¿Que podemos esperar con López Obrador como presidente?

Como impactara la politica del nuevo gobierno mexicano a la macroeconomia del país

Marco Solano
2 de Julio del 2018 

Las elecciones que se acaban de llevar a cabo son, bajo muchos sentidos, las más importantes que se han llevado a cabo en la historia reciente de México. Andrés Manuel López Obrador tuvo que esperar doce años para poder alcanzar la presidencia. Doce años en los cuales México ha cambiado al igual que el panorama internacional y en los que, más que nunca, la población mexicana cambió en búsqueda de una solución a los problemas políticos y sociales que viven día con día.

Aún es demasiado pronto para intentar hacer un análisis de lo que nos espera para los próximos seis años pero, basándonos en las propuestas que dio durante tres procesos electorales, podemos hacer una superficial estimación acerca del cómo evolucionará la economía mexicana, principalmente a nivel macroeconómico con el fundador de MORENA como presidente nacional.

La principal propuesta de López Obrador, es el combate a la corrupción para hacer más eficiente el gasto público. En este sentido, AMLO plantea una reinvención del proceso de distribución de los recursos públicos, ya sea en cómo se distribuye así como en cuánto. Lo que Obrador propone es un plan de austeridad en el cual se recorten los gastos menos necesarios del gobierno y los salarios de los funcionarios que más dinero reciben, además de la recuperación de recursos que se veían perdidos por actos de corrupción. Así, el gobierno de López Obrador tendría el dinero necesarios para impulsar los sectores menos protegidos de la sociedad.

Aquí es donde se observa el primer problema que se le puede atribuir a la idea de nación que tiene el oriundo de Macuspana, Tabasco, pues si bien promete no incrementar ni formar impuestos y mantener una política austera hacia el mismo gasto gubernamental, muchas otras de sus propuestas van encaminadas hacia la dirección contraria, como aumentar el apoyo que se le brinda a sectores poblacionales como estudiantes, discapacitados y gente de la tercera edad, disminuir el precio de productos clave como los energéticos, crear nuevas refinerías y aumentar el salario a policías, doctores y maestros.

Todo esto nos deja, entonces, con la deuda o la impresión de dinero como únicos medios de financiamiento, lo cual impactaría directamente en variables como el tipo de cambio o la inflación. De estas dos, la inflación es la que puede verse mayormente afectada ya que las políticas implementadas impulsarían la demanda en un corto plazo, misma que no puede verse igualada a la oferta del mercado nacional. Esto, de llegarse a descontrolar, terminaría por incrementar las importaciones y forzando a un incremento del tipo de cambio.

Por otra parte, Andrés Manuel mostro una postura a favor del consumo de bienes nacionales, impulsando la producción del campo y las vías de comunicación, lo que podría traducirse en un incremento en el PIB, ya sea por la disminución de los costos de transporte o por el incremento de la producción del campo, lo cual impulsa directamente la producción de todos los demás sectores más industrializados.

En cuanto al desempleo, Obrador propone la formación de 400 mil empleos en ejidos, así como el impulso a la educación pública hasta nivel superior y asegurarle a cada mexicano la posibilidad de estudiar y conseguir empleo al terminar la carrera. Estas políticas, que de llevarse a cabo correctamente podrían disminuir el desempleo de una forma natural y generar un incremento en los salarios de los trabajadores al incrementar los niveles de capacitación de los mismos y aumentar la eficiencia del trabajo mexicano. Además, en un mediano o largo plazo se podría llevar a cabo la formación de un sector de innovación fuerte con el que actualmente no cuneta México, lo que impulsaría el desarrollo tecnológico nacional.

Sin embargo, esto, de nuevo, desentona con la propuesta de austeridad que se tiene pues, cuanto menos, se tendrá que llevar a cabo la formación de nuevos centros de estudio de todos los niveles para asegurar que cada mexicano tenga un lugar en el sistema educativo, además de incrementar el monto presupuestado hacia universidades publicas si no se desea generar un colapso en estas con la eliminación de los exámenes de admisión.

El sector internacional es un poco más complicado de analizar puesto que, si bien Obrador ha hecho públicas sus ideas acerca del TLCAN y la relación que planea generar con Estados Unidos y otras economías, lo cierto es que habrá que esperar a ver qué tanta fuerza tiene el nuevo gobierno para seguir estos ideales y mantener unas relaciones internacionales estables. Por lo pronto, se tiene que considerar el aspecto más proteccionista que presentará el nuevo presidente pero que, a su vez, no amenaza con terminar las relaciones que se tienen con otros países como lo ha hecho el nuevo proteccionismo de Estados Unidos.

Como se dijo, estas elecciones pueden marcar el inicio de un nuevo México que, con un crecimiento inclusivo como bandera, logre un desarrollo económico sano y estable del cual todos sean participen y todos se vean beneficiados.

Si bien hay mucho que cambiar, mucho que arreglar y muchas promesas de cambio, lo único que es cierto es que López Obrador logró en una noche lo que tanto el PAN como el PRI habían fracasado en lustros: recobrar la confianza de la población en el gobierno y en la democracia.

No podemos saber si de verdad Obrador y sus circundantes serán la respuesta a los problemas que tiene México, ni si las políticas que se implementaran por el nuevo gobierno son las que nuestro país necesita, pero esta vez, solo tal vez, gobierno y ciudadanía estén vinculados hacia la búsqueda de ese desarrollo que tantos años se ha prometido y que tanto necesitamos los mexicanos.