como psicólogo y su potencial para hacer el bien. Este potencial es paralelo a la inspiración de la realidad pues ambos destacan en su trabajo, pero, por culpa de traumas infantiles acaban haciendo el mal.