México y la Unión Europea en búsqueda de mantener una sólida alianza

El pasado sábado 21 de abril, México y La Unión Europea llegaron a un acuerdo para formar un nuevo tratado que modernice al ya existente desde el año 2000

Marco Solano
23 de Abril de 2018 

Desde la llegada del nuevo siglo México y la Unión Europea se han convertido en socios comerciales gracias al Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, el cual dio como resultado el llamado TLCUEM. Esta alianza vincula a los integrantes en una cooperación bilateral no solo comercial, sino también político-social, la cual respeta las condiciones existentes en cada país integrante.

Sin embargo, dicho acuerdo ha quedado obsoleto y tanto el país americano como los europeos han estado en búsqueda de generar un nuevo tratado, que se acerque más a las nuevas condiciones que se tienen a casi veinte años de la entrada en vigor del primero.

El acuerdo que nació el siglo pasado abordó, entre otros puntos, preferencias aduaneras entre los pertenecientes, el establecimiento de diálogos políticos no intervencionistas y normas comerciales que sean favorables en ambas direcciones. Además, el tratado tuvo la característica de reconocer las diferencias económicas existentes y actuó con un trato preferencial hacia nuestro país. El nuevo pacto, que se puede considerar como la modernización del ya existente, se plantea bajo las mismas directrices.

Así, en un contexto en el que los conflictos internacionales ponen en entredicho la cooperación entre países, es donde México reitera, una vez más, su postura a favor de la globalización. Esta vez en miras de incrementar su relación con la Unión Europea por medio de la formación de un nuevo tratado comercial con esta.

Las pláticas, que comenzaron a mediados del 2016 y que dieron frutos apenas hace unos días, tenían como objetivo el buscar un convenio comercial que beneficie al mercado nacional y las industrias clave del mismo. En este sentido, los resultados se dieron alrededor de los sectores comerciales que se encuentran más presentes en el comercio entre los involucrados.

El sector agropecuario tiene y tendrán un papel fundamental en las negociaciones, pues lo que se busca es que los productos de este sector se encuentren más protegidos en el mercado internacional. Se planea establecer normativas a favor de marcas de origen, así como la formación de procedimientos homogéneos para la producción en este sector. Así, productos como el queso manchego mexicano tendrán que cambiar de nombre ya que, de menos en este caso, la Unión Europea considera al queso manchego únicamente como el formado en España. En cambio, productos como el tequila se verán beneficiados de estos cambios, pues se establecerán mayores regulaciones para proteger el producto mexicano como en único producto con dicho nombre.

Las negociaciones apenas han comenzado, y aunque ya se sabe por dónde estaba encaminadas, el principal beneficio que obtiene México de todo esto es el de mandar un mensaje al vecino del norte, de que seguimos en búsqueda de ampliar nuestros mercados; que estamos a favor de formar pactos y acuerdos con los demás países, pero que de no lograrse estos, siempre se tendrán otras opciones en cuenta para generar un mercado interno más fuerte tanto para dentro del país como para el exterior.

Ahora hace falta esperar a ver que más sectores se ven afectados y cómo es que este nuevo acuerdo cambia nuestra relación con Europa, pero lo que queda claro es que, de darse un trato equitativo, en el que los integrantes obtengan beneficios de este, México se encontrara en una postura llamativa a la inversión tanto nacional como extranjera, con libre paso hacia dos de los mercados mas grandes del mundo.