Nuevos desafíos para la equidad en México: la migración de retorno y los riesgos ambientales.

Municipios con mayor rezago económico deben ser prioridad en la agenda pública electoral para sanar la desigualdad en el país.

Azael J. Mateo Mendoza
10 de junio del 2018

Esta semana el Colegio de México publicó su informe «Desigualdades en México, 2018», donde a su análisis de las desigualdades que prevalecen en nuestro país (ingreso y movilidad, educación y trabajo) agregó dos nuevos temas vinculados al contexto internacional: el panorama desigual al que se enfrentan las personas que regresan a México después de vivir en Estados Unidos y la asimetría en la exposición a fenómenos asociados al cambio climático.

Además del capital que puede ahorrar durante su estancia en Estados Unidos, el trabajador mexicano regresa con nuevas capacidades y habilidades adquiridas, experiencia laboral y cambios en sus niveles de educación que pudo haber desarrollado. Estas ventajas suponen que esta población podría acceder sin problemas al mercado laboral mexicano y recibir un ingreso mayor al que obtenía antes de migrar, sin embargo, el escenario al que se enfrentan a su regreso es de oportunidades laborales que no necesariamente son de calidad, la gran mayoría de los retornados se dedica a actividades laborales de manera asalariada como el resto de la población en México que no ha migrado, mientras que otra proporción se está insertando en la economía informal.

El periodo de estudio realizado en este informe señala que en el 2000 los trabajadores retornados obtenían un ingreso más alto respecto de quienes no habían emigrado, pero para el 2015 la convergencia había bajado y en algunos casos los trabajadores retornados percibían sueldos más bajos que sus contrapartes.

La reintegración social podría complicarse, de acuerdo al informe, por al menos dos razones: la primera, las relaciones sociales de los retornados pueden haberse perdido después de tanto tiempo de ausencia y la segunda, el retorno a comunidades con mayor rezago y a mercados laborales precarios.

El segundo tema llevado a la mesa de discusión consiste en los riesgos que vienen acompañados del cambio climático y sus profundas implicaciones para el bienestar de la población con efectos diferenciados en dos sentidos: en primer lugar va a ahondar las desigualdades existentes y en segundo lugar va a generar nuevos ejes de desigualdad.

Las desigualdades ante el cambio climático se desarrollan en la intersección entre las diferencias en la exposición a riesgos ambientales crecientes y las desventajas sociales, económicas e institucionales de algunos grupos, por ejemplo, hay una clara relación entre niveles mayores de marginación y una mayor frecuencia de precipitaciones extremas que van a provocar una variedad de desastres como deslaves e inundaciones que van a afectar de manera desproporcionada a aquellas familias con menores recursos que tendrán menos oportunidades para adaptarse y para protegerse de estos nuevos riesgos. Este sector social tendrá pérdidas materiales mayores y con efectos más duraderos.

También el cambio climático va a generar nuevos ejes de desigualdad, ya suceden cambios sociales donde aumenta y disminuye la población debido al aumento de temperaturas muy notable de 35 grados o más. El norte del país y las costas son zonas que se verán más afectadas por estos incrementos en temperatura, que de nuevo están asociados a impactos muy claros para los hogares en términos de sequías, acceso a alimentos y acceso a agua potable.

El cambio climático ha dejado de ser ser una amenaza futura, hoy en día ya estamos viviendo sus consecuencias y su impacto en el bienestar de la población, temas como el aumento de la temperatura, las precipitaciones extremas y la elevación de los niveles del mar provocan graves efectos que repercutirán sobre la producción de alimentos y las condiciones de salud, así como cambios en los océanos que afectarán el nivel del mar, la vida marina y las zonas costeras.

Este informe se publica en medio de la coyuntura electoral, donde si bien todas las plataformas de los candidatos en las elecciones presidenciales coinciden en que la desigualdad es un problema crucial en México, carecen de un análisis multidimensional para proponer propuestas eficientes, las propuestas al respecto ya dichas no están articuladas ni atienden las diversas dimensiones de la desigualdad. El gran reto ahora es evitar estas desigualdades con una amplia gama de intervenciones públicas como políticas de inclusión social y medidas para proteger a la población que antes no estaba expuesta a estos tipos de riesgos.