Post segundo debate presidencia

Entre pocas propuestas sensatas, sucesos curiosos y preguntas incomodas es que se llevo a cabo el segundo debate presidencial. Ahora hay que hacer el recuento de lo más destacado

Marco Solano
21 de Mayo de 2018 

El segundo debate presidencial ha pasado y ahora es tiempo de analizar lo que cada uno de los candidatos mostró en el camino a la presidencia de México.

El debate, que tuvo como temática el país, su política y relación con el exterior, comenzó cuestionando lo que los cuatro debatientes harían con respeto a las políticas comerciales con el exterior. En este sentido López Obrador considera una política interna que impulse el mercado nacional como respuesta a los conflictos que tiene el país con el vecino del norte. Respecto a Donald Trump, afirmó que habría a hacerlo entrar en razón con autoridad y soberanía, y que quería una relación de amistad con el gobierno Estados Unidos.

Por su parte, tanto Ricardo Anaya como Antonio Meade expresaron sus planes de evitar que Trump denigre a los mexicanos, el primero por medio de diversificar y replantear las relaciones que México tiene con su homólogo de las barras y las estrellas, y el segundo dando a entender que el trato que se ha tenido para con el presidente de Estados Unidos ha dado resultados pero se deben formar aduanas impenetrables. El candidato independiente “El Bronco”, planea el enfocarse no solo en el norte, sino también en el sur de América, al fortalecer las relaciones que se tiene con los países latinos.

Posteriormente a los candidatos se les cuestionó, entre otros temas, su postura hacia el salario mínimo, a lo cual todos respondieron estar de acuerdo, pero bajo posturas diferentes. Anaya propuso el subir el salario mínimo a $100 y duplicarlo en un futuro. El Bronco, por su parte, propuso el apoyar el campo y a los sectores menos favorecidos disminuyendo los impuestos, además de eliminar el salario mínimo. Meade propuso llevar inversión al sur del país para aumentar los empleos y AMLO solo dio su postura a favor.

Más adelante en el debate, hablando sobre inseguridad, leyes migratorias y drogas, lo que cada uno considera necesario es el fortalecer las leyes aduaneras para evitar la entrada de armas al país, como propusieron El Bronco y Meade, además combatir la corrupción, como lo ha señalado Obrador en repetidas ocasiones, e impulsar el deporte y la cultura como lo dijo Anaya.

Por último, en el tema de política migratoria, los cuatro candidatos se dijeron enfocados en el proteger a los mexicanos que viven en el extranjero por medio de colaboraciones con los demás países. Con respecto a los inmigrantes, todos buscarán el mejorar las condiciones inhumanas de quienes pasen por nuestro país y solo El Bronco dio una propuesta diferente al querer hacer del sur de México un nuevo destino llamativo para los que provengan de países del sur.

Al final el debate terminó por desviarse de lo que debió ser. Tanto Anaya como López Obrador siguieron con su política de desprestigio y Meade comenzó a tomar ventaja al seguir dando respuestas sólidas. El Bronco terminó por ser, al igual que los civiles, un observador más de lo que ocurría.

El formato tampoco terminó por ayudar demasiado. Los moderadores tomaron un papel protagónico y no se esforzaron en obtener respuestas a sus preguntas. Los invitados fueron poco útiles, pues al tener pre elaboradas las preguntas que harían, y estas ser marcadas por los mismos moderadores, actuaron más como un adorno. Además, la libertad de movimiento que tenían los candidatos, si bien hizo del debate algo más ameno de ver, terminó por generar situaciones que cortaron la fluidez que hasta ese momento se había tenido.


Sin embargo, este fue un debate digno de ver. Cada candidato nos mostró más acerca del cómo piensa y actúa, así como de los temas que los ponen en aprietos. Esta vez vimos a un Anaya menos preparado, más agresivo y que intentaba zafarse de las preguntas alabando a terceros o atacando a la competencia; AMLO sigue desviando las preguntas que se le hacían en lugar de intentar dar respuestas sensatas; el Bronco fue una sorpresa, con propuestas extremas como el expropiar BANAMEX o eliminar el salario mínimo, pero sin cortar manos en el proceso, y Meade se mantuvo al margen del conflicto, buscando convencer a la mayor cantidad de votantes posible de que no es una propuesta tan mala como la que se le consideraba hasta ahora.