La necesidad de invertir en la agricultura para un mejor futuro

Es necesario generar un desarrollo económico que vaya dirigido hacia aumentar la capacidad productiva de productos agrícolas a nivel mundial

Marco Solano
18 de junio del 2018 

Ya sea por un crecimiento de la población a nivel mundial, por un aumento en el nivel de vida de países en desarrollo o simplemente por la disminución de hectáreas destinadas para la actividad agrícola, año con año la producción global de alimentos necesaria para dar de comer a todas las personas incrementa más que la producción que realmente se obtiene.

Esto es un problema en más de un sentido, pues al mismo tiempo, la importancia que le dan los gobiernos al sector agrícola disminuye al incrementar el sector industrial y financiero, mismos que se considera tienen mayor impacto en el desarrollo de la economía. Esto genera que los medios de producción, principalmente el capital y el trabajo, se vean dirigidos a otras actividades que si bien son productivas, no suplen la necesidad básica de la población de alimentarse. Tanto los productores como los trabajadores se desplazan a mercados industriales en búsqueda de mayores ganancias, así como de condiciones más estables en lo que respecta producción/empleo

Pese a esto, según estimaciones generadas en el año 2017 por parte del Foro Económico Mundial, con el crecimiento poblacional que se tiene actualmente, para el año 2050, en el mundo se tendrá que dar de comer a casi 10 millones de bocas, lo que implica una producción anual que incremente lo suficiente para alimentar a 80 millones de personas cada año. Esto significa un incremento en la demanda de alimentos, sumada a la disminución de las capacidades productivas del sector agrícola, lo que puede significar un desabasto alimenticio a nivel global en un futuro no muy lejano.

Sin embargo, el campo tiene por sí mismo una gran capacidad de desarrollo para evitar estos problemas en un corto plazo. La innovación tecnológica tiene en este sector un impacto de mucha relevancia, pues el desarrollo de nuevas tecnologías puede influir directamente en los ciclos productivos y la productividad media, así como controlar los factores externos que disminuyan los beneficios que se obtienen del campo como el cambio climático, plagas o desastres naturales, permitiéndole a los involucrados en la producción de productos agrícolas la obtención de no solo mayores ganancias, sino de ganancias niveles de producción más estables, que no se vean modificados por factores externos de poco control.

Así, un incremento en la inversión en el campo podría, de hecho, terminar generando mayores beneficios que en otros mercados que se encuentran en condiciones de mayor competitividad y que, por ende, tienen menores rangos de desarrollo potencial. Además, estos mismos beneficios se desplazarían a la sociedad con un efecto multiplicador, ya que no solo se contaría con una mayor cantidad de alimentos para disminuir la pobreza alimentaria de la sociedad sino que al tener una sociedad más y mejor alimentada, los niveles de productividad y de aprovechamiento escolar se incrementaras al no tener la problemática del hambre.

Es por esto que los gobiernos no debe desatender el campo aunque se considere al mismo como un medio poco productivo, pues es el responsable de generar los productos básicos de sustento de la población, además de que, por esta misma razón, el campo tiene la capacidad de vincular su desarrollo con el de otros sectores más industrializados e impulsar el crecimiento de toda la economía desde este.

Para concluir, debemos analizar la participación pública que se tiene en este sector, pues si bien es deseable que el Estado impulse el desarrollo del mismo, en la práctica los programas que se han generado por el Gobierno Federal en búsqueda de este fin han sido poco efectivos. Apoyos monetarios o en especie no son suficientes para levantar un retrasado sector agrícola, hace falta que tanto empresarios como trabajadores estén dispuestos a buscar este desarrollo con apoyo estatal o sin él, pues de lo contrario, cualquier tipo de programa a favor del campo terminara por generar pocos cambios reales en la forma de cómo se siembra y cosecha en México.