El FMI ajusta a la baja su pronóstico de crecimiento económico para México.

El organismo internacional redujo sus perspectivas económicas sobre México para este 2019 debido principalmente a los bajos niveles de inversión privada y al contexto global de desaceleración económica en el que se encuentra. Las principales economías del mundo también se alinean a la baja.

Azael J. Mateo Mendoza
23 de enero del 2019

El Fondo Monetario Internacional ajustó a la baja su pronóstico del 2.5% que había realizado anteriormente sobre el crecimiento de la economía mexicana para situarlo ahora en un nuevo nivel del 2.1% durante el cierre del 2019. Esta reducción del 0.4% se debe principalmente a los bajos flujos de inversión privada y al contexto global desfavorable en el que se encuentra la economía nacional. No obstante esta advertencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ratificado el nivel de crecimiento del 2.0% que previó dentro de los Criterios de Política Económica 2019. Si bien, la economía nacional no puede escapar de su contexto global inmediato por más medidas que tome, sí puede diseñar políticas económicas de corto y mediano plazo que impulsen su economía local, sin embargo, las medidas que se han tomado hasta ahora son muy poco alentadoras.

El impulso al alza del que se había gozado en los últimos años comienza a disminuir en las principales economías del mundo. Dentro de la OCDE destacan los Estados Unidos y Alemania, donde ya se han confirmado los “signos provisionales” de una desaceleración por medio de un indicador económico que realiza el mismo organismo. En China las relaciones comerciales tensas con Estados Unidos han repercutido negativamente sobre sus indicadores económicos mientras que en la Zona Europea también hay preocupaciones sobre la economía italiana y los disturbios en Francia que toman cada vez más fuerza. Las principales economías de la región latinoamericana y del caribe también se encuentran circunscritas en este espectro desfavorable debido las crisis de Argentina, Venezuela y Colombia, que arrastran al resto de la región. Aunque las perspectivas globales apunten a una “desaceleración”, más no una “crisis”, la dimensión de la caída es significativamente importante y el impacto que tendrá sobre la población mundial también lo será.