Hermanos queridos, les voy a relatar cómo nació nuestro camino en la transmisión del mensaje del Señor a través de la música, cómo logramos grabar a pesar de todos los contratiempos y escollos, en principio cassettes, luego Cds. Y lo haré con la convicción de que las nuevas generaciones lograrán continuar la obra de Dios, pues ella no se detiene y necesita de cada uno de nosotros para llegar a todo su pueblo.
Nunca olviden " cantar es orar dos veces" así nos enseña San Agustín... Así que fuerza, compromiso y oración...
Corría el año 1983, cuando fuimos convocados, miembros de distintos ministerios de música de la R.C.C.A, para llevar adelante un proyecto de grabar las canciones con sus melodías originales, del en ese tiempo cancionero oficial de la Renovación en Argentina; como comprenderán era una tarea muy complicada, recién se empezaba a tomar en cuenta el trabajo de los músicos en la iglesia: se podía cantar en las misas y otras ceremonias pero los temas debían ser recatados, tranquilos, muy tradicionales...
Como jóvenes renovados, nuestra intención era llevar esa manifestación del Espíritu a todos, la alegría de saberlo vivo entre nosotros...fue difícil, pero no imposible.
Así fue que grabamos "Un Canto Nuevo 1", empezamos con la letra A y todas las canciones que con ella comenzaban, seguimos con la B.
El mayor problema residía en que nadie de nosotros era realmente músico, tocábamos y cantábamos de oído, no teníamos más que un guitarrista y todos los otros instrumentos de percusión eran interpretados por quien se animara a hacerlo.
Fuimos a grabar a un estudio donde concurrían bandas de rock, muchas veces ellos salían y entrabamos nosotros, pero teníamos que salir pues el olor a hierba y otros menjunjes te daban un dolor de cabeza insoportable.
En ese tiempo se grababa con cinta abierta, es decir que cuando te equivocabas debían "pinchar" ese error y grabarlo nuevamente; no es como ahora que la máquina te corrige errores de afinación o de tonos de los instrumentos, o se graba un estribillo, por ejemplo, y luego se lo repite donde sea necesario. En esos años había que grabar todo y tratar de que saliera lo mejor posible.
Mucho se reían de nuestras canciones, había técnicos que ni siquiera querían que fuéramos en sus horarios.... pero nosotros no bajamos los brazos y continuamos.
Al año siguiente, 1984, grabamos "un Canto Nuevo 2" y "Un Canto Nuevo 3". Las dificultades se mantenían, pues en poco tiempo de ensayo había que grabar, nos echaron de varios salones parroquiales, de casas particulares, pues éramos bochincheros y a veces se ensayaba hasta muy tarde. Finalmente, aprendíamos las canciones un rato antes de entrar a grabar, no cabe dudas sobre la asistencia del Santo Espíritu, pues de otra forma jamás podríamos haber realizado el trabajo. También teníamos problemas de dinero, las horas había que pagarlas, y si bien la Comunidad de las Convivencias, cuyo fundador el Padre Ibañez Padilla, era quien nos había llamado, muchas veces el dinero tardaba en llegar, igualmente, cosa de no creer, el estudio nos grababa y confiaba en nosotros (tengan en cuenta que allí primero dejabas el dinero y luego entrabas al estudio, sin excepción) ...
Llego 1985 y con él "Un Canto Nuevo 4". Ya los tiempos eran más benévolos, pues los primeros tres cassettes nos generaban dinero para seguir; por otro lado, con uno de los dueños del estudio se había iniciado una tarea de Evangelización muy profunda que culminó con su casamiento y bautismo de sus dos hijos....
En nuestros corazones sentíamos que el Señor nos estaba guiando a hacer algo más que dar a conocer las canciones para unificar la alabanza en todo el país: nos había bendecido con un guitarrista y bajista de primera; un tecladista y un baterista que demostraban una entrega enorme... y qué teníamos que hacer...cuándo... cómo...
Nos pusimos a orar durante largos meses, pidiendo nos marcara nuestro Jesús que necesitaba de esta manga de jóvenes, cuál era el proyecto a cumplir...
Así nació "Ven Hacia Mí" (1986). El primer cassette de la RCCA con música de rock. Imaginense... casi nos excomulgan!!!!; de hecho, Lumen Argentina nos exigía que para llevar su aprobación debíamos sacar el nombre del estudio donde habíamos grabado por cuanto sus propagandas eran una herejía (según ellos). No lo hicimos y logramos obtener el dinero para afrontar el costo por una donación de un miembro de la comunidad de Jn17,21 quien había recibido una pensión de guerra de Italia, y sentía que debía colaborar con la obra de Dios. Cabe señalar que esta hermana querida, no tenía ninguna relación directa con nadie del grupo, fue una moción del Santo Espíritu.
A lo largo de tantos años de servicio en la música, hemos participado de encuentros, retiros, seminarios de vida, recitales, y en cada uno de ellos hemos aprendido algo: El Señor bendice y da más de todo lo que cada cual puede entregar; servir a Dios es un regalo que nos da, no por nuestros méritos, sino por su infinito e inconmensurable Amor.
Hemos sido elegidos desde antes de nacer, de ser engrendados en el vientre de nuestras madres para formar parte del pueblo de Dios, músicos queridos, afinen sus corazones y todos juntos unamos nuestras voces para proclamar al Señor como Rey del Universo. ¡Amén!
En el año 1990, la Renovación Carismáticas tuvo un apogeo increíble, de hechos se generaban en casi todas las iglesias grupos de oración, convivencias en todo el país, y contábamos con grandes oradores extranjeros que venían a enriquecernos en las cosas de Dios. Entre ellos, estaba el Padre Darío Betancourt, con quien, por gracia del Señor establecimos una relación muy estrecha, tanto que durante 10 años Ana y yo, Norma, viajamos con él por toda la Argentina, vendiendo sus enseñanzas en cassettes, (piensen que había muchos hermanos que se acercaban a esos encuentros multitudinarios, pero venían de pueblos muy pequeños y se llevaban el material grabado para poder compartir con sus comunidades); P. Darío apoyaba nuestro ministerio y era y es un convencido de que la música abre las puertas de corazón y alma de los fieles, permitiendo el acceso a la Gracia de Dios; por lo cual en esas Evangelizaciones vendíamos también nuestros cassettes de música.
Ahí, descubrimos la necesidad de grabar una serie de canciones que se pudieran usar en las misas, sobre todo en los casamientos (fuimos a innumerables a cantar, pero no podíamos ir a todos), así nace “Venimos a amarte”. Esa grabación fue muy linda, y toco muchos corazones, aún entre los técnicos de grabación….
En medio de esa ola de bendiciones dentro de la Renovación, nos preguntábamos que sucedería si hiciéramos un recital católico renovado... ¿vendría alguien?, ¿serviría para alentar a la iglesia a seguir renovando sus cantos?, ¿era una locura?
Por empezar, que íbamos a cantar, no teníamos músicos para armar una banda que bancara la puesta en escena; donde lo haríamos, la escenografía de donde la sacaríamos….
Todo era un sueño, así que empezamos a orar y a pedirle al Señor que nos marcara si esa era Su Voluntad o era la nuestra solamente.
¿Se acuerdan del técnico de grabación que se casó por iglesia y bautizó a sus hijas?, resulta que era músico!!!!, en agradecimiento por su nueva vida y por la bonanza que tenía en su trabajo (compraron un estudio digital de 96 canales de grabación, con una tecnología que casi no había en Argentina), nos regaló la música de “Levántate y brilla” (1990)… no lo podíamos creer!!, fue la primera vez que grabamos en un estudio digital, y acostumbrados a la cinta abierta, nos parecía tan fácil que rápidamente tuvimos listo el cassette ( aún no se comercializaban los cds, si bien lo usábamos para llevar la música a los diferentes encuentros, pues no teníamos músicos)
Ya teníamos los temas para el recital, pero nos faltaba la escenografía y como el Señor no es tacaño en su obra, nos mandó una hermana especialista en el tema a nivel comercial, de hecho, sólo nos cobró parte del material… Lo mejor fue el lugar: pudimos acceder al teatro de la Misericordia de Belgrano, pavada de teatro y a un precio increíble.
La noche del recital, estábamos orando en los camarines y pidiendo al Señor que bendijera a todos los presentes, (creíamos que serían unos pocos hermanos) por haber asistido a un encuentro totalmente nuevo en la Iglesia Católica: un recital.
Cuando se abrieron los telones y vimos el teatro lleno, nos produjo una emoción que no puede ponerse en palabras; para nosotros era la confirmación de que estábamos haciendo la voluntad de Dios
Fue una noche llena de bendiciones, donde el Amor del Padre unía a todos en un solo cuerpo, para alabarlo y darle eternas gracias por todo lo recibido; había grupos del gran Buenos Aires que habían llegado en micros, y luego nos contaron que regresaron a sus hogares, alabando con cantos a nuestro Señor…
Ya el grupo estaba formado por cinco mujeres (María, Cecilia, Sonia, Ana, Norma) y dos varones (Alejandro y Gustavo), todos los otros hermanos que en principio habían sido convocados, por diferentes motivos: (razones particulares, laborales, por el compromiso con los ensayos), habían dejado. No era fácil juntarse indefectiblemente una vez a la semana a ensayar, ya sea para grabar o para los diferentes compromisos que teníamos, a tal punto que con el tiempo tanto Gustavo como Alejandro dejaron el grupo.
Quedamos las mujeres, y había que seguir. En las Evangelizaciones a las que acudíamos con Ana, nos llamaba mucho la atención el aporte sustancial que tenían los ministerios de música en el clima de los encuentros: si el ministerio entregaba su servicio con convicción y dejando de lado las virtudes o no musicales, los corazones del pueblo se abrían de una manera especial, permitiendo el flujo de la gracia de Dios.
¿Qué servicio podíamos aportar nosotras?, orando descubrimos que no había en muchos grupos ministerios de música, por eso grabamos un compilado de canciones de alabanza enganchados, el volumen 1 en 1991, el 2 en 1993y el 3 en 1994.
Estábamos en la Quiaca, en una evangelización del P. Darío cuando vimos llegar a un grupo de hermanos de tierra adentro con el grabador a cuestas y las canciones de alabanzas alentando y acompañando a esos orantes que venían a pie de bastante lejos…. Otra vez el Señor nos regalaba la dicha de ver que la obra cumplía su misión: servir a la iglesia con la música.
Queridos, la Gracia de Dios es un regalo que no se cuantifica, solamente se recibe por el amor que nos tiene el Padre, nunca crean que los frutos son nuestros o por nuestros méritos, sólo somos canales por donde fluye esa Gracia, algo así como una manguera que lleva el agua a la tierra para fertilizarla, es el agua quien obra, la manguera es un instrumento, esos somos nosotros: los músicos del Señor.
En 1995, surgió la motivación de realizar un nuevo trabajo “Una voz nueva”. Ese cassette lo presentamos en el teatro de la Misericordia de Devoto, fue una hermosa noche de oración.
Posteriormente, así como grabamos canciones de alabanza enganchadas nos pareció útil grabar un cassette donde las canciones sirvieran para el momento de la oración personal o grupal de meditación, o de entrega, así nace “Sólo Tú”.
Han pasado muchos años, ustedes verán en esta página de internet que con tanto amor y dedicación ha sido armada por nuestro hermano Pablo Arzuaga, a quien no conocemos personalmente, pero con quien nos une un camino común: poner nuestros talentos al servicio de la comunidad.
Les decía, verán fotos nuestras de cuando éramos jóvenes, ya han pasado treinta y tantos años de esa época y aún conservamos en nosotros todas las bendiciones recibidas con tanto cariño.
Queridos ...sabían que en la antigüedad los músicos marchaban delante del pueblo animando con salterios y arpas, panderetas y todo otro instrumento para alabar y adorar al Señor…Ustedes son en la actualidad quienes tienen que dar ese servicio, el pueblo los necesita, no bajen los brazos y sigan remando que contamos con el mejor Capitán de todos los tiempos como guía. ¡Amén!
A principios de los años 2000, la comunidad de Hermanas de las Adoratrices esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad cumplían 150 años de servicio en la Iglesia, y una de sus hermanas nos propuso grabar un C.D (ya se comercializaban), con temas con letras de su fundadora: Santa Micaela.
Al principio nos pareció algo difícil de materializar: ¿Quién iba a escribir las letras?, quien iba a crear las melodías y la música?
En una total entrega a la Providencia y Misericordia del Señor, me puse a leer los escritos de Santa Micaela, a leer su historia… y salieron las canciones...María creo las melodías de las mismas y el Señor nos puso en nuestro camino a Jonathan Narváez, miembro del grupo los Querubines, quien tenía un estudio de grabación y quien hizo la música del trabajo.
Luego de ello, también grabamos un CD para la comunidad de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Cuya misión es, entre otras, proclamar y difundir el mensaje de Sor Faustina sobre la Divina Misericordia de Dios. De igual manera que en el caso de las Adoratrices compusimos letras y música de cada tema y Jonathan hizo la musicalización de los mismo.
Ya han pasado varios años desde la última grabación, ya hemos como quien dice, colgado los guantes, (piensen que alguna de nosotras ya es abuela), y de las “chicas de Getsemaní” solo quedan las canciones que con tanto amor hemos dejado como legado. Amigos, esperamos sean útiles, nosotras no somos músicas sino simples enamoradas de la obra de Dios, siempre tratamos de poner en cada tema todo nuestro esfuerzo, todo el talento regalo y pertenencia del Señor; sólo les pido una cosa: sigan consagrando su tiempo y música, al pueblo de Dios, los necesita, no se dejen impresionar por otros que con super equipos musicales, con teatros a sus disposiciones, y toda la tecnología abruman…. No hace falta más que amor, entrega, servicio, humildad, para convertirse en canal de la Gracia del Creador. Confíen en Él, nunca, nunca, los va a dejar solos. Con infinito amor cristiano y unidos en oración con Jesús y nuestra Santísima Madre, la Virgen María, los saludo.
Amén