La 4T y el 8M

Paradójicamente, tras haber integrado un gabinete con paridad de género, el gobierno de AMLO está dejando entre dicho que la 4T no será feminista.

Fotografía: Twitter @GIRE_mx .
Azael J. Mateo Mendoza
8 de marzo del 2019

Este viernes 8 de marzo se conmemora el día internacional de la mujer en todo el mundo. Su origen se remonta a 1975, cuando Naciones Unidas ofreció un discurso reconociendo el papel histórico que ha tenido la mujer y la relevancia que tiene su lucha desde las raíces por participar en la construcción de una sociedad con igualdad frente al hombre. En este contexto, los gobiernos de Naciones Unidas han trazado metas y objetivos que promueven la participación de ellas en ámbitos sociales, políticos y económicos, entre otros. Algunos países contrastan en sus avances.

México es un país que constantemente presume su compromiso con las mujeres y, como buena narrativa social, cumple su objetivo político innato de satisfacer algunos deseos populistas, sin embargo, el problema de esta narrativa se encuentra su construcción llana y engañosa. La idea de la igualdad de género y el respeto a los derechos de la mujer trae consigo una posibilidad de cambio a nivel colectivo e individual, no obstante los hacedores de política de nuestro país han transformado este movimiento en una trampa narrativa que mistifica y desvalora una realidad mucho más compleja.

A cien días de gobierno, la auto-proclamada Cuarta Transformación dejó entre dicho que no será diferente a las administraciones anteriores en cuanto a materia de género. La valorización femenina y su empoderamiento no figuran en la agenda política. Paradójicamente, la 4T trajo acontecimientos históricos para la lucha en contra de la subordinación femenina: Por primera vez en la política mexicana hay un gabinete presidencial con paridad de género compuesto por 8 mujeres y 9 hombres. Otro hito fue el triunfo de la primera jefa de gobierno (electa) de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien también integró a su equipo a un gran número de mujeres. Ahora, después de cien días, ¿qué más se puede decir al respecto? Quizás que la 4T solo se colgó una medalla sin ningún mérito, mucho menos un logro. Así, por encima.

En las últimas semanas hemos sido testigos de una serie de acciones de carácter federal que van en dirección opuesta al movimiento feminista. Una de ellas es la suspensión de la convocatoria para la asignación de subsidios a la prestación de servicios de refugio para mujeres, sus hijas e hijos que viven en violencia extrema y, en su caso, a sus centros de atención externa, dejando a más de 20 mil mujeres desamparadas y sin ninguna protección. Es inviable si quiera, dar el beneficio de la duda a esta medida en un país que para el 2017 alcanzó la tasa más alta de asesinatos de mujeres en los últimos 40 años. Visibilizar los feminicidios no es suficiente para detenerlos, se tienen que crear, procurar e incluso modificar programas para garantizar la integridad y el bienestar de cada una de ellas.

Otro golpe gravísimo a la vida de las mujeres fue el recorte de presupuesto destinado al programa de estancias infantiles. Si de por sí, la falta de condiciones de flexibilidad y seguridad laboral genera una exclusión de género en el mercado laboral, el tiempo destinado a las labores domésticas, como el cuidado de los hijos, impide una movilidad social en aquellos hogares donde toda la carga de este trabajo se distribuye de manera desigual sobre las mujeres.

Las mujeres son uno de los tantos grupos vulnerables que existen en México y cuya política social debería estar enfocada, sin embargo, algunos programas como el de "Jóvenes Construyendo el Futuro", que propone dar solución al problema de los ninis (de los cuales 3 de cada 4 son mujeres), no reparan en construir estrategias con perspectiva de género y ponen en peligro el alcance de los objetivos propuestos, con riesgo de dar continuidad al problema que viven las mujeres.

La esperanza de una 4T que ponga en el centro a las mujeres no parece estar en los planes del nuevo gobierno federal. Los avances en su representación política carecen de un verdadero radio de influencia y de propuestas para disminuir las brechas de género. No basta solamente atender la redistribución económica entre hombres y mujeres puesto que las raíces del problema son también de carácter cultural y social. Es necesario que en un país de desigualdades como el nuestro, se diseñen e implementen políticas y capacidades institucionales que tengan un impacto real en la transformación de sus vidas.


Fuente: La razón


Nota del autor: El escrito lo motivó la consciencia y reflexión a la injusticia social de la que son víctimas las mujeres, nunca se presentó como propósito la apropiación del movimiento feminista, más bien se debe considerar a este trabajo como una aportación a su lucha desde mi condición como hombre. Hoy justifico mi convicción por construir una sociedad más justa para las mujeres con este texto, el resto de los días con mis acciones.