Luigi Piccinato

Luigi Piccinato: La trayectoria austral del “padre” del urbanismo moderno italiano (1948-50)

Luigi Piccinato: The southern trajectory of the “father” of modern Italian urbanism (1948-50)

Silvana D. Basile *

Silvana D. Basile *

* Arquitecta por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y por el Politecnico di Milano (POLIMI). Magíster en Restauración de Monumentos por la Scuola di Specializzazione in Restauro dei Monumenti (POLIMI), con beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia. Doctora en Conservación de Bienes Arquitectónicos (POLIMI). Se ha desempeñado como docente en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU-UBA), y luego como editora, investigadora y titular de la cátedra de Historia de la Construcción en la Scuola Universitaria Professionale della Svizzera Italiana, en Suiza. Actualmente colabora en los cursos de Historia de la Arquitectura de la Scuola di Architettura Urbanistica e Ingegneria delle Costruzioni (POLIMI) y trabaja como arquitecta en el Estudio de Arquitectura Christen, Lugano, Suiza.

Dipartimento di Architettura e Studi Urbani (DASTU), Politecnico di Milano. 20133 - Via Bonardi 9, Milán, Italia. Email: silvana.basile@polimi.it

Este trabajo se enmarca en la investigación en curso de la respectiva autora sobre el tema de los arquitectos y constructores italianos y tesinos en la República Argentina en los siglos XIX y XX.

RESUMEN

Luigi Piccinato fue una de las personalidades más destacadas del urbanismo del siglo XX. La excepcionalidad y amplitud de su contribución lo convirtieron en promotor de una cultura orgánica, que se tradujo en un urbanismo que miraba el territorio y las ciudades como organismos vivos en continua evolución, sin descuidar el aspecto social, tan importante para él. Desarrolló su obra en su país natal, Italia, y también en el exterior, con un corto período en la República Argentina durante el gobierno del General Juan Domingo Perón, donde dejó una impronta imborrable. Este artículo, a partir de documentación inédita hallada en archivos, reconstruye y profundiza los aspectos biográficos de su persona, pensamiento y trayectoria, principalmente en lo que refiere a su profesión como arquitecto-urbanista, profesor universitario y conferencista en el marco de su experiencia austral (1948-1950). Esto permite agregar nueva información y claves de lectura al urbanismo de la época.

Palabras clave: Luigi Piccinato; urbanismo; arquitectos italianos; cultura orgánica.

Referencias espaciales y temporales: Argentina; 1948-1950.

ABSTRACT

Luigi Piccinato was one of the most outstanding personalities of urbanism in the 20th Century. The exceptionality and breadth of his contribution turned him into a promoter of an organic culture, that resulted in an urbanism that looked at the territory and the cities as living organisms in continuous evolution, without neglecting the social aspect, so important to him. His work was developed in his native country, Italy, and also abroad, with a short period in the Argentine Republic, during the government of General Juan Domingo Perón, where his work left an indelible mark. This paper, based on unknown documents found in archives, reconstructs and deepens on the biographical aspects of his person, thought, and career, mainly regarding his professional performance as an architect city-planner, university professor and lecturer in the framework of his southern experience (1948-1950). This allows to add new information and key readings to the urbanism of the period.

Key Words: Luigi Piccinato; urbanism; Italian architects; organic culture.

Space and Time References: Argentina; 1948-1950.


Quest’anno di Argentina è stato per me molto proficuo: ho fatto veramente un’esperienza enorme.

Ho visto e capito molti fenomeni ed ho, ora, un quadro dei problemi sociali ed urbanistici quali non avrei mai sognato (…)

Lascerò l’Argentina con un certo rimpianto: ho vissuto un anno di libertà e di chiarezza.

Sergio Zevi, L’esperienza urbanistica di Luigi Piccinato in Argentina,

en G. Belli y A. Maglio (Eds.), Luigi Piccinato (1899-1983), Ariccia, 2015.

Luigi Piccinato (Legnago 1899 – Roma 1983), considerado el padre del urbanismo moderno italiano, fue una de las personalidades más ricas e interesantes activas en Italia y en el extranjero desde mediados de los años veinte hasta los ochenta del siglo XX (Figura 1). Su extenso trabajo trató múltiples temas disciplinarios, desde el proyecto de un solo edificio hasta el abordaje de los planes urbanos y el desarrollo de teorías y metodologías para el estudio de la ciudad.

El enfoque singular e innovador de Piccinato hacia la planificación urbana consistió en encarar el proyecto a diferentes escalas (desde el plano regional hasta las propuestas tipológicas) con enfoques multidisciplinarios, donde se consideraban la sociología, la economía y la política, junto con la herencia histórica, en el desarrollo de un plan orgánico.

Piccinato creía en la ciudad como expresión del patrimonio colectivo de la civilización y en el urbanismo como instrumento para salvaguardarla y desarrollarla. Aprovechaba todas las oportunidades que encontraba para polemizar con especuladores y representantes de intereses empresariales, insensibles a las razones del urbanismo (Salzano, 1983).

Fue un trabajador incansable y honesto. Así se describió en una entrevista de los años ochenta, con “la conciencia de haber hecho y luchado por lo mejor, dejando totalmente de lado cualquier interés personal, directo o indirecto” (De Sessa, 1985, p.147).

Su ética profesional lo llevó a remarcar con frecuencia que “un urbanista no es comparable a un abogado dispuesto a apoyar cualquier causa, sino a un médico capaz de encontrar la terapia adecuada para las metrópolis enfermas” (Zevi, 1983, p. 8). También renunció a cargos importantes cuando implicaban compromisos o malentendidos. Véase, por ejemplo, cuando renunció a la comisión del proyecto del E›42, en rechazo a las orientaciones de Piacentini.

Piccinato encarnaba la figura del “arquitecto integral” de Gustavo Giovannoni: un técnico y artista de personalidad culta, que reconoce a la arquitectura como matriz del urbanismo pero en la práctica invierte los términos, y afirma la existencia de una subordinación de la arquitectura al urbanismo (Piccinato, 1935).

Piccinato trabajó para definir una nueva figura profesional: el urbanista, un técnico especialista en la ciudad y su sociedad, capaz de intervenir en aquellos procesos espontáneos que rompen el equilibrio histórico de los asentamientos humanos y luchar contra cualquier forma de avidez e ignorancia. A través de su obra, enseñanza y compromiso político (en las filas del partido socialista) ha sido, durante más de cincuenta años, protagonista y maestro no sólo para sus estudiantes universitarios, sino para todos aquellos que se acercaron al urbanismo. Se dedicó constantemente a promover y experimentar las bases del urbanismo moderno, bajo la imperante monumentalidad clásica del régimen fascista con el plan de Sabaudia y en defensa de los asentamientos medievales. Como bien lo describió su colega y amigo Bruno Zevi:

Era alimentado por una deslumbrante intuición para la dinámica de las fuerzas que generan el crecimiento de los conjuntos, por una competencia técnica rigurosa y por una sensibilidad artística de inusitado nivel. Su voz potente y prestigiosa ha constantemente denunciado en primer lugar las demoliciones fascistas, luego las masacres perpetradas por la especulación territorial y la indiferencia cínica de la clase política y las demasiadas administraciones municipales (Zevi, 1983, p. 7).

Este artículo, a partir de documentación inédita hallada en archivos, reconstruye y profundiza los aspectos biográficos de su persona, pensamiento y trayectoria, principalmente en lo que se refiere a su actuación profesional como arquitecto-urbanista, profesor universitario y conferencista, en el marco de su experiencia austral (1948-1950). Esto permite agregar nueva información y claves de lectura al urbanismo de la época.

SU FORMACIÓN

Fue alumno de Gustavo Giovannoni.1 Se graduó en 1923 en la Scuola Superiore di Architettura de Roma. Luego hizo una pasantía (1924-1927) en el estudio de Marcello Piacentini, quien lo orientó hacia los estudios internacionales y la cultura alemana en particular.2 Fue ayudante voluntario en la Escuela de Arquitectura de la Universidad La Sapienza hasta 1929 cuando, a raíz de desacuerdos con sus maestros, fue expulsado “oficialmente por su negativa a registrarse en la Asociación Fascista de Ayudantes Universitarios, pero en realidad por expresa voluntad de Giovannoni y Foschini” (Pane, 2015, p.63).

Asistió a cursos de perfeccionamiento en la Technische Universität de Munich y Viena, en los veranos de 1926 y 1927, donde tuvo ocasión de estudiar los tratados alemanes de urbanística y los resultados del Neue Sachlichkeit en la exposición del Werkbund de Stuttgart de 1927.

A pesar del carácter autoritario y autocrático de sus maestros Giovannoni y Piacentini, Piccinato logró forjar su propio camino, ideológica y profesionalmente autónomo, en gran contraste con la cultura impuesta por la escuela y la política del régimen fascista. Esto lo llevó en 1926 a fundar junto a Gaetano Minucci el Grupo de Urbanistas Romanos (GUR), para enfrentar el marco ideológico que buscaba conectarse con la romanidad imperial requerida por el fascismo. Entre 1927 y 1939 participó activamente en diversos concursos de planes reguladores o de expansión organizados en ciudades italianas (los más importantes fueron los de Sabaudia3 y Nápoles). Esto le permitió adquirir una gran experiencia en el campo de la planificación urbana, convirtiéndose en la posguerra en todo un referente sobre el tema. Como lo describió Astengo, fue un “líder reconocido del urbanismo moderno italiano” (1988, p.7). Desde 1933 fue miembro corresponsal del Instituto Nacional de Urbanística (INU) del cual, en 1944 participó en la comisión ejecutiva provisoria y en 1948 del consejo directivo, del que fue también vicepresidente.

En 1945 fue miembro de la comisión del Ministerio de Obras Públicas para los planes de reconstrucción, y en pocos años rediseñó Campobasso, Segni, Legnago, Civitavecchia, Palestrina y Pescara.

Acción educativa

La visión teórico-práctica del urbanismo de Piccinato pudo evolucionar y madurar gracias también a la intensa actividad docente en la universidad, llevada a cabo tanto en Italia como en el extranjero. Era un canal privilegiado para la difusión de su pensamiento, sumado al de las conferencias y debates culturales, y al de la propaganda y la acción política. En Italia, su actividad docente se concentró en Nápoles (1930-1949), Venecia (1950-1963) y Roma (hasta 1975)4 hasta 1975, con el nombramiento de Profesor Emérito.

Fue en diciembre de 1930 cuando obtuvo la habilitación docente ante una comisión compuesta por Gustavo Giovannoni, Giovanni Battista Milani y Marcello Piacentini. Inmediatamente fue contratado como profesor en Nápoles, donde se le asignaron los cursos de Edilizia cittadina e arte dei giardini y Urbanística, que ejerció ininterrumpidamente hasta 1949, cuando fue nombrado professore ordinario (titular) y se transfirió a Venecia.5 El objetivo de su curso era poder “enseñar el método para estudiar y compilar un Plano […] completo” (Piccinato, 1943, p.5). A lo largo de toda su carrera universitaria, la materia sobre planificación urbana no fue un simple acto formal de enseñanza, sino una disciplina abierta a contaminaciones continuas y fructíferas, y un medio fundamental para la difusión de sus principios éticos. En el año 1959 fue galardonado como benemérito de la educación nacional, con la medalla de oro.

Adhesión a la cultura orgánica

Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial sostuvo el racionalismo y adhirió al Movimiento Italiano de Arquitectura Racional (MIAR) porque, como él mismo confesó en una entrevista de 1983:

El fascismo fue lo peor que un hombre puede tolerar, era un sistema que llevaba a la parálisis del pensamiento, de modo que todo lo que sucedía más allá de los Alpes era para nosotros el oxígeno que hacía revivir nuestro cerebro. Tratábamos de reaccionar de la mejor manera posible; queríamos, a pesar del ‘Granduca’ y de sus acólitos estar en sintonía con el resto de Europa, creer que también nosotros participábamos en el desarrollo del pensamiento moderno en la arquitectura, era la única manera de no ser aplastados, intelectualmente muertos (De Sessa, 1985, p.142).

Después de 1944, su pensamiento como intelectual y como arquitecto-urbanista lo llevó a encontrar afinidades con el pensamiento orgánico que se propagaba por Italia en el inmediato periodo de posguerra. Su adhesión a la Asociación para la Arquitectura Orgánica (APAO) no significó un descubrimiento o la simple aceptación de ideas formuladas por otros, sino más bien un terreno de prueba y confrontación con sus ideas y reflexiones. Finalmente, la suya resultó una adhesión total a la APAO, especialmente en el ámbito urbanístico, hasta llegó a afirmar que una ciudad “es un organismo más que un edificio, cometer errores urbanísticos en la planificación del territorio, significa hipotecar seria e irreversiblemente el desarrollo y el equilibrio de la ciudad” (De Sessa, 1985, p.143). Esto se debía a que las aglomeraciones urbanas, condicionadas por los procesos evolutivos económicos y sociales, debían ser manejadas con planes abiertos, sensibles a las transformaciones y susceptibles a los cambios.

Piccinato declaraba que no había contradicción alguna entre el racionalismo y el pensamiento orgánico porque:

Las antítesis aparentes son más que nada “construcciones” hechas por los críticos, en realidad si vamos a ver profundamente, fuera del sesgo partidista, nos damos cuenta de que la cultura orgánica no sólo no es opuesta a aquella racional, sino que incluso la presupone. [...] [Es decir, la arquitectura racionalista y la arquitectura orgánica] no son antagónicas entre sí, [...] el concepto de orgánico implica en sí mismo un concepto de la racionalidad, que no se limita a simples esquemas cerebrales, sino una racionalidad más compleja que también toma en cuenta los sentimientos humanos, las pasiones que se agitan en el alma humana (De Sessa, 1985, pp.143-144).

En el ferviente clima de renovación de la posguerra se creó una nueva Escuela de Arquitectura Orgánica en Roma, donde Piccinato tuvo a su cargo el curso de Urbanistica. Fue un experimento didáctico basado en contenidos de la escuela profesional y no artística, donde se consideró esencial la asociación de las materias técnicas y científicas con las económicas y sociológicas.

En 1945 Piccinato se encontraba entre los fundadores de la revista Metron, instrumento de difusión de los nuevos principios para una arquitectura y urbanismo basados en la idea de “comunidad orgánica”, de la que fue codirector y donde tuvo a su cargo la sección de “urbanismo” hasta 1952. El consejo directivo estaba compuesto por Piero Bottoni, Cino Calcaprina, Luigi Figini, Eugenio Gentili, Enrico Peressutti, Silvio Radiconcini, Mario Ridolfi, Enrico Tedeschi y Margherita Roesler Franz. La revista fue un referente fundamental para los arquitectos y urbanistas de principios de la posguerra. Desde los primeros números se aprecia su énfasis por la actualización y evolución de la cultura italiana, que había permanecido aislada del circuito internacional durante el periodo fascista.

En 1947 publicó en Roma el volumen Urbanistica, que marcó el nacimiento de una nueva cultura de la disciplina en Italia, donde logró formular su idea de ciudad ya no más como simple agrupamiento de átomos humanos, sino como un verdadero “organismo”. El punto focal de su pensamiento teórico era que, si se considera al plan regulador como un instrumento, se convierte en un método y vehículo para el desarrollo y la gestión de las aglomeraciones urbanas. Fue un texto en el que Piccinato sintetizó las reflexiones maduradas en las décadas precedentes durante la práctica de la disciplina, donde afloran huellas de su maestro Giovannoni, la técnica de Josef Stübben, la influencia de Pierre Lavedan, Ebenezer Howard, Arturo Soria y Mata y el organicismo de Josep Lluís Sert. Un compendio de reflexiones, opiniones y convicciones que revelan con claridad su acercamiento a la cultura orgánica. De hecho, en la introducción al volumen La progettazione urbanistica se lee:

El urbanismo en general observa por lo tanto la evolución de la ciudad como un todo, ya que una ciudad puede considerarse como un ser vivo en continua transformación, sometido a influencias que [son fáciles de] estudiar por separado, es decir analizar, pero que no actúan sino en masa, es decir por síntesis. [...] El urbanismo opera de lleno en el campo social, íntimamente ligado a la vida, a la estructura, a los usos, a las necesidades [...] en una palabra, a la civilización (Piccinato 1988 [1947], pp. 14-15).

SU EXPERIENCIA EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

Luigi Piccinato se radicó en la República Argentina en junio de 1948, en un momento muy propicio para el desarrollo de la arquitectura y el urbanismo, puesto que su presencia coincidió con la puesta en marcha del primer Plan Quinquenal peronista (1947-1951). 6 La arquitectura y el urbanismo jugaban un rol importante en la consolidación de la idea de Estado benefactor, e intentaba responder a las necesidades habitacionales y al mejoramiento del bienestar social. Por este motivo se debía encarar una gran cantidad de obras. Piccinato había sido contactado junto con Ernesto Nathan Rogers, Enrico Tedeschi y Cino Calcaprina en 1947 por el arquitecto Jorge Vivanco, con el fin de participar en las actividades formativas y proyectuales de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán (actual FAU-UNT).7

Antes de su partida se le ofreció la oportunidad de colaborar en el Estudio del Plan de Buenos Aires (EPBA), ya que había una urgente necesidad de completar el equipo dirigido por Jorge Ferrari Hardoy en la Municipalidad de la Capital Federal. Esta necesidad hizo que el mismo Ferrari Hardoy, activamente vinculado con Tucumán, le pidiera a Vivanco que llevara consigo a todo el grupo de la Escuela, que en ese momento se encontraba comprometido con la construcción de la nueva ciudad universitaria y el dictado de clases. El acuerdo resultó en el trabajo conjunto de Rogers y Piccinato en el Plan de Buenos Aires.8

La situación argentina y las amplias posibilidades para los planificadores urbanos fueron descritas así:9

La ocasión, para un urbanista, parece única: el trabajo se desarrolla sobre bases amplias, se trata de hacer, en tres años, el plan de B.A [Buenos Aires], ciudad y provincia [y] construir importantes complejos residenciales y representativos modelo en B.A (Piccinato, 1948, carta personal del 13 de mayo de 1966. Archivo Luigi Piccinato).

Rogers, a excepción del periodo en Tucumán, estuvo en el grupo de trabajo del EPBA como uno de los nueve jefes de departamento; mientras que Piccinato, quien desde su llegada al país recibió la más alta estima y confianza, fue nombrado Asesor Urbanístico del Ministerio de Obras Públicas (MOP) por el ministro Juan Pistarini.10 Es de suponer que el mandato de Piccinato fue extendido al designarlo como representante del MOP en el Plan de Buenos Aires, “a la par, en cierto sentido, con Ferrari Hardoy [y], por lo tanto, en un relativo antagonismo con él” (Piccinato, 1948, carta personal del 17 de septiembre de 1948. Archivo Luigi Piccinato).11 El MOP quiso “contar con el asesoramiento de especialistas y técnicos en urbanismo para que los trabajos orgánicos respondieran en su elaboración a los principios científicos más modernos sobre la materia”, y Piccinato resultó uno de ellos (Decreto N°23.346 del 4 de agosto de 1948). Asumió su cargo a mediados de 1948 y se abocó a la construcción de viviendas en los barrios Juan Domingo Perón, 17 de Octubre y Ciudad Evita (según figura en sus recibos de sueldo). Desempeñó admirablemente su labor, de hecho, una carta de la Dirección de Vivienda de 1950 enviada al Ministro della Pubblica Istruzione de Italia lo describe de la siguiente manera:

Me place señalar […] la destacada actuación del Profesor Piccinato en las tareas que le fueron asignadas de Asesor Urbanístico, en cuya calidad ha afrontado y resuelto difíciles problemas, demostrando siempre en esa especialidad y en la de arquitectura, una singular competencia, como así también su alto grado de preparación y cultura, lo que honra a las Universidades Italianas (Dirección de Vivienda, 1950, carta al Ministro della Pubblica Istruzione del 26 de octubre de 1950. Archivo Luigi Piccinato).

En paralelo con su trabajo en el MOP, expuso su marco teórico de referencia, que plasmó en los proyectos argentinos, durante tres conferencias realizadas en octubre de 1948 (“Crisis del Urbanismo” en el EPBA, “El ejemplo de tres ciudades” y “La Plaza” en la UBA).

En su primera conferencia, a partir del concepto de ciudad como organismo adaptado que favorece, a través de la vida colectiva, el desarrollo del bienestar material y moral, Piccinato indicaba como culpables de los problemas actuales a los técnicos que miraban al urbanismo como un problema de forma (herencia del Renacimiento) y no consideraban la estructura y el organismo en función de la sociedad. A esto se sumaba la sociedad industrial del siglo XIX, que se basaba solamente en una solución analítica de los problemas técnicos sin tener en cuenta el cuadro general de la organización social. Piccinato sostenía que, para saber responder para qué cuadro social se debían construir las ciudades, era necesario que el urbanista fuera sociólogo, político, economista y por supuesto técnico; es decir, que se compenetrara de lleno en su sociedad. En la segunda conferencia explicó su idea de ciudad a través de tres ejemplos de planos: de reconstrucción (Varsovia), de reforma general de la ciudad en vista del desarrollo futuro (Estocolmo) y, finalmente, en el plan de construcción de una nueva ciudad (Harlow). En su tercera conferencia trató el tema de la plaza como elemento urbano y su evolución en el tiempo.

A través de estos ejemplos didácticos, Piccinato expuso su idea de planificación y urbanismo que se encuentra resumida de forma ejemplar en el plan de Ciudad Evita y en el concurso para el Barrio 17 de Octubre.

Ciudad Evita

El proyecto más importante, interesante y articulado de Piccinato en la República Argentina, y por el cual aún hoy se lo recuerda, fue el plano de la nueva urbanización de Ciudad Evita, situada en el partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires.12 Fue construida por el gobierno nacional en terrenos de su propiedad a través del Banco Hipotecario Nacional, y administrada directamente por la Presidencia de la Nación. Esta nueva ciudad representó para el gobierno peronista un ejemplo emblemático de la nueva organización urbana, un modelo a seguir ante la demanda habitacional de aquellos años.

El Primer Plan Quinquenal, a través de la Dirección de Viviendas del MOP, preveía la construcción de Ciudad Evita con un presupuesto de trabajo de 500.000.000 m$n.13 Piccinato desarrolló un plano sobre la base de un modelo de asentamiento innovador, donde la idea moderna de ciudad, como organismo físico y social, debía permitir a través de la vida comunitaria el desarrollo del bienestar moral y material, en concordancia con el programa peronista. Desde un principio concibió un asentamiento de gran valor paisajístico, donde el desafío proyectual consistía en crear en la llanura bonaerense un aglomerado urbano reconocible, con un diseño articulado por vastos espacios verdes, donde la red vial delimitaba núcleos arquitectónicamente reconocibles.

La nueva urbanización de aproximadamente 1.200 hectáreas de superficie, se ubicaba contigua a dos grandes arterias (la autopista Ricchieri y el Camino de Cintura) y estaba atravesada por dos ramales ferroviarios. Piccinato pudo aplicar con gran libertad su teoría urbanística: una ciudad eminentemente orgánica (con referencias a la ciudad de Harlow, new town, de 50.000 habitantes), basada en el concepto de un organismo viviente compuesto de grandes elementos autosuficientes.

El esquema de la ciudad estaba organizado con un centro cívico principal (una plaza delimitada por áreas administrativas, comerciales y de negocios) y cinco grandes barrios. Cada uno de estos contaba con su propia área residencial y centro cívico secundario (un espacio público con tiendas y edificios necesarios para el uso diario), subcentros y escuelas primarias. Todo se encontraba entrelazado por un complejo sistema vial, basado en la fuerte jerarquización de las vías de tránsito, con calles principales arboladas que dividen el área en tres grandes sectores, calles secundarias internas y calles de comunicación locales, a las que se sumaban las dos estaciones de ferrocarril en posición central, para servir equitativamente a las diversas unidades del asentamiento. En las áreas más protegidas y tranquilas, rodeadas de vegetación, se encontraba el centro deportivo, las escuelas secundarias y el hospital. El plano presentaba una gran articulación entre equipamiento y vivienda, con formas de loteo innovadoras para la época. Cada barrio principal está subdividido en secciones y manzanas, con casas unifamiliares o monoblocks modernistas colectivos, estos últimos siempre ubicados cerca del centro del barrio (Figura 2, 3 y 4).

Figuras 2: Ciudad Evita (antes Ciudad Ezeiza), La Matanza, Buenos Aires (1948-1950). Plano general. Repositorio: Archivo Luigi Piccinato.

Figura 3: Ciudad Evita (antes Ciudad Ezeiza), La Matanza, Buenos Aires (1948-1950). Esquema edilicio de los barrios. Repositorio: Archivo Luigi Piccinato.

Figura 4: Ciudad Evita (antes Ciudad Ezeiza), La Matanza, Buenos Aires (1948-1950). Esquema de la vialidad. Repositorio: Archivo Luigi Piccinato.

Piccinato, sobre la base del plan urbanístico general, elaboró siete piani particolareggiati (planos detallados) en los que estudió los puntos neurálgicos de la aglomeración y desarrolló los centros cívicos de los barrios, con indicaciones sobre las agrupaciones de las casas bajas individuales (A, B, C, D, etcétera)14 y la división parcelaria de las manzanas.

Con una primera etapa realizada entre 1948 y 194915 y con sus efectivas 5.000 viviendas construidas entre 1953 y 1957 por el MOP, Ciudad Evita fue el conjunto de mayor envergadura llevado a cabo por el Gobierno del General Perón y gestionado en la historia del país. La construcción se realizó a través de la subdivisión de los barrios individuales en lotes, ejecutados por empresas o consorcios, un sistema adoptado también para las infraestructuras técnicas (en los planos se pueden apreciar indicaciones de las empresas contratistas).

Una particularidad del trazado de esta ciudad, que sólo puede tener un significado propagandístico, es el dibujo del perfil de Eva Perón que un atento observador puede distinguir en los planos o desde las alturas a vuelo de avión. Téngase presente su cercanía con el aeropuerto internacional de Ezeiza.

En 1997 el Poder Ejecutivo Nacional, tras la propuesta de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos declaró a Ciudad Evita:

Conjunto urbano arquitectónico de interés nacional [...] [y, en cuanto a su construcción] es el testimonio urbano más relevante de la producción arquitectónica del período 1945-1955 […]

[Su realización] significó un avance en el tratamiento de la vivienda social en la República Argentina, hecho que la ubicó a la cabeza de las políticas habitacionales aplicadas en la época en el mundo (Decreto N°1.110/97. Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Buenos Aires, Argentina. 1997).

Concurso para el Barrio 17 de Octubre16

En el contexto del Primer Plan Quinquenal, el Banco Hipotecario Nacional llamó a concurso para la construcción del Barrio 17 de Octubre (Villa Celina), en un área de su propiedad cercana a la capital (donde ya existían algunas casas altas construidas sin planificación), a lo largo de la autopista que conecta la capital con el aeropuerto de Ezeiza. Se trató de un proyecto para 30.000 habitantes (subdividido en barrios que albergarían entre 2.700 y 10.200 habitantes cada uno), que consistía en casas bajas para la venta y casas altas para alquilar a una clase social menos acomodada (Piccinato, 1952).

El equipo liderado por Piccinato y compuesto por Oscar J. Stortini,17 Francisco Dighero, Ernesto Gomez y Riccardo J. Morelli (adscripto) resultó ganador del concurso. El plano, de clara connotación orgánica, se estructuraba a lo largo de una calle principal semicircular interna, que distribuía el centro cívico principal y las cinco zonas residenciales equipadas con subcentros (con guarderías, escuelas primarias, tiendas y garajes) intercaladas con áreas verdes (una con el hospital y la iglesia y la otra con escuelas secundarias, campos deportivos y estaciones de bomberos). Los bloques residenciales se ubicaban sobre pilotes, su altura oscilaba entre los siete y los diez pisos, y estaban ubicados en espacios verdes y conectados a la red vial por sendas peatonales (una referencia a La Ville Verte de Le Corbusier). Estaban colocados con el fin de estructurar el diseño del barrio y actuar como pantalla visual, como filtro de protección hacia las importantes rutas de tránsito perimetrales al barrio. Además, acentuaban el eje que llevaba al corazón de la urbanización: la plaza del centro cívico, animada por un cine-teatro, tiendas, comercios, un mercado, oficinas administrativas, y las sedes del correo, defensa civil, la policía y la municipalidad.

Desde el eje vial principal se ramificaban las calles secundarias, que delimitaban el perímetro exterior de las áreas destinadas a las casas bajas. Desde allí se ramificaban los cul-de-sac y una red de senderos peatonales inmersos en los espacios verdes, desde los cuales se accedía a los edificios que quedaban, de ese modo, interrelacionados. Se configuraba así un diseño urbano caracterizado por una clara jerarquía de espacios y funciones, y por una hábil articulación de volúmenes bien ilustrada en las perspectivas del concurso, que muestran la sutil sensibilidad de Piccinato para resolver complejos problemas urbanísticos (Figuras 5, 6 y 7).

Actividad proyectual para empresas privadas

Durante su estadía en la Argentina entre 1948 y 1950, Piccinato desarrolló también una importante actividad proyectual para concursos y empresas privadas.

En 1948 se debía iniciar la construcción de una represa para una central eléctrica en el embalse del lago La Florida, en la provincia de San Luis, con anexo al campamento obrero “La Florida”, para 300 obreros con sus familias y algunas residencias para los jefes. Dado el valioso contexto paisajístico y su interesante ubicación panorámica, al término de los trabajos este conjunto debía transformarse en un centro turístico y de gestión.

Piccinato elaboró un proyecto que se adaptaba con sutil sensibilidad a la morfología del sitio, en una unión perfecta entre lo construido y el paisaje que reforzaba la idea de partido. Abiertos a la vista del nuevo lago artificial se encontraban los alojamientos dispuestos sobre dos laderas onduladas, mientras que en el centro, en una zona relativamente llana, estaban localizadas las funciones públicas: el centro cívico (escuela, iglesia, negocios, oficina postal, oficinas administrativas) y dos centros polideportivos. La composición se completaba con un pequeño grupo de casas junto al lago y un hotel en una posición elevada con vistas a todo el complejo.

El anteproyecto fue llevado a cabo junto al arquitecto tucumano Alberto Prebisch en febrero de 1950, y los planes ejecutivos, que retomaban el esquema inicial con la reelaboración de los edificios, en marzo de ese mismo año. Los numerosos planos existentes en el Archivo Luigi Piccinato acompañan la propuesta con estudios detallados de las tipologías en escala 1:50 de cuatro tipos de vivienda, con perspectivas en las que resalta la volumetría y la expresión arquitectónica (con reminiscencias al Werkbundsiedlung de Stuttgart y Viena) en relación a su ubicación y orientación. Todo va acompañado por una propuesta para un hotel (de claras formas racionalistas) y una iglesia (Figuras 8, 9 y 10).

El 22 de julio de 1949 Dalmine-Safta (Techint) nombró a Piccinato asesor técnico y le encargó la ejecución de las obras civiles de la planta industrial y el barrio obrero a construirse en Campana a partir del mes siguiente, con duración de un año. Es probable que este nuevo cargo fuera consecuencia de las indicaciones del Plan de Gobierno 1947-1951, que requería que ciertas industrias, cuyas explotaciones se encontraban fuera de los núcleos urbanos, proporcionaran a los trabajadores viviendas en condiciones, en términos de capacidad e higiene.

A fines de septiembre de 1949 Piccinato presentó el Plan Regulador para la zona industrial Campana en escala 1:2000. Tenía un esquema del Barrio Obrero (escala 1:1000) y detalles del centro cívico y la zona deportiva (escala 1:500), con un ejemplo de alojamiento tipo de dos niveles y tres dormitorios que, según el Plan Quinquenal, respondía a los requisitos mínimos de una vivienda.

En un terreno triangular de aproximadamente treinta hectáreas, enclavado entre la aglomeración existente y una línea ferroviaria que lo divide de la planta industrial adyacente, Piccinato articuló las casas bajas para los obreros de la fábrica alrededor de un eje verde central, marcado por los dos polos públicos: el centro cívico y el área deportiva, ubicada en el extremo opuesto del área central de la ciudad de Campana. Algunos bloques de viviendas de tres niveles refuerzan la densidad del barrio próximo al centro cívico, mientras que una zona verde de protección a lo largo del ferrocarril amparaba al barrio desde la parte posterior del área industrial (Figuras 11, 12 y 13).

Barrio Los Eucaliptos

En sus documentos de archivo se hallan dibujos de 1950 sobre una propuesta de nuevo loteo, el Barrio Parque Los Eucaliptos, del cual no hay certezas sobre su efectiva ubicación y mucho menos sobre una posible realización. El plan general parecería ser una propuesta de estudio que parte del esquema tradicional de la cuadrícula, típica de las ciudades argentinas, donde redibuja un fragmento urbano en el que demuestra cómo es posible generar un barrio con un diseño orgánico a partir del reagrupamiento de 15 manzanas, correspondientes a unos 2.000 habitantes. Un cinturón verde central, con los principales edificios públicos y algunas casas altas, se inserta armoniosamente en la nueva trama que jerarquiza el barrio. Propone así una distribución más elástica de los lotes y un amanzanamiento más variado, con mayor atención a la orientación y explotación del lote. El eje verde central está estructurado por dos plazas, los espacios comunes y el acceso al barrio. Incluso proponía cuatro tipologías diferentes de casas individuales, de uno a tres dormitorios, con formas y organización espacial de matriz racionalista.

Este trabajo planteó una alternativa para romper con la monotonía de la trama urbana tradicional, con un piano particolareggiato (plano detallado) de matriz orgánica (Figuras 14 y 15).

CONFERENCIAS, DISERTACIONES Y CURSILLOS

Piccinato tenía la convicción de que el urbanista, en tanto “ciudadano especial”, debía informar e implementar una acción educativa en todos los niveles. Por este motivo, durante su estadía en la Argentina, tuvo una intensa actividad en conferencias, disertaciones y cursillos para dar a conocer los más modernos avances en materia urbanística y su posición sobre el tema. Fue una figura grata y muy apreciada, como lo demuestran los anuncios en la prensa local:

Llegará a esta capital el profesor Luis Piccinato, titular de la cátedra de Urbanismo de la Universidad de Venecia, considerado como una verdadera autoridad europea en la materia de su especialidad, por lo que su palabra es esperada con honda expectativa (Los Principios, 1950, 18 de octubre).

Además de las primeras conferencias de 1948, al año siguiente Piccinato participó, con una disertación sobre “El problema urbanístico en Italia”, en el ciclo de conferencias dedicado a Italia y organizado con el auspicio de la Embajada italiana y el Instituto Superior de Lenguas Vivas de la Universidad Nacional de La Plata.18

Piccinato también fue invitado especial del II Congreso Regional de Planificación Integral del Noroeste Argentino, realizado en Salta en mayo de 1950 (carta personal del 18 de mayo de 1950. Archivo Luigi Piccinato). Luego, hizo una serie de disertaciones sobre los problemas del urbanismo moderno y en lo que se refiere a antecedentes históricos del problema en relación con diversos aspectos de la vida social, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FAU-UBA).19 Ese mismo año, tras una propuesta de Ernesto La Padula (titular de la cátedra de Urbanismo) fue invitado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) para dictar tres conferencias.20

En julio de 1951 el profesor Francisco Montagna, Decano de la FAU-UBA, le ofreció la cátedra de Composición Urbanística,21 pero Piccinato tuvo que rechazarlo porque se encontraba en Italia y no podía dejar el país hasta finalizar el año académico, como consecuencia de su compromiso como profesor titular en la cátedra de Venecia (Piccinato, 1951, carta personal de Piccinato a Montagna. Archivo Luigi Piccinato).

A finales de la década de 1960, Piccinato regresó a la República Argentina para participar, como delegado titular, en el X Congreso Mundial de Arquitectos organizado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), con el tema “La arquitectura como factor social”, celebrado en Buenos Aires del 19 al 25 de octubre de 1969. Una de las actividades complementarias al congreso fue un encuentro entre urbanistas en Mar del Plata del 27 al 29 de octubre, con el tema “Los urbanistas y la explosión demográfica”, en el cual Piccinato participó como “Huésped de Honor”. También fue contactado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Mendoza (FAU-UM), a través de su querido amigo Enrico Tedeschi (con el que siempre mantuvo un continuo y rico intercambio epistolar), quien le propuso realizar un “cursillo de urbanismo” estructurado en cinco conferencias, dirigidas a un público formado principalmente por alumnos de los últimos dos años y jóvenes graduados de la facultad. El tema habría incluido dos aspectos: “una exposición de los problemas de algunas ciudades [...] y posiblemente alguna en donde se evidenciaran soluciones interesantes y no solo problemas no resueltos” (carta del 8 de octubre de 1969. Archivo Luigi Piccinato). Los temas abordados en las conferencias, concordados con anterioridad, fueron: “El drama urbanístico de Tokio”; “El concepto de estructuras en la acción del planeamiento urbano”; “Restauración de las ciudades antiguas en Checred”; “El Plan Regulador de Roma” y “El Plan Metropolitano de Constantinopla” (Piccinato, 1969).

PALABRAS DE CIERRE

Piccinato, antes de regresar a su país, escribió una carta a su amigo y colega Giuseppe Samoná, contándole que su experiencia argentina le permitió tener “un cuadro de los problemas sociales y urbanísticos que nunca hubiera soñado. Y no sólo en amplitud, sino también, y aún más, en profundidad” (carta de Piccinato a Samonà, 19 de septiembre de 1950, en Zevi, 2015, pp. 40-41). Relata la importancia del contacto con los sociólogos, entre los cuales estaba su compatriota Gino Germani, útil para aclarar nuestros problemas técnicos y llevarlos a un plano práctico que antes vislumbraba entre nebulosas. En una carta escrita a Samona, menciona que había trabajado intensamente “en una historia viva del urbanismo vista, no a través de las formas urbanas, sino [...] de las formas de la civilización, buscando los momentos de ‘adhesión’ del plano a la cultura” (Zevi, 2015, pp. 40-41).

Piccinato regresó a Italia con una personalidad profesional más madura. De hecho, la experiencia adquirida en la Argentina fue definida por él mismo, como «enorme» y «ventajosa», y que le dio la oportunidad de ver y comprender bajo una nueva luz muchos fenómenos que le permitieron enfrentar, con mayor conciencia, los futuros desafíos profesionales.

Indudablemente, renovó con más sensibilidad que otros las reglas de los asentamientos urbanos, y dio respuestas a las necesidades modernas de la comunidad. El problema social de la vivienda fue un tema que cobró cada vez más importancia en su actividad como urbanista, al experimentar un enfoque innovador y multidisciplinar, tendiente a encontrar soluciones que pudieran mejorar las condiciones de la vida humana.

Este experto profesional del área, enamorado del urbanismo como medio para la salvaguarda y desarrollo de la civilización, mantuvo siempre su propia libertad de pensamiento y defendió los valores colectivos en los que creía, sin favorecer nunca intereses personales o grupales. Se puede afirmar, a través del análisis de su obra, que su arte en la planificación de las ciudades ha sido siempre la búsqueda de un ambiente urbano equilibrado, expresión de una radical voluntad de evolución de las lógicas de asentamiento. Fijó así las bases para un nuevo y personal diálogo entre la planificación urbana y la sociedad.

También, con sus proyectos argentinos dejó un patrimonio de ideas que constituye una gran conquista para el campo del urbanismo, confirmándolo como uno de sus más importantes representantes en el curso del siglo XX. Ha contribuido en gran medida a la renovación de la cultura moderna de la posguerra. Su legado intelectual, como arquitecto y urbanista dejó todo un camino por recorrer y descubrir.

NOTAS

1. La figura de Giovannoni fue muy importante para Piccinato, principalmente en el ámbito de la tutela de las “ciudades viejas”, un diálogo crítico con el pasado que marcó casi toda su actividad científica y profesional (ver los cursos universitarios en Nápoles, Venecia, Roma, Tucumán, Buenos Aires y Estambul).

2. La proximidad con Piacentini le permitió obtener cargos importantes en el extranjero.

3. El plan de Sabaudia (1933-34), proyecto premiado por Concurso Nacional, le permitió hacerse conocido en el extranjero, y fue, durante mucho tiempo, “la realización más orgánica e insuperable de un plan regulador moderno en Italia” (Bottoni, 1938, p.143). En este proyecto se encuentra la cultura racionalista europea con referencias a la Siedlungen de Frankfurt y una controlada inclusión de lo urbano en el contexto natural.

4. En 1963 la Facultad de Arquitectura de Roma convocó a Piccinato, junto con Ludovico Quaroni y Bruno Zevi, para enseñar Urbanistica (planificación urbana), y dirigir el Istituto di Urbanística (Instituto de Urbanística) hasta 1974, año de su jubilación.

5. En este periodo Piccinato adquirió notoriedad en su campo y se convirtió en una figura notable en la protección de las ciudades históricas. También fue protagonista en el debate legislativo en torno a la disciplina urbanística.

6. Los objetivos del Primer Plan Quinquenal se conocían en Italia, puesto que en 1947 los había publicado en un artículo de la revista Comunità de Adriano Olivetti.

7. Los primeros en llegar a la Argentina fueron Enrico Tedeschi, que arribó al puerto de Buenos Aires el 15 de marzo de 1948 a bordo del buque Buenos Aires, proveniente del puerto de Génova, junto al colega y amigo Cino Calcaprina. Después les siguió Ernesto Nathan Rogers que en mayo de 1948 ya enseñaba en Tucumán.

8. A través de la correspondencia existente en el archivo de Piccinato, surge que en Argentina esperaban más colaboradores italianos (Piccinato, 1948, carta del 30 de mayo de 1948. Archivo Luigi Piccinato).

9. El texto de esta carta reproduce parcialmente los contenidos del decreto del 26 de diciembre de 1947, que establecía la creación del Estudio del Plan de Buenos Aires.

10. A través del acuerdo de Gobierno N°38.943, del 11 de diciembre de 1947, el MOP fue el encargado de construir viviendas populares, planificar y distribuir las viviendas por zonas.

11. Las relaciones entre el grupo de profesionales italianos y el grupo EPBA no eran idílicas. A través de cartas que se hallan en el Archivo Luigi Piccinato resultan evidentes ciertos celos de Ferrari Hardoy y Bonet, los cuales no querían competiciones intelectuales, sino solo gente que ejecute.

12. Entre las intervenciones que conciernen a este sector urbano se encuentran: la construcción del aeropuerto (inaugurado en 1944), la primera autopista de la capital, el proyecto de parques urbanos y bosques, colonias de vacaciones de verano y nuevos barrios residenciales (con cuotas de viviendas sociales con tipologías de baja y alta densidad), áreas para el deporte y el ocio, etcétera.

13. Este importe fue cuatro veces mayor que la cantidad asignada en el mismo periodo para la construcción de ocho barrios (125,000,000 m$n).

14. Esta indicación sugiere también la elaboración de propuestas tipológicas como lo hizo para los proyectos de “La Florida” y, sobre todo, “Los Eucaliptos”, de los cuales no hay ningún indicio.

15. En los primeros meses de 1949 Piccinato tuvo que regresar a Italia para su nombramiento como professore ordinario. Durante su ausencia, la planificación de Ciudad Evita fue asumida por el arquitecto Iachini, quien aportó cambios sustanciales en el plano, a tal punto que fue indispensable el regreso de Piccinato en abril de 1949 (Camerino, 1949, carta a Piccinato del 17 de marzo de 1949. Archivo Luigi Piccinato).

16. No debe confundirse con el Barrio 17 de Octubre (hoy Grafa), promovido por el MOP y ubicado en Villa Pueyrredón, Capital Federal, en el que Piccinato también habría trabajado (según recibos de sueldo de 1948. Archivo Luigi Piccinato).

17. A Stortini, arquitecto egresado de la UBA en 1943, se lo encuentra activo en la construcción de Ciudad Evita. Además, Piccinato solicitó su designación como ayudante en la FAU (Piccinato, 1950, carta del 25 de agosto de 1950).

18. El Instituto Superior de Lenguas Vivas a través de ese ciclo de conferencias, tenía como objetivo ofrecer por primera vez a la ciudad de La Plata, un panorama lo más completo posible de la cultura italiana, en sus aspectos literario, filosófico y artístico (Carta de invitación del director del 31 de agosto de 1949; Carta de confirmación de la fecha de la disertación del 23 de septiembre de 1949; Carta del director Enrique Pilorge Mora del 4 de octubre de 1949. Archivo Luigi Piccinato).

19. En mayo de 1950 Piccinato propuso el dictado de seis conferencias, cuyos temas debían ser: 1. Invitación a la historia del urbanismo moderno; 2. El Plano como expresión de la adherencia; 3. La Revolución Industrial; 4. El descubrimiento del tamaño de la ciudad; 5. Hacia un urbanismo moderno; y 6. La sociedad y el urbanismo (Piccinato, 1950, carta de Piccinato al Decano del 30 de mayo de 1950). La propuesta fue aceptada por la Facultad, y fijó como fechas de las disertaciones el 24 y 31 de julio y el 7, 14, 21 y 28 de agosto de 1950 (Montagna, 1950, carta del Decano Montagna a Piccinato del 22 de julio de 1950).

20. Las conferencias en octubre de 1950 fueron: “Invitación al urbanismo”, “Concepto de adherencia del plano regulador al organismo urbano” y “Orientación del urbanismo moderno” (Piccinato, cartas del 13 de octubre y 9 de noviembre de 1950. Archivo Luigi Piccinato).

21. El curso comprendía “Arte Urbano, Composición de grandes conjuntos urbanos. Adaptación al sitio. Arquitectura paisajista” (Montagna, 1951, carta del Decano Montagna a Piccinato del 17 de julio de 1951).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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14. Repositorio: Archivo Luigi Piccinato, Università di Roma “La Sapienza”. Dipartimento di Pianificazione, Design, Tecnologia dell’Architettura (PDTA).

BIBLIOGRAFÍA

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Diseños de Luigi Piccinati

Barrio 17 de Octubre, Villa Celina, Buenos Aires (1948-1950

Barrio 17 de Octubre, Villa Celina, Buenos Aires (1948-1950)

Campamento obrero “La Florida”, provincia de San Luis (1950).

Campamento obrero “La Florida”, provincia de San Luis (1950)

Campamento obrero “La Florida”, provincia de San Luis (1950)

Barrio obrero Dalmine S.A.F.T.A, Campana (1949). Perspectiva del centro cívico