Los “ninis” no son ociosos, dedican la mayor parte de su tiempo a actividades domésticas y cuidados de personas dependientes.

De acuerdo con el estudio “Millennials en América Latina y el Caribe: ¿Trabajar o estudiar?”, los “ninis” sufren mayor desempleo e informalidad que el resto de la población debido a la falta de experiencia, además abandonan sus estudios por motivos personales, económicos, de desempeño y de acceso.

Fotografía: Vice.
Azael J. Mateo Mendoza
3 de enero del 2019

La juventud es una etapa fundamental en la vida de las personas. En este periodo es donde se toman decisiones trascendentales, como las relacionadas con la educación y el trabajo que determinarán los resultados de vida a mediano y largo plazo. Crear un ambiente propicio con igualdad de oportunidades que le permita a cada joven realizar una libre elección sobre su futuro es un reto primordial que debiera asumir cualquier gobierno, sin embargo en México, con datos del Coneval, el 44.3% de los jóvenes están en situación de pobreza, el 5.8% no tiene empleo y el 66.8% no va a la escuela. Este contexto refleja una imposibilidad de oportunidades iguales para todos los jóvenes y por ende, una desigualdad de resultados, y en ese sentido resulta imprescindible preguntarse si el futuro de cada uno de ellos está determinado por elección o por limitaciones.

En México hay 6.1 millones de jóvenes entre 18 y 29 años que ni estudian ni trabajan, conocidos como “ninis” (ENOE 3T-2018), quienes la sociedad considera como jóvenes que no quieren trabajar y dedican su tiempo al ocio, sin embargo la evidencia empírica muestra una realidad muy diferente: los “ninis” no son ociosos, dedican mucho tiempo a cuidados de personas dependientes, labores domésticas y otras actividades no remuneradas.

Fuente: Elaboración propia con datos del Coneval y del estudio "Millennials en América Latina y el Caribe".

De acuerdo con el estudio “Millennials en América Latina y el Caribe: ¿Trabajar o estudiar?”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyo capítulo sobre México fue realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el grupo de jóvenes etiquetados como “ninis” sufre mayor desempleo e informalidad que el resto de la población debido a la falta de experiencia, también abandonan sus estudios por motivos personales, económicos, de desempeño y de acceso. Además, tienen menores expectativas salariales y académicas que sus contrapartes, esto se debe a que existen ciertas características de origen que condicionan a esta población, entre otras, los padres de estos jóvenes tienen una opinión menos positiva sobre ellos y están menos involucrados en la vida de sus hijos.

La situación también es diferente en cuanto al género, 3 de cada 4 “ninis” son mujeres. Esta relación refleja una permanencia de roles tradicionales que continúan definiendo patrones diferenciados en las aspiraciones educativas, en el trabajo remunerado y las labores de cuidado. Mientras que a los hombres se les vincula con el trabajo y la provisión del ingreso familiar, a las mujeres se les relaciona con labores domésticos y de cuidado.

Estudios han comprobado que el embarazo temprano puede estar relacionado con el desempleo o la deserción escolar de mujeres adolescentes. De 2015 a 2017, 1 de cada 4 mujeres de entre 15 y 24 años declaró que vivía en unión libre o estaba casada, lo cual genera demandas de tiempo adicional para labores de cuidado en el hogar .

También el porcentaje de jóvenes que solo trabajan varía en función del género. Aunque la ocupación entre las mujeres también se incrementa conforme la edad, no lo hace en la misma medida que la de los hombres.

Según el CEEY, mientras que los hombres desertan principalmente por razones económicas (la necesidad de trabajar o la imposibilidad de costear la educación), las mujeres lo hacen, en mayor medida, por razones personales (que comprenden maternidad, gusto por la escuela, matrimonio o cuidado de otros miembros del hogar).

Situaciones como el estatus económico, la falta de interés de los padres por la educación de sus hijos y los entornos negativos en lo académico y en la infraestructura escolar han sido motivos de prevalencias de bajas aspiraciones y desempeño académico. México tiene una tasa de matrícula escolar del 57% para la educación media superior, mientras que la tasa promedio entre los países de la OCDE es del 82%. Además, en nuestro país 1 de cada 3 estudiantes de 15 años se encuentran por debajo del promedio en la evaluación de conocimientos de la prueba PISA 2015. El desempleo juvenil entre los 15 y 24 años es del 7%; el doble que la tasa nacional.

En México, el estudio revela que la mayoría de los jóvenes aspira a completar la educación superior, aunque existen diferencias sustanciales en la magnitud. Entre los ninis solo el 66% aspira a la educación universitaria, mientras que entre los estudiantes, este porcentaje es de alrededor del 89%. Los estudiantes y los que estudian y trabajan, esperan seguir estudiando, mientras que los jóvenes que solo trabajan reportan una mayor expectativa de tener un trabajo de tiempo completo. Estas expectativas de los jóvenes reflejan cierta inercia de su estatus actual, en tanto que para una mayor proporción de ninis su expectativa es continuar sin estudiar ni trabajar, y aun de forma más notoria entre las mujeres.

El nivel educativo también está correlacionado con las expectativas salariales mensuales de los jóvenes, así como con el salario mínimo que aceptarían para decidirse a trabajar, denominado reserva. Los resultados muestran un contraste del promedio de las expectativas por estado de actividad con relación a los ingresos mensuales de reserva. En concreto, los ninis aceptarían un menor salario de reserva que el resto de los jóvenes, con una brecha en promedio de más de $1, 100.00 respecto de los que solo trabajan, que muestran el segundo menor salario de reserva. Los que estudian y trabajan son los que tienen la expectativa de un mayor salario de reserva.

La autopercepción, conducta y personalidad también influyen de manera decisiva en su futuro, estas características están correlacionadas con sus resultados de vida. Por grupos, los ninis son los que obtuvieron un peor desempeño en una prueba de habilidades cognitivas, les siguen los que trabajan, los que estudian y, finalmente, con el mayor puntaje, los que estudian y trabajan. Respecto a habilidades no cognitivas como la persistencia, entendida como la capacidad para resolver o superar problemas, y la autoestima, se observa el mismo patrón.

Las altas tasas de desempleo e informalidad entre los jóvenes juegan un rol en la incidencia de conductas de riesgo como el embarazo en adolescentes, las pandillas juveniles y los actos de violencia.

La realidad de los jóvenes millennials se desarrolla en un contexto de poco crecimiento económico y una persistencia de pobreza y desigualdad a lo largo de su vida. Esta situación ha impactado en la vida de los jóvenes y se refleja en aspectos centrales como la alta deserción escolar, el acceso a limitadas opciones para la inserción laboral en condiciones de trabajo digno, y conductas potenciales de riesgo.

Para que el país alcance un desarrollo sostenible, se requiere de una economía más inclusiva y de un esfuerzo decidido por elevar el capital humano. Por ello, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, el programa social que ha diseñado el nuevo gobierno de México para atacar el problema de los “ninis” brinda mayores oportunidades a los jóvenes, lo que no sólo es bueno para ellos mismos, sino también lo es para el desarrollo económico, la cohesión social y el bienestar general. Sin embargo, “Jóvenes Construyendo el Futuro” está muy lejos de considerarse perfecto. Al programa le hace falta implementar mecanismos con perspectiva de género que permitan una mayor inclusión de mujeres como la flexibilidad de horarios a madres, un mayor número de guarderías y subsidios para cuidado infantil, eliminación de barreras a la incorporación laboral de mujeres, etc. También le hace falta diseñar estrategias complementarias de mediano y largo plazo que atiendan la demanda universitaria y laboral de los millones de jóvenes beneficiados al concluir el año del programa.