EL SACERDOTE QUE HA ANTICIPADO LOS TIEMPOS. Ver biografía completa:
http://www.immacolatine.it/roscelli/sintesi_biografica.html#
Cuando a una sociedad como la nuestra, impregnada de materialismo, hedonismo, indiferentismo religioso y trastornada por la violencia más indiscriminada, la Iglesia propone, como ejemplo, la figura de un sacerdote humilde, olvidado de sí mismo y solícito sólo y siempre para la gloria de Dios y la salvación de las almas, parece que un rayo de luz clara y serena llega a disipar el gris oscuro que se espesa en su horizonte.
Es la figura de un "Pobre Sacerdote" que quiso hacerse cargo de los muchos y variados problemas y de las múltiples y desoladoras situaciones que la voraz sociedad recién industrializada escondía tras su opulencia explotando a las masas indefensas y desamparadas, un medio fácil de ganarse la vida. y especulación ilícita.
La figura, al mismo tiempo, de un "hombre rico en fe", que supo hacer un don diario de sí mismo de su vida durante cincuenta y seis años de servicio sacerdotal sin reservas y sin opciones personales, aceptando, solo y siempre. , en el silencio y la humildad, el papel que Dios, de vez en cuando, le ha llegado a encomendar.
El fruto maduro de toda la tarea pastoral del Padre Agustín Roscelli, se vio coronado con al fundación del Instituto de las Hermanas de la Inmaculada el 15 de octubre de 1876, que dirigió con incansable dedicación e iluminada sabiduría hasta su muerte acaecida el 7 de mayo de 1902.
Las Hermanas continúan, sobre las huellas de su inolvidable Padre, su eficaz obra en distintos tipos de tareas pastorales, en Europa y América.
Respondiendo a los signos de los tiempos, nuestra tarea apostólica se orienta a satisfacer las necesidades que la Iglesia y la sociedad requieren, es por ello, que no podemos reducir la tarea apostólica a un solo campo de acción, sino que con creatividad trabajamos en las distintas realidades pastorales como: Colegios, atención a los enfermos, misión, ayuda en las parroquias, pastoral carcelaria y en donde el Espìritu Santo inspire.
Testigos del carisma roscelliano
Cada Inmaculatina busca configurarse a Cristo humilde, o sea, al "admirable Dios Crucificado" cf. Fil 2, 6 ss., para testimoniar y reproducir el amor inmenso y misericordioso que Dios ha demostrado hacia nosotros pecadores. Nuestro modelo es Maria, la mujer que ha vencido el pecado.
El Instituto surgido para ofrecer un ambiente cristiano y moralmente sano a jóvenes y niños, enfermos y ancianos, para colaborar con otras Instituciones eclesiales y sociales ha permanecido hasta ahora fiel a su finalidad.
Nos ha sido trazado por el mismo Fundador un camino de santidad que nos incita a configurarnos al "más bello de los hijos del hombre", a Cristo.
La belleza que resplandece en la creación es compendiada "admirable Dios crucificado". "Ninguno ha conocido jamás a Dios" pero el esplendor de su presencia en Cristo, no puede ser escondido. Maria Inmaculada es la mujer bellísima, libre del pecado, fecunda de Dios, apóstol incansable. Sobre esta huella estamos llamadas a testimoniar con nuestra persona el bello rostro de Dios, el rostro liberado del pecado, iluminado por la fe, ardiente de caridad, enraizado en la esperanza.
Queremos renovar el bello rostro de Dios, como María, la toda pura, la toda bella. Un rostro iluminado por la gracia, capaz de atraer a la gracia, de hacer sentir la nostalgia de la gracia.
Por esto dondequiera
- luchamos contra el pecado: ofreciendo una formación cualificada bajo el perfil humano, moral, religioso y cultural, sobre todo pero no sólo, a los jóvenes para que tengan los instrumentos adecuados para gestionar la propia vida según el proyecto evangélico;
- sirviendo con misericordia, respeto, delicadeza, serenidad, simplicidad, eficacia, constancia y concretamente a los "pobres", atentas a sus necesidades espirituales, morales y corporales, especialmente si son enfermos, ancianos, indigentes; en un estilo humilde, sobrio, acogedor semejante al de Cristo;
- en la Iglesia: en la cual nos sentimos parte viva y operante de la Iglesia.
En misión compartida, las hermanas y laicos (integrantes de la comunidad educativa, conjuntamente con las familias) trabajamos para la formación humana y religiosa de nuestros adolescentes. Comprendiendo que nuestra tarea misionera de Evangelización busca dignificar a la persona en todas sus dimensiones.