Caña de azúcar, maíz grano blanco y grano amarillo, jitomate, naranja y plátano; entre los cultivos de mayor producción en el país.

La superficie agrícola total del país es de 110 millones de hectáreas: el 29.4% corresponde a superficie agrícola destinada a la producción y el 70.6% restante sirve de alimento para el ganado.

Azael J. Mateo Mendoza
26 de julio del 2018

De acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) elaborada por INEGI que comprendió el año agrícola que va de octubre de 2016 a septiembre de 2017 (otoño-invierno y primavera-verano), la superficie agrícola total del país es de 110 millones de hectáreas (ha): el 29.4% corresponde a superficie agrícola destinada a la producción y el 70.6% restante se destina a agostaderos, enmontadas y otros tipos de superficies que sirven de alimento para el ganado.

De las 32.4 millones de ha de superficie agrícola, el 20.3% es de riego y el 79.7% depende del agua de lluvia para su desarrollo. La encuesta también reveló que 2 de cada 3 productores agrícolas siguen prefiriendo los fertilizantes químicos sobre el uso de abonos naturales.

Dentro de los 34 productos agropecuarios con representatividad nacional la caña de azúcar, el maíz grano blanco y amarillo, el jitomate, la naranja, el trigo grano y el plátano representa los principales cultivos producidos en el país. Existen otros 8 productos con representatividad solo para algunas entidades federativas aunque sin representatividad nacional: el pino en Jalisco, Michoacán, Durango, Chihuahua y Oaxaca; la resina en Michoacán; la guayaba en Michoacán, Aguascalientes y Sinaloa; la piña en Veracruz y Oaxaca, el agave tequilero en Jalisco y Guanajuato; el esparrago en Guanajuato, Sonora y Baja California Sur; la nuez en Chihuahua, Coahuila y Nuevo León; y el maguey mezcalero en Oaxaca.

De la producción total que obtienen los agricultores 83% se destina a la venta, 16% es para el autoconsumo y solo poco más de 1% son pérdidas por merma, ya sea por mala conservación, problemas en el traslado, u otras causas. En cuanto al autoconsumo, la mayor parte se emplea para consumo del ganado y en menores cantidades para el consumo familiar o para la conservación de semillas para seguir sembrando.

Del 80% de la producción agrícola vendida poco más de la mitad se hace a través de intermediarios, una cuarta parte logra hacer el trato directamente con el consumidor, una décima parte se efectúa por medio de una empacadora o procesadora y el resto a través de diferentes medios. Cabe destacar que apenas el 0.1% de las unidades agrícolas producidas para la venta se exportan a otros países.

Apuestan por el factor tecnológico para impulsar la producción de bovinos.

Para 2017 se aumentó en hasta 10 puntos porcentuales la tecnología de bovinos empleada para incrementar la cantidad y mejorar la calidad de producción, diferencia significativa en comparación a la Encuesta Nacional Agropecuaria que se llevó a cabo en 2014 y a la ENA 2012. Del total de las actividades ganaderas, el 29.5% se dedicó a la cría y a la explotación de bovinos.

Desigualdad laboral y jornadas excesivas: inmutables con el tiempo.

Son muchos los trabajadores con contrato por jornada, por corto tiempo o por largo plazo que no reciben un pago adecuado debido a la pésima estructura de los salarios correspondientes a las actividades agropecuarias y forestales. La desigualdad entre hombres y mujeres también se intensifica en ese sector: solo 3 de cada 10 mujeres que trabajan en el campo reciben una remuneración económica, en contraste con los hombres quienes 6 de cada 10 que realizan actividades agrícolas, ganaderas y forestales reciben un pago.

Los hogares rurales cada vez se incorporan más a las actividades productoras agrícolas y ganaderas debido a la incapacidad de una movilidad social generacional, 1 de cada 5 productor es hablante de la lengua indígena.

Cada vez son menos los productores a quienes se les otorga un financiamiento, en el 2014 el porcentaje de productores que obtuvo un crédito fue de 10.4% mientras que para el 2017 fue menos del 10%. El destino de la deuda adquirida se dirigió para la compra de materia prima y solo el 19% se gastó en capital de inversión al proceso productivo.

Una de las problemáticas que más aqueja al campo y a la ganadería son los fenómenos climáticos, en donde el 74.7% de las unidades de producción reportan pérdidas, siendo los más comunes las sequías que representan casi la mitad de las causas con 45%; los fenómenos naturales relacionados con viento afectan al 31.9%, mientras que el exceso de humedad afecta al 25.8 por ciento.