El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no se trata solo de una dificultad para concentrarse, sino de una forma distinta de entender y experimentar la realidad, como si la mente tuviera una lente que amplifica algunos elementos del entorno y borra otros.
Aquí te dejamos algunas señales comunes:
INATENCIÓN PERSISTENTE:
Dificultad notable para concentrarse en tareas o actividades, se distrae con facilidad por estímulos no relevantes, olvida detalles o parece no escuchar cuando se le habla directamente. No se trata de una falta de concentración ocasional, sino de un comportamiento habitual que impacta en su rendimiento.
HIPERACTIVIDAD:
Movimiento excesivo y dificultad para mantenerse en reposo, especialmente en situaciones que requieren tranquilidad. Esto puede presentarse como inquietud, movimiento constante (de manos o pies), levantarse del asiento, correr o escalar en momentos inapropiados, o hablar en exceso.
Problemas para controlar las reacciones y los impulsos, lo que puede provocar que actúe sin considerar las consecuencias. Se manifiesta en respuestas rápidas, dificultad para esperar su turno, interrupciones frecuentes en conversaciones o juegos, y la tendencia a tomar decisiones arriesgadas.
IMPACTO SIGNIFICATIVO EN EL FUNCIONAMIENTO:
Los síntomas de inatención, hiperactividad o impulsividad no son simplemente características personales, sino que provocan un deterioro clínicamente significativo en el funcionamiento social, académico o laboral del individuo. Esto implica que las dificultades son lo suficientemente serias como para influir en su vida cotidiana en, al menos, dos contextos (por ejemplo, en el hogar y en la escuela o lugar de trabajo).